Los acontecimientos que precedieron a la inauguración del busto en honor a José De Diego en 1935
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- por Licenciado José Sabater *
El día 18 de julio de 1918 el cable anuncia a Puerto Rico, que en la ciudad de Nueva York, había fallecido el gran poeta, el elocuente tribuno, el eximio escritor, el gran jurisconsulto, el Caballero de la Raza, José De Diego.
La muerte de De Diego fue una pérdida irreparable para nuestro pueblo. Pocos días después de ocurrir este luctuoso acontecimiento, un grupo de compatriotas y admiradores de De Diego, dotados de espiritualidad y dispuestos siempre a perpetuar la memoria de nuestros paladines y por ende a conservar y realzar nuestra personalidad y nuestro carácter como pueblo hispano americano, concibieron la idea, la noble idea, de rendir un homenaje a este insigne compatriota que ocupa un lugar conspicuo en las páginas de nuestra historia. Y a este propósito, empezó el grupo los preparativos para erigirle una estatua al ilustre Caballero de la Raza en esta Ciudad de Mayagüez donde se destacó más intensamente su personalidad política y profesional.
Pero no se pudo llevar a cabo ese noble proyecto con prontitud, porque una serie de circunstancias desgraciadas, entre ellas el terremoto que azotó a esta Ciudad el 11 de octubre de 1918, lo impidió; pero ese grupo de compatriotas perseveró en su propósito y allá a principios del año 1921, organizó el Comité Monumento a De Diego, eligiéndose para cristalizar la idea, la siguiente Directiva: Don Oscar F. Bravo, Presidente, Don. José Moreda, Primer Vice Presidente, Don Manuel Marín, Segundo Vice Presidente, Don Arsenio Martínez, Tesorero, Don Guillermo Cabrera, Subtesorero, Don José Sabater, Secretario y Vocales: Don Juan A. Monagas, Don. Juan Rullán, Don José Monserrate Ramírez, Don Ángel Rodríguez Barzana, Don Guillermo Mulet, Don Pelegrino López, Don Víctor Honoré, Don Guillermo H. Moscoso, Don Antonio García Sanjurjo, Don Raóul Gómez.
Ese grupo de compatriotas entonces creía, que con el orgullo que inspira el patriotismo de los mayagüezanos, a Mayagüez correspondía y tenía la obligación y el honor de rendirle al Ilustre Caballero de la Raza un justo y merecido homenaje, erigiéndole en sitio céntrico de esta Ciudad una estatua que perpetuara su memoria para gloria de nuestra Raza, porque aquí De Diego vivió la mayor parte de su vida, aquí formó su hogar, aquí tuvo sus hijos, aquí conquistó sus mayores triunfos y aquí también pasó los mayores desvelos, sufrió las mayores angustias, y derramó lágrimas de amargura por la defensa que se impuso patrióticamente por su Pueblo y por su Raza.
Imbuidos los Directores del Comité con ese entusiasmo que produce la justicia de una causa, resolvieron que se comprara el antiguo almacén y casa residencia de la familia Blanch situados en las calles de Méndez Vigo al Sur, Boulevard de Diego al Norte, Calle Tetuán al Oeste y calle de la Salud al Este, con el objeto de demoler esas edificaciones y dejar libre el solar para en el mismo erigir la estatua al prócer; y así se realizó ese acuerdo; pero ya fuera por acontecimientos políticos que ocurrieran en esta isla, ora la apatía de nuestros compueblanos, los Directores del Comité, desilusionados por estas causas y apesadumbrados, resolvieron trasmitir la propiedad del solar al Municipio de Mayagüez, y al efecto se otorgó la escritura pública número 185 ante el Notario Lcdo. Guillermo H. Moscoso, a 8 de diciembre de 1923, cuya parte pertinente debe transcribirse como un hecho histórico y se expresa así:
“La finca descrita fue adquirida por la Asociación Monumento a De Diego con el objeto de destruir la edificación que enclavaba en dicho solar y dedicar éste a la ornamentación de un Parque y a la erección de una estatua al Ilustre Prócer José de Diego como homenaje perpetuo a su memoria; pero no teniendo fondos la referida Asociación el importe de la compra lo desembolsó el Lcdo. José Sabater y el título se transfirió a don José Moreda Cifuentes, uno de los iniciadores de dicha asociación y primer Vice-Presidente de la misma. Para llevar a cabo el objeto indicado, se destruyó la edificación, quedando el solar vacante. La Directiva resolvió que se trasmitiera la propiedad del solar al Municipio de Mayagüez, con la condición de que dicho Municipio se hiciera cargo de dicho solar para el fin exclusivo y único de dedicarlo a perpetuar la memoria del ilustre Caballero de la Raza, continuando no obstante la Asociación formada con ese objeto, las gestiones para en no lejano tiempo, erigir en dicho sitio una estatua apropiada para recordar la memoria de tan esclarecido patriota”.
