Muere Raúl García Rinaldi, reconocido cirujano cardiovascular y filántropo puertorriqueño
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- por Marga Parés Arroyo *
“No me quiero morir. Tengo tantas cosas que hacer...”, manifestó el doctor Raúl García Rinaldi en septiembre de 2018 en una extensa entrevista que le concedió a este diario (El Nuevo Día) en su oficina en el Mayagüez Medical Center, donde ejerció la medicina desde el 2001 hasta temprano esta tarde (11 de febrero 2021), cuando falleció de un aparente infarto.
Su corazón, el órgano al cual le dedicó su vida a través de estudios, escritos y mediante el tratamiento que le dio a tantos pacientes que operó, se detuvo esta tarde.
“Murió como vivió, con las botas puestas, atendiendo pacientes”, informó hoy el doctor Víctor Ramos, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, quien resaltó que el accidente cardiovascular ocurrió en la misma oficina de García Rinaldi.
En la “Gran Entrevista” que le realizó El Nuevo Día en el 2018, el médico resaltó la labor de su esposa, Jeanette Quiñones, como coordinadora de un proyecto de investigación, así como por entender las exigencias de su trabajo como cirujano cardiovascular.
“Vivo perdidamente enamorado de esto. Quiero morir entre la sala 5 y 6 (del Centro Médico de Mayagüez), que es donde opero. Sería lo más feliz”, sostuvo entonces al ser abordado por este diario sobre qué otros retos anhelaba alcanzar.
La Fundación García Rinaldi, mediante la cual miles de jóvenes interesados en estudiar medicina se han orientado y realizado trabajos investigativos, también fue y seguirá siendo una parte importante de su legado.
Incorporada en 1993 como institución sin fines de lucro, la Fundación tiene varios nortes, desde facilitar el acceso a procedimientos cardiovasculares a pacientes con limitaciones económicas, hasta promover la investigación de enfermedades cardiovasculares y sus tratamientos y promover la educación entre profesionales de la salud.
“La parte educativa ha llenado muchas necesidades. Me gozo esa parte. También hago muchas alianzas con compañías farmacéuticas, por ejemplo, para hacer actividades de prevención. Me encanta ir a hablar con los viejitos, con estudiantes de escuela superior, de universidad, de programas graduados, dar conferencias en Estados Unidos. Todo eso me encanta y sigo con el mismo entusiasmo”, contó.
“La meta original era darle cuidado cardiovascular al paciente indigente, pero con la Reforma (y el acceso a servicios médicos privados) se hizo un reenfoque. Estoy muy contento de lo que hemos hecho. Tenemos un programa de verano. De 600 solicitudes, se escogen 100 estudiantes. Los paso por un cedazo. Los pongo a pensar, a estudiar. Empecé con universitarios, pero después de que por un error, en una entrevista de televisión, se dijo que también se aceptaban estudiantes de escuela superior lo abrimos (a jóvenes de “high school”). Me he dado cuenta que donde más impacto es cuando empiezan más temprano. Ahora, quiero empezar en grado nueve. No solo son brillantes (los estudiantes escogidos), es que puedo motivarlos. Es un orgullo ver cómo cambian. También, tenemos un programa que vamos a escuelas públicas y por una semana les llevamos recursos de diferentes profesionales de la salud”, expresó a este diario sobre el trabajo con su fundación.
García Rinaldi publicó un libro en el 2015 sobre su trayectoria, titulado “Mis tropiezos hasta la sala 6”. Natural de Santurce, García Rinaldi fue producto de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Se graduó de la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico (UHS), luego completó un bachillerato en la UPR y, posteriormente, estudió medicina en el Recinto de Ciencias Médicas.
Completó su internado en la Universidad de Minessota y luego entrenó con el doctor DeBakey en el Baylor College of Medicine, en Texas, donde terminó su doctorado y completó su especialidad en cirugía y subespecialidad en cirugía torácica.
Su primera operación fue en 1967. Su última fue este martes, según contó el doctor Ramos, quien resaltó que la escasez de médicos en Puerto Rico con la subespecialidad que ejercía García Rinaldi, cirugía cardiotorácica, hacía que su trabajo fuera “extremadamente exigente”.
Su primera operación fue en 1967. Su última fue este martes, según contó el doctor Víctor Ramos, quien resaltó que la escasez de médicos en Puerto Rico con la subespecialidad que ejercía García Rinaldi, cirugía cardiotorácica, hacía que su trabajo fuera “extremadamente exigente”.
“Fue alguien sumamente importante en la historia y desarrollo de la cirugía cardiotorácica de la clase médica y del país”, dijo Ramos, quien resaltó que la escasez de la subespecialidad que ejercía García Rinaldi se resalta aún más con la fuga de médicos.
Entre 1991 y 2001 García Rinaldi fue parte del equipo médico del Hospital Pavía, en Santurce. También, fue miembro de la Junta de Directores del Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe. En 2001, se trasladó a Mayagüez. Además de su práctica en el Mayagüez Medical Center, donde dirigía el Programa de Cirugías Cardiacas y Vasculares, en este pueblo también se destacó como coordinador del grupo de Pre-Médica del Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR que lo vio crecer y desarrollarse.
“Con los estudiantes de Medicina lo que trato es que tengan su agenda. No pueden dejarse llevar por el sistema, los planes, otros médicos, la burocracia... No, tienen que desarrollarse al máximo”, relató entonces con evidente pasión sobre el interés que tenía de ayudar a los jóvenes en desarrollarse en el campo de la medicina.
Comprometido con la educación de futuras generaciones y su deseo de mejorar la calidad de vida de sus pacientes, García Rinaldi falleció con su agenda llena.
Al cirujano cardiovascular le sobreviven su esposa Jeannette Quiñones, su hija Karla Caraballo, cinco hijos y cuatro nietos.
* Publicado en endi.com.