La Casa Grande de la Memoria

El artículo que aquí publicamos fue leído por la poeta Elsa Tió en la reapertura del Museo Casa Grande, un modelo ejemplar de la arquitectura del centro tradicional urbano de Mayagüez, considerada un valioso recurso cultural perteneciente al patrimonio histórico edificado de la Sultana del Oeste. La casa perteneció a una hermana de Bonocio Tió, esposo de la poeta y revolucionaria Lola Rodríguez de Tió.

Estamos aquí para celebrar la apertura de La Casa Grande, nombre al que añado, de la Memoria, porque sin memoria no hay país. Y lo celebramos porque tiene sentido que en este siglo XXI lleno de incertidumbres, de profundas crisis, tanto económicas como espirituales, empatemos el pasado con el presente para aprender de él.

Porque ese siglo XIX al que debemos un procerato digno, honrado, sacrificado, dispuesto a perder vida y hacienda, desde un amor entrañable por esta tierra nuestra supo encontrar su brújula y señalar caminos. Y ahora más que nunca necesitamos vernos reflejados en lo mejor de nosotros mismos para tener vocación de futuro.

Tiene sentido volver a las palabras proféticas de mi padre, Salvador Tió, escritas en 1981. “Aprovecho el día de hoy para decir claramente que si el sistema de Instrucción Pública de Puerto Rico no puede hallar los medios y maneras de despertar en cada puertorriqueño el orgullo de sí, de su cultura, su lengua y su historia, en una generación más habrá aquí un pueblo roto, vuelto contra sí mismo, y se habrá sustituido su voluntad de ser y de permanecer por los paraísos artificiales de la droga o los tranquilizantes de los cupones de alimentos”. (De castaño oscuro, agosto 1981).

Y añade una pregunta que nos podemos hacer todos, ¿no será la degradación del sentimiento nacional una de las causas de esta hecatombe? Y sigue: “Sin ideales que sean más importantes que la vida, el hombre pierde el ánimo y se lanza a satisfacer primero las apetencias y los apetitos. Se afloja su sentido del honor, se atrofia su vocación de servicio por el país. Y una juventud se llena de narcóticos cuando no puede llenarse de propósito”.

Lola Rodríguez de TióLola Rodríguez de TióMayagüez forma parte de una historia digna a favor de nuestra afirmación puertorriqueña. Oportuno es recordar cuando acogió a patriotas en desgracia como fue el caso de Bonocio y Lola Tió. Ambos tuvieron que trasladarse de San Germán a Mayagüez luego del Grito de Lares. Ese doloroso peregrinaje empieza por la letra revolucionaria de La Borinqueña.

La letra de esa danza fue motivo de dolor, persecución y destierro. Por esa canción el gobierno español le clausura a Bonocio los periódicos La Propaganda y el Anunciador Comercial del cual era codueño. Acorralados optan por mudarse a Mayagüez donde viven por más de un año afectándose adversamente la economía familiar. Y en Mayagüez repitieron lo que hicieron en su casa de San Germán: tertulias literarias y políticas en las que conspiraban a favor de la independencia de su país.

Fueron muchos los perseguidos que tuvieron que emigrar o acabaron en la cárcel o muertos. Lola y Bonocio Tió no fueron deportados en ese momento, por sus contactos y prestigio intelectual y personal. Pero su situación fue cada vez más precaria y siguieron las hostilidades por lo que se trasladan a San Juan.

Como ciudad de avanzada Mayagüez los acogió. En 1873, año de la Abolición de la Esclavitud, Lola Rodríguez de Tió fue la primera mujer en ofrecer un discurso en el acto de graduación del Colegio de Mayagüez.

No es casualidad que en 1876 aparece publicada en Mayagüez la primera edición de su primer poemario titulado Mis Cantares, que se convirtió en un bestseller, con una tirada de 2, 500 ejemplares agotada rápidamente.

Pero las hostilidades de las autoridades siguen y Lola y Bonocio tienen que partir. Regresan en la década del 80 y vuelven a establecerse en Mayagüez.

La generación magnífica

Entendamos que Lola, Bonocio Tió, (Luis) Muñoz Rivera, El Caribe, (Román Baldorioty de Castro, (José) De Diego, (Eugenio María) de Hostos, (Ramón Emeterio) Betances, Trina Padilla de Sanz y tantos otros patriotas, no se dan en un vacío. Fue una generación magnífica, un procerato lúcido, culto, incorruptible, que con su palabra contribuyó a formar un país porque dialogaron con el pueblo.

