Hostos para tiempos de crisis: 120 años después
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- por Dr. Roberto Mori González *
En un acto de conmemoración como éste, decir alguna que otra cosa sobre Hostos, datos de su vida, pensamiento y obra sería fácil pero no sería lo más responsable en estos momentos y no sería lo que creo que Hostos indudablemente haría si estuviera parado donde yo estoy. O mejor dicho, como veremos en breve, lo que Hostos hizo.
Hace casi una década la escritora Magali García Ramos publicó una pieza con el título de Hostos, bróder, esto está difícil. Si lo reescribiera hoy, debería titularlo Hostos, bróder, esto está grave.
Hostos es muy conocido por su larga lucha por las independencias de Puerto Rico y Cuba y por su labor educativa en la República Dominicana y Chile. El nombre de Hostos, conocido como el ciudadano de América, el hombre que enseñó a pensar a América, engalana muchas calles, avenidas, escuelas, universidades y hasta un aeropuerto.
Tiempo de crisis
Es menos conocido que Hostos miró a Puerto Rico, después de décadas de ausencia, en un momento de crisis y yo quiero mirarlo hoy, exactamente 120 años después, con ojos parecidos. Por eso he titulado este mensaje como Hostos para tiempos de crisis: 120 años después.
Hostos entendió correctamente, a mi juicio, la situación existente y lo que venía en 1898-1900 como un periodo de crisis. Por otro lado, no creo que haya que convencer a nadie aquí de que hoy también vivimos una crisis: la destrucción masiva por el huracán María, la falta de servicios básicos, la quiebra fiscal, el estancamiento económico, el alto desempleo, el aumento desproporcionado en la emigración, un futuro incierto en cuanto a la relación con el país que ahora nos gobierna directamente, y no hay que decir más.
Hostos no tuvo tampoco dudas de la que le tocó vivir cuando arribó a Puerto Rico hace 120 años. Se encontró con los elementos básicos de lo que constituye una crisis, incluyendo muchos de los que todavía están con nosotros: (1) una situación política y económica indefinida e insostenible (2) que no se sabe a ciencia cierta cómo se va a resolver.
La definición clásica de crisis, según el intelectual italiano Antonio Gramsci, quien falleciera en las cárceles de Benito Mussolini en 1937, dijo que hay crisis cuando "Lo viejo se muere y lo nuevo tarda en aparecer.” Y añade lo peor: “Y en ese claroscuro surgen los monstruos".
¿Los monstruos? Hostos los define sin contemplación: un nuevo poder colonial que impone grandes cambios políticos, económicos, educativos y otros que amenazaban con cambiarnos la faz, unas condiciones de vida altamente deplorables que se agravaron con el huracán San Ciriaco (dicho sea de paso, el que históricamente hablando más muertes ha producido hasta ahora, pero difícilmente el número que eventualmente se acuerde sobre María, rebasará los casi 4,000 muertos de San Ciriaco) y provoca la casi total destrucción de nuestro único medio de producción y la ruina de nuestros agricultores locales. Cualquier parecido, no es coincidencia.
La Liga de patriotas
En 1898, Hostos funda una organización conocida como la Liga de Patriotas y produce un Manifiesto en el cual identifica algunos de los males más importantes que aquejan al país. Brevemente: En primer lugar, y como raíz de lo demás, el colonialismo como algo muy grave pues se trataba de una invasión por la fuerza, lo que para él violaba el derecho internacional. Puerto Rico se convertía en una cosa, en una mercancía que se intercambiaba, que pasaba de mano en mano.
La grave situación en la ínfima calidad de vida principalmente de los campesinos de lo que llamó “la triste isla”. “La población está depauperada; la miseria fisiológica y la miseria económica se dan la mano; el paludismo que amomia al individuo está momificando a la sociedad entera; esos tristes esqueletos semovientes que en la bajura y en la altura atestiguan que el régimen de reconcentración fue sistemático en el coloniaje; esa infancia enclenque; esa adolescencia pechihundida; esa juventud ajada; esa virilidad enfermiza; esa vejez anticipada; en suma, esa debilidad individual y social que está a la vista, parece que hace incapaz de ayuda de sí mismo a nuestro pueblo.”
