Segundo Ruiz Belvis: Juez de Paz de Mayagüez (1866)

Segundo Ruiz Belvis: Juez de Paz de MayagüezEl 9 de diciembre de 1865 el Ministerio de Ultramar indicó a las autoridades coloniales que era necesario nombrar jueces de paz en todos los pueblos de Cuba y Puerto Rico en que existieran ayuntamientos o juntas municipales. Los jueces serían designados de acuerdo con las recomendaciones del Ilustre Colegio de Abogados de Puerto Rico y los mismos ayuntamientos. En la lista sometida por el Colegio, Ruiz Belvis hacía la ficha número treinta y tres entre los abogados activos durante los años 1865 y 1866. En los índices de protocolos de ese período, sin embargo, no hay documentos que permitan constatar el referido ejercicio del derecho.

Andrés Caparrós, Corregidor de San Juan, y el director del partido judicial de Mayagüez, Francisco de Paula Vázquez, amigo de Ruiz, lo recomendaron como la persona idónea para ejercer la regencia del Juzgado de la Villa el 9 de abril de 1866. Junto a Ruiz Belvis figuraron el doctor Sebastián de Peña y el licenciado José Agustín Cartagena. Los nombres debían ser sometidos en ternas porque había que designar también a dos suplentes para en caso de ausencia del principal.

El 1ro. de junio de 1866 se nombró a Ruiz Belvis juez regente, y a Sebastián de Peña y Francisco Annoni, primero y segundo suplentes, respectivamente. El día siete, Nicasio Navascués y Aísa y luego juez de los acusados por insurrección en Lares tras los eventos de 1868, jurista que sustituía a Paula Vázquez en las funciones de director del distrito judicial de Mayagüez, acusó recibo de los nombramientos. Ese mismo día se anunciaron en el periódico oficial, la Gaceta de Puerto Rico los nombramientos.

En San Germán el puesto recayó en Vicente María Quiñones, figura vinculada a Ruiz Belvis en la masonería. Poco tiempo ejerció Annoni y Miró como segundo suplente. El 17 de julio se anunció en la Gaceta que Rafael Blanes, hermano de Antonio Blanes y quien había con Ramón E. Betances el proyecto de fundación del Hospital Civil en Mayagüez, iba a sustituirle en el cargo.

La fiscalización de los juzgados era puntillosa. El 13 de julio se indicó a los jueces regentes que debían someter a los alcaldes mayores informes sobre los actos de conciliación, juicios verbales y multas los primeros días de cada mes. El 14 de julio se recomendó la adquisición de la obra Práctica de los Juzgados de Paz de las islas de Cuba y Puerto Rico de Eduardo Alonso Colmenares.

El 30 de julio Ruiz Belvis solicitó toda una serie de recursos para la planta física de juzgado de paz. Se quejaba del poco espacio que tenía en su oficina y solicitaba, amparado en la Circular número 54 del Gobierno de fecha 19 de julio de ese año, que se le diera alojamiento en la Casa del Rey o en otro lugar donde pudiera disponer de dos habitaciones para establecer su despacho. Solicitó además el mobiliario para la referida dependencia. En el mismo incluyó una mesa con balaustrada de caoba o aceitillo, una escribanía con silla giratoria para su uso, otra mesa de pino con cajones y barandas para el secretario, una carpeta de hule, un armario de pino para archivo, doce sillas en rejilla y un sello del juzgado. Solicitó además la remisión de un ejemplar de la Ley de Enjuiciamiento Civil, del “Bando de Policía” vigente y una suscripción a la Gaceta de Puerto Rico.

Segundo Ruiz Belvis: Juez de Paz de MayagüezEse mismo día se informó al Ayuntamiento y se pidió al Jefe del Batallón Primero de Milicias indagara si había habitaciones disponibles en la Casa del Rey. El 31 de julio se contestó al Juez que ni en la Casa del Rey ni en la Casa Consistorial había habitaciones disponibles para el objeto solicitado. En cambio se acordó votar un presupuesto para alquilar un local y pagar el costo del mobiliario. La suma presupuestada ascendió a un total de 919 escudos que incluían 600 para alquiler anual, y setenta y dos para la suscripción de la Gaceta de Puerto Rico. El 15 de agosto de 1866 recibió el visto bueno de Antonio de Balboa, corregidor, la referida suma. Todo parece indicar que la orden del diciembre de 1865 era una cosa y la posibilidades presupuestarias otra.

El 8 de septiembre sometió Ruiz Belvis, como lo requería la ley, una lista de las causas criminales pendientes de solución en el tribunal de Mayagüez. El día diecisiete la misma fue aprobada por Ricardo de Mendoza, Secretario de la Regencia. La lista contenía un total de treinta y cuatro casos. Ese fue el único documento de Ruiz Belvis del mes de septiembre que hasta el momento se ha ubicado. Desde el 27 de agosto de 1866, Sebastián de Peña hizo de Juez Regente “por indisposición de salud del principal” sin más detalles, y fue él quien informó los juicios verbales, actos de conciliación y multas del mes de agosto. Ruiz Belvis estaba enfermo desde antes de esa fecha. El día siguiente, el 28 de agosto, otorgó la escritura de hipoteca de su hacienda.