Sin ellos Puerto Rico hubiera sido arcilla fácil, tanto frente a España, como frente a Estados Unidos. Sin ellos no se hubieran podido combatir las odiosas leyes omnímodas, ni luchar contra la esclavitud y las carencias de libertades ante el decadente despotismo español de finales del siglo XIX. Tampoco nos hubiéramos podido enfrentar a la invasión norteamericana, que nos dividió entre el entreguismo fácil y la resistencia difícil, y nos empobreció al dividir al isla en cuatro zonas azucareras.

El nuevo gobierno militar estadounidense devalúa la moneda puertorriqueña a 60 centavos del dólar americano, lo que permite que el capital estadounidense se apropie de una cantidad enorme de las riquezas del el país, entre ellas 1/3 parte de sus propiedades.

Eugenio María de HostosEugenio María de HostosLa sociedad agrícola del siglo XIX atravesó una transformación traumática. Se le privó a muchos agricultores de su principal medio de producción - la tierra - lo que produjo una migración masiva de campesinos hacia las ciudades, a vivir en los cinturones de pobreza de la ciudad. Y las fincas siguieron reduciéndose. Y se redujeron porque los americanos dividieron la isla en cuatro zonas azucaras con capital absentista, y los jíbaros perdían sus tierras por no poder pagar dos dólares de contribuciones. Y esa realidad fue la que creó una nueva miseria y del campo, el jíbaro emigró a la ciudad y se fueron formando bolsillos de pobreza como el Fanguito y La Perla etc. que servían de trampolín para marchar a Estados Unidos y otras ciudades.

Por eso no deben extrañar las palabras de Luis Muñoz Rivera, que tan temprano como el 1904 expresó: “De las ciudades y los campos se alza el rumor de un descontento sordo y profundo o el clamor de una protesta que ya no cabe en los moldes de nuestra mansedumbre legendaria. La agricultura paga jornales exiguos porque la producción no basta para compensar al trabajador; el comercio no era ya refraccionista porque perdió inmensas sumas en la crisis que le agobia; no hay crédito, los negocios marchan con lentitud abrumadora, el hambre, que no existió nunca en nuestra isla, existe dondequiera, en el litoral lo mismo que en el interior. Las fincas que representaban valores inmensos representan valores ridículos. Familias que en el 1898 vivían en la opulencia, en 1904 mueren sobre harapos de indigencia. El malestar engendra la emigración y a Hawaii, a Yucatán, a Cuba y a Santo Domingo van los infelices braceros buscando el trozo de pan que Puerto Rico les rehúsa”.

Prohibido olvidar

Esta Casa de la Memoria que agrupa tantas significativas pinturas de muchos de nuestros próceres debe ayudarnos a recordar vivencias, luchas, ideas, como cuando Luis Muñoz Rivera estuvo 42 veces preso. Y por sus artículos de denuncia contra la dictatorial ley Foraker y contra los desmanes de los gobernadores americanos, fue perseguido y encarcelado.

No hay derecho a olvidar que bajo el amparo de la administración del gobernador, (nombre) Allen en 1900, se crearon las turbas republicanas que varias veces trataron de matar a Muñoz Rivera, le destruyeron impunemente la imprenta de su periódico La Democracia porque las turbas actuaban bajo la protección del estado.

No hay derecho a olvidar nuestro pasado más valiente. Y que nuestros estudiantes, tanto de la escuela pública como privada, no conozcan la valiente polémica titulada Para un Palacio un Caribe. En la que nuestro poeta y médico José Gualberto Padilla nos defendió ante las afrentas del poeta español Manuel del Palacio. Polémica que junto a su participación en El Grito de Lares, le costó la cárcel pero convirtió a Padilla en el defensor del pueblo cuando sacó la cara por el país y defendió, a la mujer, al campesino, al negro, en otras palabras, a los marginados. En dicha polémica Padilla con valor y elegancia le habló de igual a igual al español ayudando a cuajar nuestra conciencia nacional.