Vio una población dependiente, sin iniciativas: “a fuerza de enviciados por el coloniaje, ni aún los hombres más cultos de Puerto Rico se deciden a tener iniciativa para nada, ni a contar por completo consigo mismos, ni a dejar de esperarlo todo de los representantes del poder”. Sigue: “como nunca le dieron iniciativa para nada, no sabe emplear lo que ahora tiene para todo; y a cada paso lo vemos esperando que éste o aquél hagan por él; y en todo momento lo vemos dependiente de ajeno albedrío y voluntad y clamando ayuda del Gobierno y convirtiendo en providencia a los representantes del poder social”. Y remata con la inefectividad del poder de la gente común: “Hasta ahora… la función electoral es una especie de poder de quita y pon, llamado para casos concretos, que hace lo que se le pide y que después desaparece, hasta que vuelven a llamarlo y a exigirle lo que él ha de hacer”.
Elaboró su proyecto de Liga de Patriotas para trabajar con la crisis, pero no meramente para “levantar al país” como diríamos hoy, sino que propuso remedios radicales para lidiar con los males socioeconómicos y políticos que identificó. En esto se diferenció de otros grupos (o tribus políticas, como les llamamos hoy) de la época conocidos como muñocistas y barbosistas, en alusión directa a sus líderes.
Los últimos se lanzaron inmediatamente a la formación de partidos políticos para competir entre sí en contiendas electorales para decidir quién representaba a la isla frente a la nueva metrópolis en materia de posibles cambios a la situación colonial (las llamadas ideologías de status) y quién controlaba el escaso presupuesto del Estado; mientras, la Liga de Patriotas toma la forma de lo que hoy nosotros llamaríamos una organización no gubernamental y no partidista. Dicho sea de paso, patriota no era, para Hostos, sinónimo de independentista ni nacionalista sino simplemente aquel que buscaba lo mejor para su país. Así, por ser inclusiva, afirmaba, nunca se convertiría en partido político. Hostos se ubicaba no sólo fuera del Estado sino fuera de la esfera política y se anticipaba a lo que hoy llamamos la sociedad civil, el tercer sector, las organizaciones sin fines de lucro, la búsqueda de consensos sociales amplios, las convergencias y así por el estilo.
Otra diferencia de la propuesta hostosiana con los partidos fue que éstos vieron en los grandes recursos de la nueva metrópolis la manera de salir de la crisis económica y una forma de supervivencia mediante la dependencia de elementos externos al país (capital, fondos de ayuda, etc.), estrategia que, en forma agrandada, sobrevive hasta hoy. Hostos, por el contrario, veía que la solución a la crisis tenía que basarse en el desarrollo propio, en las iniciativas que pudieran surgir de la misma gente y no dependiendo de elementos externos afirmando que “sólo el que se ayuda a sí mismo, será salvo”.
La propuesta de la Liga de Patriotas consistía de dos objetivos, uno político y el otro, social: “La Liga de Patriotas, en cuyo nombre os hablo, se ha constituido con dos fines: uno, inmediato, que es el poner a nuestra Madre Isla en condiciones de derecho; otro, mediato, que es el poner en actividad los medios que se necesitan para educar a un pueblo en la práctica de las libertades que han de servir a su vida, privada y pública, industrial y colectiva, económica y política, moral y material”.
Poner a Puerto Rico en condiciones de derecho implica trabajar con la parte política de la crisis, que es el colonialismo, que implica imposición, lo cual es contrario a derecho, particularmente a derecho internacional.
La segunda parte de su propuesta, que llama social utiliza más que nada el medio educativo pero tiene implicado todo un esquema organizativo para atender todos los aspectos de la vida, repito: privada y pública, industrial y colectiva, económica y política, moral y material.
Ahora bien, ¿sirve hoy para atender nuestra crisis 120 años después? Hay que mirar varios puntos por los cuáles les quisiera persuadir de que sí: Primero, siempre podemos aprender del pasado, particularmente si lo interpretamos correctamente y si, como podríamos sospechar, muchos de los elementos que han contribuido a la crisis actual ya estaban presentes, de alguna que otra forma, hace 120 años. La relación colonial y elementos del tipo de sistema político, del económico y de la cultura política no han cambiado sustancialmente. Por ejemplo, son parte de una especie de crisis prolongada.
Segundo, como vimos hace un momento, Hostos propone un esquema novedoso, que no pone el énfasis en el Estado ni en los partidos políticos, que ya muchos reconocemos como insuficientes o incluso incapaces para el logro de un bienestar general, sino en la organización de lo que hoy llamamos la sociedad civil.
Hostos nos dejó todo un plan organizativo dirigido a resolver la crisis, es decir, a promover lo nuevo y terminar con los monstruos según la definición de Gramsci que vimos hace poco. Pretender, sin embargo, que eso se aplique de manera literal 120 años después, no tiene sentido. Sin embargo, lo que me propongo compartir con ustedes es mirar las líneas generales de lo propuesto como la contribución que un proyecto de corte hostosiano podría hacer en nuestro momento de crisis.
