CubaAlonso: un acercamiento mayagüezano a la Escuela Cubana de Ballet
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- por Millie Gil
Si madura como pinta en diciembre de este año se celebrará en Mayagüez una versión criollizada del prestigioso curso de ballet clásico Cuballet, estructurado a partir de la metodología y la técnica de la escuela cubana de ballet.
El de la Sultana el Oeste se conocerá como CubaAlonso y también ha sido creado por la maestra Laura Alonso, hija unigénita de la legendaria bailarina Alicia Alonso y de Fernando Alonso, creador del codiciado método de enseñanza cubano, y fundadores del Ballet Nacional de Cuba y la Escuela Cubana de Ballet.
“No queremos imponer nada para decir, esto es lo que funciona, nosotros descubrimos el agua tibia. La idea es que vengan alumnos y maestros vean las clases y una vez a la semana tener un coloquio. Contestar preguntas e inquietudes sobre la técnica”, explicó a mayaguezsabeamango.com el bailarín y coreógrafo Iván Monreal Alonso.
Según dijo, a su madre Laura le entusiasmó la idea de volver a la Isla a impartir clases a bailarines entrenados y a profesores. El objetivo de este curso, creado temprano en la década del 1980, es enseñar a jóvenes bailarines cubanos y extranjeros, la técnica y metodología de la Escuela Cubana de Ballet, utilizando el sistema de enseñanza desarrollado por el Centro de Promoción de la Danza (ProDanza). La creadora y maestra impartirá clases en el encuentro mayagüezano.
Hay quien dice que fue el interés de profesores y bailarines extranjeros en conocer los detalles de la metodología cubana lo que impulsó la creación del curso que se ofrece desde los años 80.
“La escuela cubana es el resultado del estudio de abuelo (Fernando Alonso) que cogió de todas las otras. Es una suma de las escuelas y lo metió en la batidora e hizo un gran daiquirí, pero no es una escuela cerrada. Seguimos mirando a los lados, viendo, analizando y cogiendo de aquí y de allá, porque a la vez que digas ya yo sé, a partir de ese momento dejas de aprender y dejas de crecer, y lo que no crece, muere”, subrayó.
La versión mayagüezana
Generalmente el curso dura cuatro semanas. Los estudiantes, tanto bailarines como profesores de danza, trabajan directamente con bailarines profesionales, maestros y coreógrafos del Ballet Laura Alonso. Al final se presenta el montaje de una pieza del repertorio clásico internacional aplicando la técnica de la escuela cubana.
En Mayagüez el curso es “atípico” duraría tres semanas y se presentarían fragmentos de algunas piezas del repertorio clásico internacional.
El módulo dirigido a bailarines, por lo regular, ofrece ballet, punta, adagio, repertorio, danza moderna y española, tango, bailes populares cubanos, maquillaje y actuación. El otro curso, para maestros, comprende metodología de la enseñanza del ballet, de la preparación física, kinesiología, y demostración de clases impartidas por profesores y maîtres. Ambos han sido reestructurados para su puesta en marcha en Mayagüez
“Va a ser medio atípico porque vamos a trabajar sábados y domingos”, para compensar los días feriados de Navidad y fin de año, recalcó el coreógrafo.
Los talleres intensivos serán para profesores y bailarines “no iniciantes”. “Sería a partir de diez, once años. Que tengan la base. Que sepan lo que es la primera posición y nociones del ballet”, insistió.
El método cubano en manos mayagüezanas
Monreal Alonso, quien confiesa que desde la primera vez que vino a Mayagüez quedó prendado con la ciudad porque se le pareció al pueblo de sus abuelos paternos oriundos de Camagüey. “Lo primero son sus gentes, los muchachos, el talento que hay, las ganas y uno se siente útil. Entonces es muy difícil decir que no”, subraya.
Tan a gusto está el bailarín por estos lares que ha entregado al director de EMBAE, Kelvin Santiago copia del método para la enseñanza del ballet clásico en la isla Caribeña que se reconoce internacionalmente como la Escuela Cubana de Ballet. “Nosotros lo que queremos es no levantar paredes, es hacer puentes porque como dice abuelo, uno solo no hace nada, es todos juntos”.
Recordó que el sueño de Alonso era precisamente que su método fuera difundido y adoptado en toda América. “Todas las escuelas, a la rusa le dicen la Vagánova, a la italiana Cecchetti, todas tienen el nombre de su creador. La escuela cubana todo el mundo sabe que la creó Fernando Alonso pero no se llama método Alonso se llama escuela cubana. Él ni siquiera le puso su nombre, él lo hizo para darlo y su sueño, en aquel momento, era que se convirtiera en la escuela latinoamericana”, rememora.
