Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria
- Detalles
- por José María Alvarez Cervela (extracto)
La primera iglesia en mampostería presentaba una línea arquitectónica mucho más clásica que la actual. En la parte superior de su frontispicio se alzaba un gran frontón recto-liso, montado sobre seis semi-pilastras y un friso estrecho y largo. El templo tenía dos torres octagonales. Su arquitecto lo había sido Vicente Piera y los planos aprobados eran del año 1833. No obstante, la primitiva Iglesia Católica fue hecha de madera y en el 1763, sobre los terrenos donados por Don Juan de Aponte y Don Juan de Silva; escritura otorgada en 1760 - San Germán-). En el año 1854 cayó un rayo sobre la torre derecha, siendo reconstruida, hasta que en el año 1870 se realiza una total restauración del edificio. En 1918 a causa del terremoto, desaparecen parcialmente las torres y todo el conjunto queda muy deteriorado, por lo que se resuelve construir una segunda iglesia y solicitar los planos al arquitecto Don Luís Perocier; éstos no fueron íntegramente aceptados (1920). La actual Iglesia se aparta sólo en sus detalles y elementos de los primeros pianos del señor Perocier, no obstante conserva una estética similar. En los anteriores trazados-esquemas, figuraban tres puertas con arcos ojivales y un cuarto arco gótico sobre el pórtico. Las reconstrucciones se deben al arquitecto Don Luís F. Nieva y se hacen a partir del 1922.
En su interior se han producido serias alteraciones visuales. La bóveda deprimida ya no contiene pinturas, pero se conserva su nave central y dos laterales que finalizan en respectivos altares. Las separaciones naturales se hacen por arcos peraltados de grandes dimensiones. En realidad los techos de la iglesia constan de dos grandes bóvedas. La primera de medio cañón, sin arcos fajones, se monta sobre el presbiterio. La segunda es la deprimida sobre la cual ya se hizo referencia, y se halla limitando la mayor parte de la nave central. Los macizos laterales están divididos por grandes zonas cuadrangulares con vanos adintelados que en sus partes finales reciben pequeños óculos. La obra no tiene ábside y el cubrimiento externo se forma utilizando un tejado a dos aguas de derrame.
El interior del templo tiene una nave central y dos laterales en perfecta simetría de trazado. La primera finaliza en el altar mayor dentro del presbiterio, cubierto con baldaquino sostenido por dos ángeles-atlantes, las segundas terminan en los respectivos altares secundarios. Sus cubrimientos se hacen con bóveda, la central, y artesonado simple, las laterales. En la separación entre ambas naves se usa el arco de medio punto en número de cinco por cada lado, con impostas y montados sobre cinco pilares muy gruesos. Encima de los citados arcos se crea una moldura voladiza y corrida que sirve para seccionar la parte inferior de la superior, y en ésta se abren vanos-dintel rematados por arcos rebajados. Entre ellos se pintan santos apóstoles.
En la parte superior, e inmediatamente después del pórtico exterior de entrada, se halla el coro. Dentro del presbiterio, ya indicado, están los “ambones”, y en la zona de los macizos laterales al mismo se abren sendas puertas, con un frontón recto y liso que se sitúa sobre el dintel de cada vano rectangular. El piso se cubre con losetas en su integridad.
La sensación del espacio interior está, en este templo, lograda plenamente pese al hecho de no tener una bóveda de medio cañón, como debiera haber sido, y sí un cubrimiento bovedal un tanto deprimido.
Parte integral de todo pueblo o ciudad lo es su iglesia, sin iglesia no podía visualizarse un pueblo, ésta era su base. Mayagüez se fundó en el 1760 y su iglesia fue concluida en el 1763. En la pila bautismal de esta iglesia el Dr. Ramón Emeterio Betances y don Segundo Ruiz Belvis, los abolicionistas, compraron niños de los esclavos negros cuando eran bautizados para ser reintegrados a esta sociedad.
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