Enigmas y Misterios de la Imagen de La Candelaria

La imagen de la Virgen de La Candelaria, Santa Patrona de la ciudad de Mayagüez, la cual llevó inicialmente su nombre, fue hallada hace más de seiscientos años al atardecer de un buen día en las Islas Canarias, erguida sobre una roca en la playa sureña del barranco de Chimisay, en Tenerife, y desde entonces ha estado siempre aureolada por los más interesantes enigmas y misterios.

 

Se desconoce la fecha exacta de su aparición, pues diversas fuentes han dicho que fue en 1302, 1320, 1393 o en 1401 y en otras fechas, e inexplicablemente, hay casi un siglo entre ellas.

 

Se desconoce su procedencia, aunque hay las más variadas e imaginativas teorías , todas muy interesantes pero sin mucho fundamento, que van desde suponer que se salvó de un naufragio del que nunca hubo noticias, hasta integrarla, como elemento auxiliar de evangelización, en un supuesto y desconocido proyecto de los caballeros de la Orden del Temple para cristianizar a los guanches y conquistar las Islas, en el que supuestamente participó un ermitaño franciscano de quien no se sabe nada más y de quien se elucubra que habitó en la cueva hoy conocida como de San Blas, en donde se presume que protegía y veneraba la imagen.

 

Se ignora quién la talló y quién la dejó abandonada en aquellas playas, aunque en tiempos recientes se ha especulado, quizás algo festinadamente, que fuese una virgen de los Templarios.

 

Imagen de la Virgen de la Candelaria, Catedral de MayagüezImagen de la Virgen de la Candelaria, Catedral de MayagüezSe ignora cómo una talla gótica representando a una virgen vestida de Sol, de tez blanca, con hermosas rosas en las mejillas y rubia como la virgen del Pino, que es la patrona de la diócesis canariense se transformó en la talla de una virgen morena y renacentista.

 

Se ha atribuido el posterior amorenamiento de la tez de la imagen a la incesante acción del tiempo, al paso de muchos siglos, al deterioro de la composición química de las pinturas, barnices, lacas o pigmentos utilizados en la confección y aderezo de la imagen debida al efecto de los rayos ultravioletas y al humo continuo de las teas resinosas o hachos con que los guanches alumbraban sus cuevas-templos, y luego al humo de los cirios con que los cristianos iluminaron durante otros tantos siglos la venerada imagen en su santuario.

 

Se ignora su actual paradero, pues este ha sido objeto de las más bizantinas elucubraciones que van desde presumir que desapareció de su santuario en una desafortunada riada o aluvión que lo arrasó el 7 de noviembre de 1826 y se la llevó al mar, donde desapareció perdiéndose para siempre, (En dicha riada perecieron 261 personas y 1080 cabezas de ganado. Se destruyeron 344 casas, 16 puentes, tres castillos y tres templos), hasta decir que la imagen original es la que aún hoy es venerada con gran celo y discreción en la ermita de Santa Úrsula de la villa de Adeje, en la parte suroccidental de Tenerife a unos 90 Kms. de Santa Cruz.

 

En apoyo de esta hipótesis se aduce que la imagen había sido prestada antes al Marqués de Adeje y Conde de La Gomera, Patrono General de la Provincia de La Candelaria para que algún escultor le hiciera una copia de ella y que esta fue la que devolvió, y no la imagen original, por lo que, según esto, lo que la riada de 1826 se llevó al mar fue la copia.

 

(Adeje fue uno de los menceyatos pre-hispánicos más importantes de toda la isla. Allí vivió el gran Tinerfe, quien tuvo autoridad sobre toda la isla. Este se lo concedió a su hijo Abitocarpe. Su barranco del infierno, una gran sima de 300 metros de profundidad horadada por un pequeño arroyo que desemboca en playas de arenas volcánicas donde abunda el pino canario, el retamar, los cardonales y tabaibales forma parte de las rutas funerarias de los guanches).

 

Ciertamente su mayor y más fascinante enigma surge de todo cuanto tenía escrito en las orlas de su vestido, que aún hoy no ha podido ser descifrado.

 

De la imagen que está en la Ermita de Adeje tampoco se sabe quién la hizo, ni la fecha en que fue tallada, y se cree que fue realizada a la vista de la talla original, aunque hay quien piensa que es ella misma la original.