“Ya contamos con la metodología cubana. Tenemos el libro de su abuelo Fernando de primero, segundo y tercer año que es el currículo que vamos a implantar en EMBAE”, sostuvo Santiago entusiasmado.
Monreal Alonso y su esposa, la también bailarina Leydi Villalobos, quienes residen en la República Dominicana, han impartido talleres intensivos de ballet clásico en Mayagüez durante los pasados cuatro años, sin embargo, es la primera vez que se formaliza un acuerdo con la escuela cubana para ofrecer el curso CubaAlonso en la ciudad de las Aguas Puras.
“Empezamos en diciembre a traer refuerzos. Mi mamá me dijo que sí, que la idea le entusiasmó, y eso que no ha visto los bailarines”, sostuvo el coreógrafo quien destacó que en Mayagüez “hay talento y hay ganas”.
La Escuela Cubana de Ballet
Pero, qué caracteriza a la escuela cubana de ballet. La propia Alicia Alonso, quien colaboró con su marido Fernando y su cuñado Alberto Alonso en la creación de la Escuela sostiene que lo que la distingue es “la exuberancia del folclor musical y danzario cubano, tan conocido y admirado, producto de la asimilación de lo español y lo africano”.
La prima ballerina assoluta siempre ha destacado y defendido el marcado sabor cubano de su trabajo como bailarina y como formadora de legiones de bailarines cubanos y extranjeros. Alonso dice que “una escuela de ballet tiene su base, en primer lugar, en la cultura nacional de un país y el talento peculiar de ese pueblo para expresarse por medio de la danza. Sobre esto se va a proyectar después la técnica de ballet clásico. El ballet académico, en su base, es igual en todas partes del mundo. Ahora, cuando esa técnica se toma en un país que tiene su cultura y dentro de esa técnica se asimila la cultura nacional de un pueblo y el trabajo de profesores, el empeño de determinadas personalidades, de coreógrafos, esa técnica se va matizando en una forma determinada. No quiere decir que se cambien los principios de la técnica académica en el entrenamiento del bailarín, se adulteren los estilos históricos o se sustituyan las coreografías tradicionales, sino que se empieza a dar un acento diferente a cada cosa que se hace”, decía en un artículo de su puño y letra.
Aquí hay talento lo que no hay es estructura
Los maestros cubanos reconocen el talento de los bailarines puertorriqueños, “estamos cortados con la misma tijera”, lo que echan en falta es la estructura. “Estructura, espacios. Por ejemplo, aquí hay cosas que no se pueden trabajar. Cargadas, saltos aquí no se pueden hacer. La estructura es fundamental”, explica Villalobos quien fue prima ballerina de ProDanza y alumna de Fernando Alonso de quien dice aprendió todo lo que sabe de ballet.
Detrás de su apariencia dulce, grácil y juvenil hay una maestra muy exigente. “Yo soy muy exigente, hay muchachos con los que a veces hay que ser fuerte, porque tienen que despertar. Uno empieza suave, luego uno alza la voz, pero siempre con respeto”, apostilló.
Su compromiso como maestra es poner su conocimiento al servicio de sus alumnos con los que comparte todo lo que aprendió de su maestro, su “lord”.
“Me han ayudado muchísimo, muchísimo todos los maestros, pero básicamente lo que he empleado para enseñar es lo que me ha enseñado el maestro Fernando. Él era muy minucioso con las cosas. Una dice, si no se hace tal paso como es, a la vez que tu mezclas uno con otro, si no lo haces como son es como que todo es igual, no se define lo que estás haciendo”, recalca con un acento marcadamente cubano-dominicano.
La bailarina que comenzó a tomar clases de ballet con “mucho sacrificio” a los 13 años sabe, por experiencia propia, que la tenacidad es la clave del éxito. “Por eso mi admiración por Joshuan, por estos muchachos de aquí que tienen algo muy importante, muy importante: tenacidad. Hay personas con condiciones que todo es fácil. Pero ellos, a pesar de que tienen sus limitantes, son muy luchadores y por eso llegaron. Eso es lo que hace que uno llegue al final”, remató.
Los boricuas en Madrid
El director de la Escuela Mayagüezana de Ballet y Artes Escénicas (EMBAE), Kelvin Santiago está satisfecho con los resultados de la relación con la escuela cubana ProDanza. No solo va encaminando el acuerdo para CubaAlonso, sino que dos de sus alumnos acaban de ser aceptados, a la prestigiosa cátedra en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Joshuan Vázquez de 19 años alumno de EMBAE y Karla Ortiz de la compañía Ballet Escenario de Elmer Pérez fueron aceptados, previa audición, a la universidad madrileña.
“Los maestros Iván y Leydi llevan dos años educándolos a través de la danza en nuestra escuela y en talleres de verano en la República Dominicana. Durante este mes de junio estuvieron entrenándolos rigurosamente en la técnica del ballet clásico cubano y les enseñaron y limpiaron las variaciones con las cuales audicionaron”, sostuvo Santiago.