Esta “indisposición de salud” podría ser la clave para comprender varias cosas. Por un lado, el pesimismo que atribuyen ciertas leyendas urbanas a Ruiz Belvis cuando se refieren a aquel año. Ejemplo de ello sería las circunstancias difíciles de precisas de la serenata que le llevaron ciertos amigos en enero de 1866. También es un antecedente de su precario estado de salud cuando viaja a América del Sur para morir en Valparaíso, Chile, en 1867. Lo cierto es que el 18 de diciembre de 1866 ya se había “restablecido”. En el intermedio, como se ha señalado, firmó la lista de causas criminales pendientes. Para esta fecha aparece como Alcalde Mayor accidental y Juez Regente expidiendo una orden de citación a dos prófugos.

Convocada la Junta Informativa por el Ministro de Ultramar Alejandro de Castro, Ruiz Belvis solicitó el 19 de septiembre de 1866 una licencia indefinida “pues ignora el tiempo que durará la Comisión” en la península. Castro desmentía los rumores de que iba a suspender la información y Ruiz Belvis, tuvo que separarse otra vez de su cargo. Las perspectivas eran embarcarse en un breve lapso de tiempo porque la Junta abriría el 30 de octubre, tal y como lo había anunciado la Gaceta de Puerto Rico.

En resumen, Ruiz Belvis ejerció el puesto de juez desde el primero de julio de 1866 hasta alrededor del 27 de agosto. Para esa fecha enfermó y se separó del puesto. Retornó entre el 8 y el 18 de septiembre y volvió a separarse del juzgado el día veintiuno de ese mes. Alrededor de setenta días ejerció Ruiz la judicatura e interinamente la Alcaldía Mayor de Mayagüez antes de partir para Madrid. El 21 de septiembre se aprobó la licencia y se comunicó la información a Mayagüez. Desde ese momento en adelante, Sebastián de Peña ocupó la regencia interinamente hasta que Ruiz retornase a la isla.

En el plano personal, el viaje a España representaba posponer su boda con la joven Úrsula Ramírez Quiñones de San Germán. En el barrio Hoconuco de ese pueblo se llevó a cabo la primera de las reuniones de Ruiz, Francisco Mariano Quiñones y Betances antes del importante viaje a Madrid a formular las tesis liberales y abolicionistas en nombre de la colonia. Por aquella misma época Ruiz Belvis se inició en la masonería en la logia Unión Germana número ocho, fundada el 26 de julio de 1866. Allí se hizo Gran Maestro y laboró hasta 1867. Aquella logia estaba bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Santo Domingo. Allí también trabajó Betances quien luego fundó la Logia Yagüez en Mayagüez de la que fue orador y en la cual, según Ada Suárez Díaz, militó Ruiz Belvis.

El estado financiero de Ruiz Belvis por aquella fecha no era del todo malo. Un estudio de los padrones de riqueza de Mayagüez y San Germán indica que tenía un edificio de mampostería valorado en 20,000 escudos en Mayagüez, en el barrio de la Cárcel en donde vivió con su padre y pasó parte de su infancia. En San Germán pagaba subsidio por riqueza pecuaria en el barrio Hormigueros a razón de cinco escudos de subsidio y cuatro de gastos públicos. En riqueza urbana pagaba quince escudos de subsidio y doce y ochocientos veinte milésimas de gastos públicos en el mismo barrio. En ambos renglones era el mayor contribuyente de Hormigueros.

De acuerdo con los registros poseía un total de treinta y tres esclavos nacidos en su mayoría en Puerto Rico. En el barrio Benavente poseía la finca denominada “Estero” con una producción de noventa escudos al año por la que pagaba ochocientos ochenta y nueve milésimas de cuota. La “Josefa” era administrada por su hermano Antonio Ruiz Quiñones y era la primera en producción en el barrio Hormigueros. En Benavente dominaba Carlos Fajardo, que poseía la “San José” y la “Luisa Josefa.” En términos generales se puede decir que Ruiz Belvis disfrutaba de una posición económica holgada. El prestigio que daba el apellido y la educación formal permitió que, entre 1865 y 1866, pudiera ubicarse nuevamente dentro de las estructuras gubernamentales.

El gran momento de su vida estaba por darse. La Junta Informativa de Reformas iba a abrir sus sesiones el 30 de octubre de 1866 según un Real Decreto del 11 de agosto de 1866. Allí compareció Ruiz Belvis acompañado de José Julián Acosta Acosta y el ya citado Quiñones.


* Historiador y escritor.