Prioridad el arte y la cultura en Mayagüez
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- por Millie Gil
El cumpleaños que organizó el municipio de Mayagüez para celebrar la vida del músico, comediante, compositor y libretista, Ysrael “Shorty” Castro, y recolocar la tarja que designa el Paseo del Litoral con su nombre, propicio un encuentro de reafirmación de la cultura y los artistas puertorriqueños.
“Yo puedo decirle con la frente en alto a los artistas, a los deportistas, a las personas destacadas de nuestra ciudad que escribieron paginas en nuestra historia, que mientras yo sea el alcalde de Mayagüez siempre van a tener la mano amiga del gobierno municipal para acompañarlos en los momentos de gloria y también en los momentos de dificultad, que muchos han tenido y con los que hemos colaborado, aun con los escasos recursos que le han dejado a los municipios”, sostuvo José Guillermo Rodríguez desde la tarima colocada frente a la impresionante bahía de Mayagüez.
Según dijo, el presupuesto operacional de la administración municipal de Mayagüez le ha dado a los proyectos relacionados con el desarrollo del arte y la cultura, la misma prioridad que a los presupuestos destinados “a la salud y la seguridad, la recreación y el deporte”. “Así está distribuido el presupuesto del gobierno municipal de Mayagüez”, recalcó el alcalde en una breve alocución en el cumpleaños 91 del músico y comediante, minutos antes de desvelar la tarja que da su nombre “al más importante proyecto de infraestructura” de la Ciudad de las Aguas Puras.
El ejecutivo municipal destacó la importancia de fomentar el arte en los niños que como Shorty Castro “corren hoy nuestras calles y nuestras barriadas con una ilusión y un sueño”. “Trabajar para que puedan canalizar y hacerlos realidad, es el deber de todos los que amamos a este país”.
“Como dijo Edgardo Huertas: Amar a la patria no tiene que ver con ideales políticos, es con el corazón y con el alma que uno sienta amar el lugar donde uno nació. Yo sé que en Ysrael “Shorty” Castro estaba el orgullo de ser mayagüezano, pero también estaba el orgullo inmenso de ser puertorriqueño”, subrayó.
Pero el país, dijo, tiene que valorar su arte y sus artistas. “No solamente el legado, sino abrirle puertas al que tiene en su corazón, en su pensamiento y en su ilusión llegar a ser artista. Que no pasen lo que pasan nuestros artistas, cuando caen enfermos, con muchas dificultades y que poca gente le extiende la mano”.
Rodríguez, cuya administración auspicia unas doce escuelas municipales de arte reiteró, que con el poco dinero que le han dejado a los municipios “los dos últimos gobernadores, el actual y el anterior” el arte y la cultura seguirán estando “entre las prioridades” de su gobierno.
En Mayagüez se le ha hecho justicia
Dos de los más cercanos colaboradores del homenajeado mostraron su sintonía con el ejecutivo municipal. También admiten que al multifacético artista mayagüezano el país no le ha reconocido su grandeza.
“No, no. Definitivamente no se le ha hecho justicia. En Mayagüez sí, en el país, no”, declaró Otilio Warrington “Bizcocho”.
El cantante e historiador Edgardo Huertas dijo que al artista, “nunca se le reconoció el valor que tenía”.
“Shorty es compositor y le han grabado grandes artistas, grandes orquestas, grandes solistas. Como decía Rafael Hernández: Es un estuche de monería. Porque Shorty, por donde quiera que lo buscas es una estrella”, afirma. Sostiene esa falta de reconocimiento se debe a que “los puertorriqueños solemos ser mezquinos en el elogio”. A pesar de ello aseguró que Shorty nunca va a morir “porque el que te hace reír nunca muere”.
Un capítulo para Shorty
Ysrael Castro escribió la historia de la comedia televisada de la segunda mitad del Siglo XX en Puerto Rico. Ambos artistas coinciden en que la mayoría de los comediantes de este país se hicieron famosos y grandes comediantes “gracias a los libretos de Shorty Castro”.
“Shorty era el que escribía, Shorty Castro era el que dirigía. Yo le tengo que agradecer a Shorty que todas las cosas que yo hacía era Shorty el que las escribía”, confiesa Warrington.
