Plaza de Colón
Ejemplo representativo de las antiguas plazas que se construían al fundar un pueblo. El lugar para la construcción de la Plaza de la Ciudad de Mayagüez fue designado alrededor de 1760 según el arreglo de “Las Leyes de las Indias” promulgadas por Felipe II en 1573. Esta fue la reglamentación urbanística que influenció el desarrollo de las formas urbanas en Puerto Rico y el resto de la América Hispana. Presenta la tradicional relación urbana de la iglesia con la plaza y la alcaldía. En Mayagüez se siguieron estrictamente y las características generales de la misma se mantienen hasta el presente sin perder integridad a pesar de los cambios realizados a través de las épocas. La Plaza Colón pertenece a la categoría tipológica más representativa de las Plazas en la isla: la iglesia localizada en el eje principal de la plaza.
Aparentemente la Plaza estaba pavimentada ya en 1836. En los últimos años del siglo XVIII la plaza fue intensamente utilizada como lugar de mercado. Desde ese periodo la plaza de Mayagüez ha sido utilizada como lugar de reuniones sociales, culturales y políticas en la ciudad. Después del famoso incendio de la ciudad en 1841, la plaza fue objeto de reformas en 1842. Más tarde en 1896, con motivo de la celebración del descubrimiento, se colocó en la plaza una estatua de bronce de Cristóbal Colón. La Plaza de Colón, tiene planta rectangular, con su eje longitudinal más importante de oeste a este, es decir, de la Casa Alcaldía a la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria. Comenzando desde el lado oeste de la plaza está dividido en tres áreas principales: un área de recepción con seis espacios para sentarse; el monumento a Cristóbal Colón, localizado en la parte central y la parte este que completa la secuencia donde se localiza el monumento dedicado a los fundadores.
El material principal de la plaza es el travertino utilizado tanto en el pavimento como en los bancos y áreas de siembra. El color predominante es el crema, con acentos en color marrón. Veinte estatuas de bronce sobre pedestales rectangulares sostienen lámparas esféricas que representan distintas razas y además de proveer alumbrado nocturno, añaden variedad y ritmo a la secuencia especial. Las áreas de siembra y los densos árboles en a periferia de la plaza proveen sombra y aislamiento de los ruidos de la calle, lo que hace de la plaza un lugar agradable, aun en las horas de mayor calor del día.
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