 

El color de sus encarnaciones y los aspectos legendarios y tradicionales que rodearon en Tenerife a la imagen original de la virgen de La Candelaria parecen delatar una probable filiación templaria, pues son célebres los santuarios templarios de las vírgenes negras de Melque, Novés y Ronda, y el de la Mare de Deu dels Angels en la Horta de Sant Joan. Es por eso que se ha dicho que la virgen de La Candelaria es la última virgen “morena” de Occidente.

 

Las oscuras encarnaciones de las imágenes de las vírgenes templarias han sido atribuidas a una presunta intención de la Orden del Temple de facilitar con ellas la conversión de pueblos y etnias de tez oscura en el Mediano Oriente y África, hasta donde llegaban los buque templarios, pues a pesar de la rígida e intransigente ortodoxia estrictamente promovida por la cristiandad, eran verdaderamente intensas las relaciones de los templarios con los místicos del grupo iniciático musulmán de los Hermanos Árabes de la Pureza, de gran sabiduría sufí y de profunda espiritualidad.

 

La Virgen de la Candelaria en Tenerife en su trono procesional de plata repujadaLa Virgen de la Candelaria en Tenerife en su trono procesional de plata repujadaConsecuentemente se ha sugerido la posibilidad de que la imagen original fuese traída a Tenerife por monjes templarios y confiada a los aborígenes para la fecha de la disolución de la Orden del Temple en 1312. ( El 18 de marzo de 1314 fue finalmente ajusticiado ante la catedral de Notre Dame en París el Gran Maestre de la Orden del Temple, Jacobo de Molay. Esto representó el fin definitivo de la Orden en Francia).

 

En otros reinos ocurrió algo similar, aunque todo fue menos definitivo. Apenas tres años después del ajusticiamiento en París del Gran Maestre del Temple, en 1314, el Rey don Jaime II de Aragón (1291-1327) creó en sus reinos la Orden de Montesa para que esta recibiese los bienes, los castillos de los templarios y hasta a los mismísimos caballeros de la Orden del Temple.

 

También se ha especulado que la imagen pudo haber sido traída ocho décadas después, entre 1391 y 1392, por esos mismos monjes caballeros de la Orden de Montesa o por los frailes de San Buenaventura, de la isla de Fuerteventura (Entre 1425-1450), o por Fray Alonso de Bolaños (Entre 1455-1478) y ciertamente antes de la conquista de Tenerife, la cual ocurrió a finales del siglo XV.

 

Estas especulaciones, la cuales no pasan de ser meras hipótesis, se ven apoyadas en el hecho de que los caballeros templarios habían poseído en el Mediterráneo una gran flota naval, que rivalizaba con la veneciana, con la cual establecieron un monopolio de transportes entre Europa y el Oriente Medio y por el hecho de que el primer conquistador de las Islas Canarias fuera el caballero neo-templario normando Jean IV de Bethencourt, quien partió a la conquista precisamente desde el antiguo puerto secreto utilizado por los templarios en La Rochelle, Francia. Según esto, el remoto oratorio canario guardaría en las misteriosas y enigmáticas inscripciones que aparecen en las orlas de las vestiduras de la imagen de la virgen de la Candelaria las claves del ideal sinárquico universal de los secretos templarios y los tesoros materiales y espirituales de los templarios que habían sido puestos a salvo justo antes de la abolición de la Orden, el ajusticiamiento de sus jefes y el desbande general de sus caballeros. Es de interés notar que las imágenes de la Virgen del Pino y del Santo Cristo de La Laguna en las mismas Islas Canarias muestran también enigmáticas inscripciones.

 

Las tallas o representaciones de las imágenes de la virgen de la Candelaria en la Ermita de Santa Úrsula en Adeje y en la Basílica-Santuario de La Candelaria llevan en las pretinas, bocamangas y orlas de sus respectivas vestimentas unas misteriosas y enigmáticas letras, las cuales son habituales en las tallas góticas, pero el significado de estas nunca ha podido ser definitivamente descifrado. Veamos:

 

En la pretina dorada del cuello del traje de la imagen hay unas letras coloradas escritas que leen así: “ETIEPESEPMERI”.

 

En la orla o fimbria inferior de su ropaje tiene las siguientes letras: “EAFM*IRENINI*FMEAREI”.