Así fue trasmitido el solar al Municipio y aceptado con la condición antes expuesta por el que fue alcalde de esta ciudad Don Juan Rullán.
Quedaron así las cosas en larga espera, en larga espera. A fines del año 1926 se constituyó en esta ciudad el Club Rotario y debido a que varios miembros del Comité Monumento a De Diego eran a la vez miembros del Club, iniciaron de nuevo la idea de continuar la obra de rendirle el homenaje debido al Prócer pero sólo pudo conseguirse que el Club Rotario costeara una verja para proteger el solar. Y volvieron a quedar las cosas en larga espera, en larga espera. Más tarde y casi recientemente; un ciudadano de arrestos varoniles y de voluntad indomable, Ramón Sánchez Justiniano, constituyó en esta ciudad una asociación titulada Liga Defensora de Mayagüez, con fines patrióticos, la cual prohijó también el proyecto del Comité y se encargó de embellecer y proteger el Parque De Diego según se le conoce en Mayagüez.
Cuando seguía la larga espera, cuando los miembros del Comité Monumento a De Diego habían perdido todas sus esperanzas, cuando la desilusión había invadido sus espíritus; surgió un ciudadano altruista, un hombre que ha sido un triunfador, económica, social y políticamente y en todos los órdenes de la vida, y arrogándose, en su personalidad brillante, todos los anhelos de los miembros del Comité, y toda la obligación que debían imponerse los mayagüezanos, se dispuso y se ha dispuesto a plasmar en una realidad el noble proyecto, y abriendo su corazón a la magna obra y su peculio particular, ordena la construcción de la estatua del prócer en Nueva York y un escultor de alma blanca y que está compenetrado, de estos anhelos espirituales, un oriundo de la Italia inmortal, Pietro Montarla, secunda la obra de nuestro conciudadano y modela y construye la efigie del prócer y ese busto se hace de bronce para simbolizar la fortaleza de espíritu del Caballero de la Raza y construye una base de roca, granítica para simbolizar la perpetuidad del homenaje; y nuestro ciudadano extiende y redondea su obra y no sólo quiere que la estatua sea un exponente de homenaje sagrado a De Diego sino que incluye en el homenaje a todos aquellos que fueron benefactores de Mayagüez, y que en el orden político, social, cívico y artístico contribuyeron con sus actuaciones a realizar y beneficiar a esta comunidad para bien de todos y de las generaciones futuras. Este ciudadano que así demuestra su espiritualidad, su visión del porvenir, su civismo y la justicia de la causa que a todos nos interesa, es Don Oscar F. Bravo, nacido en esta comunidad, de familia de abolengo y digno de todo respeto y consideración. ¡Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!
La estatua de Diego y todos sus componentes pronto, muy pronto saldrá de Nueva York para esta ciudad y aquí la ofrendará Don Oscar F. Bravo a Mayagüez en honor de De Diego y de todos los benefactores de Mayagüez; y será un acto cívico imponente y de la mayor importancia la ofrenda de esta magna obra de la cual todos nos sentiremos orgullosos y satisfechos.
* El licenciado José Sabater fue Secretario del Comité Monumento a De Diego y escribió estas líneas, en mayo de 1935, como prólogo al libro “Datos biográficos de mayagüezanos ilustres”, publicado por el Dr. Manuel Guzmán Rodríguez Jr., con motivo del homenaje que se relata a José De Diego. Mayaguezsabeamango.com tiene, como parte de sus objetivos, dar conocer el legado mayagüezano a sus ciudadanos y otras personas interesadas.