No se trata, por supuesto, de soluciones inmediatas, y esto es importante aclararlo ya que para Hostos el proyecto más importante no era el inmediato sino el “mediato”, es decir, el más a largo plazo. No se trata, como reclama con todo derecho nuestra población, que venga la luz, que arreglen el puente, que reparen mi casa, que consiga empleo y cosas por el estilo. Se trata más bien de aquellos elementos que podrían facilitar una nueva manera de hacer las cosas que podría llevarnos a resolver nuestra situación mediante un desarrollo propio.
Que conste la voluntad de Puerto Rico
Miremos primero, la propuesta de Hostos para trabajar con la crisis política que, en este caso, sigue siendo la misma que hace 120 años: poner a Puerto Rico en condiciones de derecho, salir de la situación de hecho y entrar en una de derecho, según el lenguaje hostosiano. En el nuestro: la descolonización de nuestro país mediante el ejercicio del derecho de autodeterminación que reconoce hoy el derecho internacional.
La descolonización del país debe ser producto de un proceso donde el pueblo puertorriqueño ejerza su derecho de autodeterminación. En palabras de Hostos: La Liga de Patriotas no quiere más que eso: que conste la voluntad de Puerto Rico. Hostos nos hace dos propuestas principales, que expongo en lenguaje actual: Que se inicie un proceso de negociación con los Estados Unidos para que éste reconozca el derecho de autodeterminación, proceso que no deberá hacer cada partido o grupo por su lado, como estamos viendo, sino mediante un consenso entre las diversas opciones para la solución del estado colonial.
Hostos mismo gestionó la primera de estas iniciativas mediante la comisión que organizó a Washington en 1899 para plantear esto al presidente William McKinley, y que estaba compuesta por un anexionista, un autonomista y un independentista. Julio J. Henna, Manuel Zeno García y el mismo Hostos eran los miembros de la comisión. Aquí recuerdo que Mayagüez todavía tiene o tuvo una calle que lleva su nombre. Que tuviera oídos sordos para la propuesta debido a que el designio colonial ya estaba firmemente trazado, no desmerece las bondades del proceso de consenso que se requiere para una acción de este tipo. El consenso para la descolonización sigue siendo una necesidad 120 años después para evitar el estancamiento.
Las varias propuestas para una Asamblea de Status, compuesta por representantes electos de un espectro amplio de organizaciones de la sociedad civil y de los partidos políticos, constituyen una actualización de la propuesta hostosiana. Las propuestas han tenido sus altibajos, pero sigue siendo una opción disponible y necesaria.
Que se lleve a cabo un plebiscito para que “conste la voluntad de Puerto Rico” pero luego de un periodo de transición para educar sobre las opciones disponibles y para crear las condiciones necesarias para un cambio. En el momento actual aquí lo importante es la necesidad de educar sobre las opciones antes del plebiscito y la naturaleza del proceso educativo porque, en tradición hostosiana, debe ser uno basado en el pensamiento racional y crítico y no en las tradicionales campañas a base de propaganda.
El poder social, poder que no es del estado
En este punto es importante recordar que Hostos se ocupó de que tuviéramos claro que, para que el proceso de negociación funcione, la posición nuestra no debe ser de sometimiento ni de ir con la mano extendida y debe coincidir con los intereses de los EEUU. Dice: “En cuanto a la justicia que el pobre pueblo puertorriqueño se ha puesto en pedir a los nuevos dominadores que se ha dado, jamás la conseguirá si consiente tratarlos como dominadores; pero si se resuelve a tratarlos de pueblo a pueblo, y piensa, habla y procede como pueblo; y como pueblo lastimado en su derecho, burlado en su confianza, herido en su dignidad, infaliblemente llegará un momento en la política americana en que el clamor de la Isla convenga con alguna gran necesidad nacional de Estados Unidos, y el fuerte oiga al débil.” Hoy, más que antes, estas palabras tienen una pertinencia más allá de toda duda.
La segunda propuesta de Hostos, la que no es inmediata y que consiste en (cito nuevamente) poner en actividad los medios que se necesitan para educar a un pueblo en la práctica de las libertades que han de servir a su vida, privada y pública, industrial y colectiva, económica y política, moral y material. No se trata meramente de educar por educar sino como medio para desarrollar, como señalé antes, todos los aspectos de la vida mediante un desarrollo propio, no dependiente.