 

En la dorada bocamanga de la mano izquierda tiene unas letras coloradas que leen así: “LPVRINENIPEPNEFANT”.

 

Esas letras bien podrían corresponder a las iniciales de alguna oración o letanía, o quizás constituyen un mensaje codificado y secreto de los Templarios que aún no ha podido ser efectivamente descifrado.

 

En la cinta azul que ciñe la ropa a modo de cinturón por debajo de los pechos hay unas letras en oro que leen así: “NARMPRLMOTARE”.

 

El mitólogo Rudolf Otto, eminente exponente de la precisa erudición de la más alta calidad imperante en el Círculo de Eranos, centro de estudios teosóficos y mitológicos desarrollado en Suiza en la primera mitad del Siglo XX en el cual participaron Carl Jung y Krishnamurti, indicó que los sacerdotes al cuidado de la imagen le sugirieron que esas letras podían constituir iniciales y que quizás correspondían a: Non Alta Regum Mundi Palatio Requiro. Litora Malo Oceani Tenerifica Abitare Reliquens Excelsa.

 

En la orla de oro bruñido que tiene el manto hay una serie de letras latinas coloradas y antiguas que leen así: “OLM*INRANFR*TAEBNPEM*REVEN*NVINAPIMLIFINIPI*NIPIAN”.

 

Las letras de la orla de la mano izquierda leen así: “APVIMFRI*PIVNIAN*NTRHN”.

 

Por lo bajo de la orla del manto, en su parte trasera hay unas letras que leen así: “NBIMEI*ANNEIPERFMIVIFVE”.

 

La Virgen de la Candelaria en TenerifeLa Virgen de la Candelaria en TenerifeEsas letras fueron copiadas y descritas por Fray Alonso de Espinosa en 1504, pero, inexplicablemente, dicha descripción no coincide del todo con las letras que hoy llevan las orlas y cintas de la vestimenta de la imagen de Adeje que, aun a pesar de ello es tenida como la mejor facsímil de la talla original y con probabilidades de que, en efecto, resulte ser ella misma dicha talla original. De hecho, la realidad es que hay cinco versiones distintas de dichas inscripciones, las cuales han sido atribuidas a posibles causas, como errores de transcripción, de los manuscritos en los que originalmente fueron descritas y a posteriores erratas de imprenta.

 

En 1633 se hizo un estudio inicial de dichas inscripciones intentando descifrarlas. Ese estudio ofreciendo una interpretación latina fue enviado a los Jesuitas del Colegio de Alcalá de Henares quienes, a su vez consultaron al arqueólogo y sacerdote jesuita alemán Padre Atanasio Kircher, (1602-1680), eminente y erudito políglota residente del Colegio Romano, de quien se dice que aprobó dicha interpretación.

 

Athanasius Kircher fue un hombre del Renacimiento. Arqueólogo y criptógrafo de gran erudición y espíritu enciclopédico, fue uno de los científicos más importantes de la época barroca. Se estableció en Roma en 1635. Experto en lenguas clásicas, aprendió griego y hebreo a la perfección. Se destacó por su estudio sobre la lengua Copta. Fundó el Musaeum Kircheriarum y desarrolló una poligrafía, que era una especie de tabla taquigráfica basada en el latín, pero aplicable a cualquier lengua, cuyo objetivo final era encontrar los vestigios de una lengua madre universal que permitiese una representación total de la realidad oculta para permitirnos conocer la gramática de la armonía del mundo. Preparó una extraordinaria tabla luliana sobre las bases de los contactos sufíes.

 

Desafortunadamente, todos los archivos de la Compañía de Jesús en España antes de su expulsión por orden de Carlos III fueron requisados por la Corona y los antiguos archivos de las diversas casas de la Compañía quedaron dispersos. El archivo del Colegio Romano donde vivió el Padre Kircher fue incautado un siglo más tarde por el Estado Italiano cuando la unificación italiana bajo la real casa de Saboya y se supone que los papeles reflejando el intento de descifrar las inscripciones en cuestión podrían aún estar traspapelados en el Fondo Jesuítico del Archivum Romanum Societatis Iesu, en la Curia Generalicia Jesuita de Roma.

 

Como no parece probable que vayan a aparecer muy pronto esos documentos que llevan siglos extraviados, bien pudiera ser que los misterios de la imagen persistan como tales hasta el fin de los tiempos.

 

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