La plaza del mercado de Mayagüez
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- por Millie Gil
En el año 1876 se construyó en Mayagüez la mejor plaza del mercado de todo Puerto Rico y del Caribe. Una estructura tan hermosa y tan resistente que sobrevivió los estragos del terremoto de San Fermín en octubre de 1918.
La estructura era un rectángulo compuesto de dos alas unidas en el fondo por un trasversal, ventanas acristaladas, fuentes ornamentales y cerrada por una verja de hierro. Tal era la belleza del edificio que varias reputadas compañías de ópera del extranjero hicieron representaciones allí cuando en Mayagüez todavía no había teatros. El historiador oficial de Mayagüez, Lcdo. Federico Cedó asegura que “cuando esta Plaza se construyó se catalogó como la mejor de la Isla y de todas las Antillas”.
El ingeniero Carmelo Bascarán fue el responsable de la edificación que donó al municipio seis años después de su inauguración. Bascarán pactó con el municipio, que él administraría la instalación los primeros seis años, luego que se compraron los terrenos frente a la entonces Carnicería Municipal. La suya sustituyó una plaza que se quedó pequeña para las necesidades de la ciudad.
Desde su fundación en el año 1760 Mayagüez tuvo plaza de mercado. La primera de éstas estaba ubicada al costado norte de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria. Los agricultores vendían sus víveres en el atrio de la iglesia hasta que el espacio se convirtió en parte de la Plaza de Colón.
Sin embargo, en 1836 comenzaron las quejas de los parroquianos quienes pedían que se movieran a otro lugar, las gentes y las bestias que venían del campo porque el bullicio interrumpía las funciones religiosas.
La restauración más importante al edificio de Bascarán se registró en el año de 1912, seis años antes del devastador terremoto de 1918 que destruyó estructuras y puentes, pero no pudo destruir la impresionante estructura de acero de la Plaza del Mercado de Mayagüez.
Lo que no destruyó San Fermín en el 1918 terminó siendo ruinas en 1960 cuando el ayuntamiento decide eliminar, “por obsoleto” el emblemático edificio.
“Esas cosas que pasan de que les da la manía de hacer algo nuevo, no se dieron cuenta del valor que tenía”, sostuvo el historiador Cedó quien recuerda que “Doña Fela quiso adquirirla y montarla en San Juan. La quería poner en el parque Luís Muñoz Rivera, donde se construyó el Pabellón de la Paz”.
Sin embargo, la otrora alcaldesa nunca la obtuvo. Lo que si sabemos es que las piezas fueron sepultadas en un vertedero cerca de un crematorio en el barrio El Quemado.
Fue Don Carlos Ríos, entonces director del Archivo Histórico de Mayagüez quien le dio las pistas a la historiadora y gestora cultural Silvia Aguiló quien consiguió se desenterraran las piezas.
“Yo había oído siempre en la historia oral, que las piezas se habían tirado en algún lugar, que estaban enterradas, la habían desarmado y las tiraron por ahí. He oído que en el barrio El Quemado donde incineraban cosas”, dice Aguiló.
El propio municipio dispuso de camiones y personal del Departamento de Obras Públicas y del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Se sacaron las piezas y se llevaron a un almacén de Obras Públicas para usarse en algún momento
“La ilusión era conseguir que le pasaran al municipio la Estación Experimental para hacer allí el Museo de la Historia de Mayagüez, si eso se daba queríamos armarla en la parte de atrás para instalar parte de la estructura y tenerlo como un salón de conferencias. Hubo tres intentos pero en tres ocasiones las gestiones quedaron en nada. En el ínterin las piezas se mandaron a un almacén de Obras Públicas en Miradero y a mí me consta que estaban allí. Se levantaron las piezas como un rompecabezas y fue una gran emoción”, fue una cita.
Actualmente la plaza consta de un edificio en hormigón de dos niveles con ascensor, aire acondicionado y una escalera eléctrica. En el primer nivel se encuentran los puestos de frutas y vegetales, carnes frescas, pescadería, dulces, floristería, cigarros, cigarrillos y lotería entre otros. El segundo nivel está reservado para salón de belleza, sastrería, equipos médicos, tienda de artículos naturales, una cafetería con merendero, oficinas municipales de servicio, oficinas de agencias estatales y otras del sector privado.
Un estacionamiento de seis pisos alivia el agobio del conductor y los cajeros automáticos evitan salir del recinto sin mercancía por no tener dinero en efectivo.
Luego de intentos fallidos por bautizar la plaza con el nombre de su dueño y gestor original, Carmelo Bascarán, en diciembre de 2006 la plaza fue designada con el nombre de Ernesto Rivera Matos, un placero y sastre que trabajo 59 años en el lugar.
Los sábados la Plaza de Mercado es un ir y venir de gente variopinto que busca no sólo los productos más frescos y a buenos precios sino una experiencia de socialización. Cuando venga a Mayagüez no deje de visitar la Plaza del Mercado, Ernesto Rivera Matos, en la calle Pablo Casals, esquina Muñoz Rivera en el corazón de Mayagüez, le garantizo que no le será indiferente.