No hay derecho a olvidar a Lola y Bonocio al darnos otro ejemplo de patriotismo cuando acuden al Teatro en Cabo Rojo que estaba lleno de público, y de la oficialidad española. Se acostumbraba entonces en los entreactos recitar y Bonocio, lee un poema que exaltaba la libertad. El alcalde corregidor de Cabo Rojo ofendido por entender que atentaba contra España, ordena bajar el telón e interrumpir sus palabras. Pero nuestra Lola, la más universal de nuestras escritoras, entra en escena. Estando en la platea se precipita al escenario, aguanta con sus brazos el telón para que no caiga, pero como ella sola no puede con el peso grita: exclama: ¿no hay aquí hombres? Y aparecen en su ayuda un fracatán de hombres que estaban en el público y Bonocio prosigue la declamación que fue delirantemente aplaudida por los presentes apabullando a la oficialidad que optó por no interrumpir el acto.

José Gualberto Padilla, El CaribeJosé Gualberto Padilla, El CaribePero el acto del telón bajará con represalia. Tan sólo unos meses después, en el 1888, y por tercera vez son deportados esta vez por el gobernador Pedro Ruiz Dama. Esta vez se dirigen a Cuba, donde seguirán sus luchas a favor de la independencia de Puerto Rico y de Cuba.

La Lola solidaria

Tampoco hay derecho a olvidar la solidaridad de Lola con los patriotas autonomistas. Antes de la deportación definitiva de los Tió, Lola será protagonista de otra valiente, arriesgada y brillante actuación, que le ganó aún más fama y prestigio en y fuera del país. Son hechos que revelan su amor inextinguible por el país, su temple, fe, valor y patriotismo y solidaridad ante momentos de sumo peligro.

Todo surgió luego del 9 de marzo de 1887, cuando Baldorioty de Castro, en la histórica Asamblea en el Teatro La Perla de Ponce logró reunir un liderato representativo de la mayoría de los pueblos del país para fundar el Partido Autonomista. Ese hecho creó una gran consternación por parte de las autoridades españolas. Y dio pie a nuevas represalias y persecuciones.

Ocho meses más tarde, 16 autonomistas, encabezados por Román Baldorioty de Castro, son castigados por sus ideas y apresados en Mayagüez, Ponce y San Germán. Los 16 patriotas fueron llevados clandestinamente, por la noche y durante las marejadas de noviembre en la fragata Fernando I, desde el puerto de Mayagüez para arribar de madrugada al Morro el 9 de noviembre, con la orden de ser fusilados.

Razones tenía Lola para decidir no cruzarse de brazos, era una independentista fichada, vigilada y non grata por las autoridades españolas, pero decide no mantenerse al margen y lucha por la liberación de los patriotas que defendían otro ideal, el autonomista, que aunque ella no respaldaba, los respetaba por la entereza moral. Y reconocía la figura noble, integra, de espíritu indómito e inquebrantable que practicó “la fraternidad verdadera” llamado Román Baldorioty de Castro

Fue una generación de patriotas que también vivió desafiando injusticias, arriesgando vida y hacienda y no merece olvido. Practicaban una integridad y solidaridad entre ellos porque compartían una visión ética de justicia y un amor a la patria que los unía por encima de todo.

La defensa a los autonomistas

Por ello no les extrañe que tan pronto llegaron los 16 presos autonomistas al Morro, piden al criado que llevaba el desayuno que sirva de mensajero. El Dr. Salvador Carbonell, uno de los 16 presos, quita las migajas al pan y oculta un mensaje dirigido a Lola Rodríguez de Tió, que entonces vivía en San Juan. En la nota le informaba que se encontraban presos en el Morro con orden de ser fusilados y le pedían que intercediera por ellos.

El país se estremece con la noticia. Los periódicos de San Tomás, Nueva York y Madrid truenan contra el encierro y contra el gobernador Manuel Palacio. La mayoría de los 16 autonomistas presos, eran periodistas o dueños de periódicos lo que generó una amplia y diversa red de apoyo para evitar el fusilamiento y para destituir al gobernador Palacio.

Mientras este drama sucedía, un grupo de generales trataron sin éxito de evitar la deportación de Palacio y pidieron someter a los prisioneros a Consejo de Guerra, pero otros militares españoles en el Morro, no lo permitieron. Palacio salió de la isla, pero los líderes autonomistas seguían presos y las graves acusaciones pendían sobre sus cabezas. Lola le escribe al nuevo Gobernador Contreras, héroe de la batalla de Treviño, pidiéndole una audiencia.