Aquí, de nuevo, Hostos no recurre al Estado ni a los partidos. En su visión teórica, no habla del poder, sino de muchos poderes dispersos por la sociedad y en varios niveles. Cada nivel del conjunto social tiene su poder: el municipio, la provincia y la sociedad en su conjunto, ese “conjunto de grupos sociales, dice, que llamamos nación”. Le llama poder social a “las capacidades que tienen por naturaleza una nación, una provincia, un municipio. Siendo sociedad cada uno de esos órdenes, el municipio y la provincia, lo mismo que la nación, han recibido de la naturaleza todos los poderes necesarios para cumplir los fines de la vida”.
Llegó a darse cuenta de que el poder electoral era imperfecto y que los partidos políticos y sus jefes pondrían siempre sus ambiciones de poder por encima del bienestar de la sociedad. Por eso, al final de su vida, concibió proyectos basados en el “poder social” y no en el político. Es interesante que el proyecto final con el cual pretendió solucionar los males de la colonia es esencialmente uno que buscaba el “poder social” basado en un esfuerzo de naturaleza educativa.
En suma, Hostos hace contribuciones y se adelanta a manifestaciones posteriores como sociedad civil (en su noción actual), participación ciudadana y democracia participativa, educación popular y alternativa, autogestión y, finalmente, desarrollo comunitario, una categoría que comprende todas las anteriores. Poder social como equivalente de sociedad civil, poder de la base, de abajo y no meramente como poder que no es del estado.
De esta manera el proyecto de Hostos hoy para trabajar, no únicamente con la crisis inmediata, sino con la prolongada, incluiría, partiendo de la base social, por lo menos estos elementos básicos:
Un proyecto de participación ciudadana y democracia participativa
Implica incorporar al proceso a los que han estado hasta ahora marginados de la toma de decisiones, fundamentalmente el equivalente de los que Hostos llamó “aquellos hombres sencillos”, a “los trabajadores de los campos y de las ciudades”; la participación tiene que convertirse en un medio para que sectores que por siempre han visto sus ansias de mejoramiento frustradas por esquemas de dependencia y manipulación política, puedan hacer posible un cambio.
Implica la descentralización del Estado, recobrar la importancia de lo local como el lugar de lo cotidiano, donde lo privado y lo público se entrelazan y donde lo comunitario prima sobre todo lo demás. Hostos vio que los municipios y provincias que formaban la nación también gozaban de autonomía propia y gobierno propio de tal manera que “lo mismo que puede hacer una nación lo pueden hacer un municipio y una provincia, sin más diferencia que la de mayor extensión de necesidades en la nación y la menor en el municipio”. También nos advierte de “un mal gravísimo que se llama centralismo, que resulta del desconocimiento de la autonomía natural de las sociedades provinciales y municipales.” Así les llama.
Hostos abandona el “hacer política”. No le interesa “tomar el poder” sino una “nueva forma de hacer política”. La política de la gente, desde las diversas instancias de la sociedad; es un poder que se gana poco a poco, que se “construye”. Dice sobre este proceso participativo: “Es indispensable aprontar y facilitar la práctica de las instituciones políticas, económicas, cívicas y culturales, que den a toda la población la aptitud, habilidad y espontaneidad necesarias para la vida activa, para el mejoramiento de la salud pública y para ejercitar la iniciativa que hay forzosamente que aplicar a todas necesidades de la vida, así individual como social.” Y sugiere el método: “La Liga contribuirá a facilitar la cultura política cooperando al establecimiento de municipios rurales que en sus tareas de elección y administración pondrán en práctica las aptitudes del campesino, aptitudes que necesariamente van con el ejercicio desarrollándose”; la meta hoy no puede ser otra que el desarrollo de competencias ciudadanas en la población y la construcción de una democracia participativa en todos los niveles, es decir, descentralizada.
Un proyecto de educación popular y alternativa
Se trata de un proyecto de educación popular alternativa. No se trata de la educación pública ni ha de estar en manos del gobierno. Se trata de “poner a Puerto Rico en condiciones de educarse a sí mismo y por sí mismo”; es educación no formal, es educación de adultos, que se da en el contexto en que se vive, en la vida cotidiana; es “educación común”––le llama––y es educación de seres comunes, la de “aquellos hombres sencillos”, la de los “sencillos campesinos”, la de los “trabajadores de los campos y de las ciudades”.