Y puede que tenga razón el comediante. “Las palabras de los actores que se hicieron famosos, “sobre todo los comediantes del país como (José Miguel) Agrelot, Awilda Carbia, fue por la magia de Shorty, quien nunca pidió reconocimiento ni el sitio para que le rindieran homenaje”, subrayó.
“Shorty estuvo siempre ahí, desde el comienzo de la televisión. Era buen amigo, buen actor, buen director, buen comediante, pero sobre todo, tenía un don de gente maravillosa”, insiste Huertas.
A Bizcocho, a quien conoció en 1967, Shorty lo hizo artista. “Marcó mis primeros pasos. Yo nunca cogí una clase de actuación. Gracias a Shorty estoy donde estoy. Escribía los libretos para que los actores se la comieran en el escenario. Eso no lo hace un individuo sin esta grandeza moral”, reiteró.
“Cuando se escriba la historia de la televisión en Puerto Rico a Shorty Castro le tienen que dedicar, no una página sino un capítulo entero”, sentenció el comediante que conoció a Shorty cuando tenía 19 años.
NO a la privatización o venta de WIPR
Edgardo y Bizcocho se oponen al cierre o privatización de las Emisoras del Pueblo de Puerto Rico WIPR y WIPM radio y televisión. El que no entienda la importancia de tener una emisora cultural, dicen, “no entiende la importancia de vivir en este país”.
“El país depende de ese bastión cultural que es WIPR, porque WIPR no es una estación más de televisión, es la única que habla en nuestro idioma. Habla en boricua y siente como boricua. El que no entienda la importancia de tener una emisora cultural no entiende la importancia de vivir en este país. Las oportunidades todas son buenas, pero, WIPR como la cultura nuestra, no tiene precio. Por eso no se vende”, sostuvo Huertas.
Bizcocho lamenta la propuesta privatización o venta de los activos de las emisoras del pueblo de Puerto Rico y lo considera “un problema serio”. “Es un problema bien serio. Ahí hay mucha gente que depende de WIPR”.
Ambos reconocen que el país vive una “sequía de comedia” porque la industria de la televisión “se cayó”. “En este país no existe ya industria de televisión”, sentencia Warrington al comparar la situación actual con la de los años 60 y 70 cuando se produjo una zafra en la producción de comedia televisiva.
“Tú veías en todos los canales programas vivos, vivos, vivos, y había artistas. Tommy Muñiz, Paquito Cordero, esa gente ya no existe. Aquí hay actores que no saben cómo se escribe la palabra trabajo hace más de diez años porque no dan un tajo. Dependen del gobierno o tienen que estar haciendo obras de teatro para poder subsistir”, acotó el comediante.
Al cumpleaños de Shorty asistieron como invitados los también mayagüezanos, Roberto Roena y el locutor y presentador de televisión, Frankie Jay. Unas 150 personas ocuparon los asientos desde temprano. No querían faltar a la fiesta de cumpleaños de su compueblano. Muchos peregrinaron por el espacio para mirar las fotos de distintos tamaños y formatos colocadas en una serie de bastidores, que cuentan la historia artística del mayagüezano.
La audiencia miró con interés un reportaje que se proyectó desde dos pantallas dispuestas en los laterales de la tarima. Un repaso de más de 50 años de carrera artística como músico, compositor, comediante, actor, libretista, director, productor y gran aficionado de los Indios de Mayagüez del béisbol profesional.
La verdadera historia de la tarja de Shorty
Por cierto, el alcalde Rodríguez aclaró lo que pasó con la tarja original que se colocó en el 2012 en el Paseo del Litoral, en presencia del artista. Según contó, la original se había colocado en el lugar cuando no había seguridad. Un día trataron de hurtarla y fue vandalizada. Para protegerla, se la llevaron al cuartel de la Policía Municipal y luego la guardaron en el almacén del Departamento de Obras Públicas Municipal. Entonces, se produjo incendio y el calor del fuego dobló la placa de bronce. Luego vinieron las reclamaciones al seguro. Al final se hizo una nueva tarja que se colocó al costado de la estructura de la Plaza de las Banderas en el Paseo del Litoral Ysrael “Shorty” Castro, el día que le celebraron el cumpleaños 91 al llamado Gigante de la Comedia.