Pero la situación se complica, días antes, Lola había participado en un banquete ofrecido a catedráticos visitantes de la Universidad de La Habana y al momento del brindis Lola recitó su conocida cuarteta de Cuba y Puerto Rico son de un pájaros las dos alas. En el lugar se encontraban incondicionales al régimen, entre ellos el conservador a ultranza Vicente Balbás Capó, que, saliendo de allí levantó serias acusaciones contra Lola ante el gobernador Contreras por lo que el gobernador Contreras, citó a Lola a La Fortaleza para pedirle cuentas. Y no más la ve, la recibe severamente y le pregunta si es verdad que ella brindó contra España.

Román Baldorioty de CastroRomán Baldorioty de CastroLola, no se amedrenta y le contesta- nunca he brindado contra España- el general le riposta. Usted desmiente a todos, tenga cuidado. Y Lola se le encara y le dice: Fragmento ( Tomo IV, páginas 57-58). “Admiro la España literaria, científica y de altos ideales pero no la que representa un grupo egoísta, una casta de mercaderes que atraviesan el océano con el solo objetivo del medro material… Pero hay 16 hermanos inocentes en la prisión por más que se hayan expuesto al peligro por la libertad y la salvación de sus principios, porque ellos han estado siempre dentro de la legalidad. Y vengo ante esta injusticia dispuesta a seguir su suerte.” El general cambió su actitud y le dijo estas palabras, según relatara la propia Lola en una entrevista en el Brujo Bohemio el 16 de noviembre de 1924. “Reconozco en usted las virtudes de mi raza, somos de una misma estirpe, déme usted esa mano.”

Esa misma noche la invitan a una fiesta en Fortaleza para que recitara unas poesías y Lola se niega advirtiendo que no podía participar de una fiesta mientras los 16 autonomistas estuvieran encarcelados.

El Gobernador Contreras admirado por la fuerza de esta mujer que como ella misma dijera, era mujer para sentir y hombre para ejecutar, accede asegurándole que iban a ser liberados. Y le consigue a Lola un salvoconducto para ir a la prisión a dar la buena nueva a los presos. Y sobre eso existen las 16 cartas de los presos llamándola entre otros nombres “el ángel de los presos.”

Pero mientras Lola tenía como misión liberar a los presos, algunos generales aliados al gobernador Palacio, trataron de quebrar la dignidad y voluntad de nuestros patriotas. Dichos generales van al Morro y se presentan ante Baldorioty, que se encontraba delicado de salud. Le entregan un documento en el que le ofrecían la libertad, si firmaba y se comprometía a abandonar la prédica autonomista. A cambio, ellos se comprometían a liberar a los 16 presos.

Lo que sucede ante esa indigna proposición comprueba que Lola sabía a quién y porqué estaba defendiendo a estos valientes patriotas. Son ejemplarizantes y se hermanan en dignidad las palabras de Baldorioty cuando le contesta a las autoridades militares lo siguiente: “Antes subiría a un cadalso que firmar esa indignidad, si salgo de aquí, si es que salgo, predicaré la autonomía a los hombres y si los hombres no me oyen se las predicaré a las mujeres.”

Las palabras de Baldorioty nos honran a todos, como nos honra también la gestión valiente de Lola y Bonocio.

Historia y dignidad

Vivir sin un sentido de la dignidad de nuestra historia, sin identidad propia es como sembrar un árbol sin raíces y esperar que crezca y de frutos. Debemos preguntarnos ¿cuál es el primer síntoma de locura de una persona? ¿No es la pérdida de la memoria? ¿Pues qué se hace un pueblo sin memoria?

Por ello agradezco al señor alcalde José Guillermo Rodríguez la restauración de esta hermosa residencia que guarda tantas vivencias dignas y nobles. Útil para espantar el olvido tóxico y abrir las puertas de la memoria por la que entramos a un mundo lleno de valor y amor por esta tierra.

Porque no fue desde el odio, sino desde el amor más entrañable, combativo y valiente de tantos diversos patriotas en tantos diferentes momentos que se formó este país .

En el siglo XXI debemos reflexionar sobre qué hacer con tanto amor heredado. No podemos permitir que caiga en el olvido, sino rescatarlo, porque es parte de nuestra substancia nacional. Y si hay hombres y mujeres de bien, repetirlo. Porque no hay mejor propósito ni gozo colectivo, que el amor al país, como el que practicaron los patriotas que hoy recordamos. Certeras las palabras del poeta cubano José Martí: "El amor inextinguible a una patria sin la cual ningún hombre puede vivir feliz, ni el pobre, ni el rico, ni el blanco, ni el negro." Hay que volver a empezar.


* Elsa Tió es poeta y pariente de Bonocio Tió por la vía paterna.

 

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