Hostos no hablaba de educar por educar, sino de “educar a un pueblo en la práctica de las libertades que han de servir a su vida”; tiene un propósito práctico: es poner a ese pueblo en condiciones de entender las cosas por sí mismo, de––y lo cito––“restaurar su propio entendimiento por medio de una organización sana y eficaz de la educación común, la mejor de cuantas esperanzas nos quedan, porque educar a los puertorriqueños es fortalecerlos en alma y cuerpo, y fortalecerlos es devolverles los ímpetus que les faltan, los impulsos que necesitan, la fuerza de resistencia y la firmeza de acción que se les pide”; añade en otro lugar: “Lo de que principalmente se trata en este instante de la vida del país, es ir preparándose para que la generación actual contribuya con sus esfuerzos al mejoramiento de sus hábitos y aumento de conocimientos; a que las generaciones posteriores se apoderen de todos los recursos que la libertad pone en manos del país” aquí entendemos que Hostos habla nuevamente del “poder social”, de adquirir, o mejor, recuperar ese “poder social” que está ahora en manos de los políticos. ¿Lúgaro?
Autogestión
Se trata de un proyecto de autogestión. Hostos hablaba de valerse por sí mismo, de educarse por sí mismo, de tener iniciativa, de no depender de los que están en el poder. Y sugiere formas:
1. Instituciones de Cajas de Ahorro y de sociedades cooperativas de producción y consumo… tan urgentes para el mejoramiento moral y económico de la población puertorriqueña que vive en grupos urbanos, como la que pulula por los campos, que la Liga faltaría a su propósito de enaltecimiento del carácter nacional, si no trabajara por establecer esas instituciones realmente salvadoras;
2. Sociedades de construcción a fin de edificar viviendas higiénicas para los trabajadores;
3. Inducir a los hombres de iniciativa para que establezcan diversiones populares…
Se trata, finalmente, de lo que hoy conocemos como desarrollo comunitario.
Después de María
Aunque Hostos no utiliza el concepto comunidad ni comunitario, en la conceptualización que hace en la Liga de Patriotas, particularmente en los Estatutos de la Liga, se reúnen estos tres elementos en el desarrollo comunitario. Cuando se habla de comunitario, se trata de comunidad equivalente a formación social en pequeña escala y a relaciones sociales de tipo personal y afectivo, relaciones cara a cara como la existente en nuestras actuales comunidades. Lo comunitario hace referencia, como en Hostos, hoy mayormente a comunidades pobres, marginadas, de bajos ingresos.
Desde el concepto de poder social, los asuntos han de resolverse en el nivel más cercano a la base. Esto, al promover la participación ciudadana, reduce la dependencia y promueve una mayor democracia.
De igual manera, los procesos de desarrollo comunitario requieren un proceso educativo continuo de tipo popular y alternativo dirigido a elevar los niveles de conciencia de las comunidades. Para Hostos, este es el primer requisito que exigía la Liga al formar núcleos en barrios y municipios. Hostos propone, por ejemplo, la creación de “municipios rurales” que hoy serían nuestras organizaciones comunitarias y vecinales vinculadas con los municipios en forma participativa.
Mucho de esto lo estamos ya viendo en Puerto Rico, particularmente después del Huracán María, que municipios y comunidades se han estado haciendo cargo de funciones que usualmente ha llevado a cabo el Estado. Hemos leído sobre casos específicos en lugares cercanos a aquí, en Hormigueros y en San Sebastián. También se reviven las nociones de autonomía municipal y de descentralización regional. Parece haber llegado la hora del poder social.
Una reflexión final
Una reflexión final: después de todo esto, uno podría preguntarse si es Hostos un profeta. El lunes, 8 de noviembre de 1869 a las tres de la tarde en la ciudad de Nueva York, escribe en su diario: ¿Nesno in patria sua propheta? (¿Se puede ser profeta en su tierra?) He estado preguntándomelo, a pesar de la desconfianza de mí mismo con que trabajo por mi país… No es que sea profeta. Es que trabajó por su país. Es que entendió la crisis que vivía Puerto Rico entre 1898 y 1900 y la crisis prolongada que surgiría a partir de ahí y que sigue con nosotros hoy y nos dejó en una síntesis el mejor remedio para los tiempos de crisis. La comparto ahora con ustedes para cerrar. Dijo Hostos: Individuo o pueblo, sólo el que se ayuda a sí mismo, será salvo. Muchas gracias.
* Este artículo fue leído por el Profesor Emérito, Dr. Roberto Mori González en los actos de celebración del 179 aniversario del natalicio de Eugenio María de Hostos en Mayagüez, el 11 de enero de 2018, en los que fue el orador invitado.