Por el momento, Kelvin dijo sentirse “feliz” del éxito de sus alumnos y reconoce que es un acierto importante para su escuela . “Lo celebro como si fueran mis hijos. Porque los bailarines de esta escuela son como mis hijos. Aquí no solo vienen a formarse como bailarines, aquí vienen atraídos por las ganas de educarse. Ha costado mucho hacer muchas cosas como institución y estos jóvenes, en el caso de Joshuan, la pasión por la danza nos conduce a la educación”, insistió el también coreógrafo y productor.
Monreal Alonso augura que la llegada de los puertorriqueños a la Cátedra Alicia Alonso de Madrid “va a sentar precedentes”. “Hay gente que está allá que son amigos y competidores, la competencia ahora va a ser allá. A ver por donde le entra el agua al coco.”.
Recordó que cuando los dominicanos vieron a los bailarines boricuas entrenar en los talleres que ofrece en República Dominicana, “hubo un cambio en los dominicanos”. Destacaba de los boricuas “la manera de trabajar… de esa entrega, esa atención”.
Ser un Alonso
El bailarín, quien nació en el seno de una familia de artistas, bailarines y creadores reconoce que durante toda su vida ha tenido que enfrentarse a la crítica y a las comparaciones, incluso de su propia familia.
Cuenta que sus abuelos eran exigentes, los dos. “Jamás fue, que lindo el nene. Por suerte tuve a la madre de mi papá que eran abuelos abuelos. Ahora es que yo le digo abuelos. Ellos eran Fernando y Alicia. Primero a mi abuelo le llamé abuelo Fernando. No sé qué pasó en él. En un momento cuando perdió a su hermano Alberto, eso lo sacudió y se volvió más familiar, más asequible, porque antes (en clase) era él sentado, carraspeaba y ya sabía que me había quitado puntos porque, eso no se le hace al abuelo. Otros cinco puntos por no doblar la rodilla”.
De su abuela Alicia reconoce que ha sido indiferente. “Abuela es peor. Yo entré a la compañía cuando mi abuelo salió de la compañía, y allí estaba mi abuela”. Recuerda que cuando colocaban la lista con los nombres de los bailarines que irían a las giras internacionales, “yo me levantaba y me decían, tu ni leas que tu no vas”.
Su padre, el también bailarín Lorenzo Monreal, pidió asilo político en París en el año 1966 durante una gira artística en lo que se conoce históricamente como la huida de los diez. Con él se quedaron otros nueve bailarines homosexuales para evitar ser enviados a campos de trabajo forzado.
“Pero al final lo agradezco porque no hubo nada regalado. A eso súmale que yo no fui, yo no era un derroche de condiciones, Joshuán tiene mil veces más condiciones que yo. Joshuán impacta, pero yo con este tamaño, esta cosita, ni soñar ser un príncipe, cuando había la ocasión sería el bufón, no el príncipe”.
A pesar de haber entrenado con los grandes bailarines cubanos Jorge Esquivel y Lázaro Carreño, entre otros, Iván no llegaría a brillar como sus maestros. “Los de mi generación dicen: tú nos demostraste que se puede bailar sin condiciones”.
En su desarrollo como bailarín, aunque su abuelo Fernando estuvo cerca, fue su madre Laura la que estuvo siempre presente. “La verdad, la verdad es que yo soy coreógrafo por Laura, porque ella empezó a empujar, vamos a hacer talleres de coreografía”. Según dice, así se creó la Joven Guardia a través de la cual se formaron, no solo bailarines sino creadores y nuevos coreógrafos que han dado continuidad a la tarea titánica que emprendieron desde finales de los años 40 sus abuelos y tío.
“Primero salieron bailarines, cuando Esquivel no estaba y Lázaro no estaba, pero había otros listos. José Manuel Carreño, Totó, Lienz Chang, los Quenedit estaban listos por la Joven Guardia, porque si no, se hubiese producido un bache. Y ahora sería otra la historia. Porque una escuela que no produce no llega a ser escuela”, sentenció.
Hoy día vive satisfecho de poder enseñar lo que aprendió de los Alonso y lo que ha vivido toda su vida.
Sobre los talleres intensivos de CubaAlonso, que se celebra en diciembre dijo que el propósito es “dar continuidad y más que nada es para que las autoridades sepan que hay una disposición, hay un aquí estamos. Ahora lo que hace falta es que tú des un paso. Ya nosotros lo dimos. Y daremos los que hagan falta”.
Santiago, por su parte, confía en que el alcalde José Guillermo Rodríguez, como en otras ocasiones, se convierta en auspiciador del ambicioso proyecto cultural.