Homenaje a la Srta. Arcelay, primera legisladora puertorriqueña

María Luisa ArcelayReproducimos, por su interés histórico, el documento denominado “Homenaje a la Srta. Arcelay, primera legisladora puertorriqueña”. El manuscrito, cuyas imágenes también incluimos, está escrito al dorso de una carta, que también se incluye al final de este artículo, de Adela Ramírez & Co, fechada en Mayagüez el 10 de marzo de 1933, dirigida a América Duprey de López, mecanografiada y firmada.

El manuscrito pertenece a la Colección de Manuscritos de Ana Roqué de Duprey, disponible en lEl manuscrito pertenece a la Colección de Manuscritos de Ana Roqué de Duprey, disponible en la Colección Puertorriqueña del Sistema de Bibliotecas, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, se titula “El homenaje a la Srta. Arcelay primera legisladora puertorriqueña” y su transcripción es la siguiente:

A mis queridas compañeras las mujeres puertorriqueñas.

Mi felicitación cordial a la Srta. Marcela y como estoy al fin de mi vida les dejo y testamento:

Ahora bien, hermanas mías: si yo me lancé en 1917 a luchar por el voto de la mujer puertorriqueña, fue comprendiendo la hidalguía de nuestras mujeres, con la esperanza de que ellas con su política sensata y dulce unieran a los hombres de esta tierra en una sola aspiración: La Unión Patria que es el ideal grandioso que puede hacer la felicidad de los puertorriqueños, que antes vivíamos unidos como hermanos, y luego los más ignorantes atendiendo a prácticas malsanas viven hoy desunidos y desgraciados.

Pero el estado caótico de nuestra situación social, también la llamada incertidumbre, de angustia infinita, al ver la lucha cruenta entre hermanos puertorriqueños, que no hace aún medio siglo los unía el amor y la fraternidad más pura, que duró cuatrocientos años.

Ahora bien, hermanas mías, si yo pensé en 1917, luchar por el voto en las puertorriqueñas, fue inspirada por Dios, conociendo el noble corazón de mis paisanas.

Ellas, pensé, levantando su alma hacia el ideal supremo de paz y amor, unirán con su política única que les ha confiado Dios, a los hombres de esta hermosa tierra en una sola aspiración: en la Unión Patria, que es el único ideal que puede dar la paz y la felicidad, al millón y medio de seres, que nos dio esta prodigiosa tierra Dios, para que sea modelo de cordura y de sensatez; ya que es el eslabón que Él puso entre las Américas, para que sirva de alegría y de modelo al mundo.

Mujer puertorriqueña, tu misión es formar el paraíso en la tierra, uniendo voluntades, para el porvenir de un pueblo de sentimientos elevados, perturbado por un instante por predicas malsanas, que la mujer puertorriqueña, ha de hacer desaparecer para siempre, para siempre…

Seamos hermanas, seamos hermanos los puertorriqueños, tengamos patriotismo y amor cristiano entre nosotros.

Hagamos feliz a Puerto Rico y a los puertorriqueños; y habremos realizado el ideal, más hermoso, a que en esta vida perecedera pueda aspirarse.

Señorita Arcelay, reciba mi saludo cariñoso y empiece usted su obra. Este es mi testamento. Siempre con ustedes.

Ana Roque de Duprey

A mis queridas compañeras Sra. Isabel Andreu de Aguilar, Ángela Negrón Muñoz etc. y la Srta. María Luisa Arcelay:

Mi felicitación cordial hoy que os reunís para homenajear a la primera mujer, que rompiendo costumbres de tiempos desvanecidos en la oscuridad de la Historia, empieza a sonreír en nuestra América, la reivindicación de la mujer americana, y entre ellas, la de la mujer latina, en Ecuador y... en Puerto Rico. En esta isla, jirón de encanto, perdida entre los mares; grano de arena, desprendido de los Andes, y coronado de flores y verdura que llenan nuestra alma de esperanzas.

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