Roy Brown redescubre su obra artística desde su escape en Mayagüez
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- por Rosalina Marrero-Rodríguez *
Cuando el cantautor Roy Brown grabó el disco “En fuga”, en el 1994, por más hermosas que le resultaron las canciones, tanto las letras como la música, se sentía cansado, insatisfecho. El ir y venir común en la vida de los artistas lo llevaba a un ritmo más precipitado de lo que quería estar.
Ese repertorio que hoy rescata en una versión remasterizada incluye el tema “Triste alegre”, un reflejo de su inconformidad con la vida que llevaba entonces, a sus 49 años. El disco “casi no vendió” y él se distanció un poco del cantor para ser persona, como dice, y el amor volvió a tocar su piel.
Yo no soy solamente un artista. Yo soy una persona y eso ha sido un descubrimiento bien bueno para mí”
Su enamoramiento por la extenista Emilie Viqueira le dio un vuelco a su vida hace más de 20 años, que lo estacionó en alguna loma de Mayagüez, desde la que alcanza ver la isla de Mona, y de allí no hay quién lo saque. Tendría que ser un asunto extraordinario para que decida regresar a la congestión de San Juan.
Me enamoré de verdad y decidí que no iba a seguir con esa vida de loco, que iba a seguir siendo músico, pero que no iba a estar viajando todo el tiempo, porque yo perdí una familia así”
“Dejó de gustarme vivir allá y me encantó vivir acá”, afirmó. La decisión de mudarse a la zona oeste vino motivada por el nacimiento de la tercera de sus cuatro hijos (Fabiola, 20 años), para quien quiso una crianza distinta.
“Yo era una persona que viajaba constantemente, estaba muy pendiente a mi arte, a mi carrera musical, aquí todo eso cambió. Aquí me ocupo de hacer las compras de la comida, cocino por lo menos dos veces al día, entonces tengo una vida más doméstica. Llevo a mi hijo (Emil, de 15) a natación, lo ayudo para que tenga un lugar de estudio, él toca guitarra. Entonces ayudo a mi compañera. Emily es directora de una escuela Montessori y profesora en el colegio de Mayagüez (RUM) y pues, le ayudo”, compartió Brown, de 75 años, y también padre de Yarí y Lara.
Que esté más en contacto con la naturaleza que con el bullicio capitalino no lo separa de sus pasiones por la lectura y la composición. Eso lo continúa haciendo, pero desde una realidad existencial diferente. “Compongo con mucha calma, y canciones que sean producto del estudio de mirar el mundo, de mirarme profundo a mí mismo. Antes las canciones me salían más biográficas, de las cosas que estaban pasando y de las cosas que me estaban pasando, ahora siempre me gusta hacer canciones que tengan bastante que ver con la historia, aunque escribo cosas que son también más pedestres, como el amor y la naturaleza”.
El amor y el conocimiento es lo que lo salva del pesimismo que a veces lo arropa al observar la destrucción y el desinterés de los gobiernos ante situaciones de envergadura como el calentamiento global.
“Se hace imposible concebir un futuro y una vida como la que viví de joven”, lamentó. “Hay fuegos y nadie los atiende, hay unos pronósticos que desde joven se van viendo, como el calentamiento global y que está ocurriendo, y como que nadie está a cargo; hay una contaminación terrible y todo el mundo camina sin darse cuenta de que nosotros tenemos montones de metales que no debieran estar en nuestros cuerpos y nadie se ocupa. Nosotros no comemos bien y nadie se ocupa. Hay mucho ruido innecesario y nadie se ocupa. Entonces escribo de eso, pero a la misma vez trato de contarlo con algo que es lo que nos salva, que es el amor sexual e intelectual”.
El estilo de vida de la voz de temas como “Mr. con Macana”, “En la vida todo es ir” y “Sal a caminar” le hizo fácil el proceso de distanciamiento social, aunque confesó que sintió miedo ante la pandemia y ante la incredulidad de muchas personas sobre lo que esto representa. El encierro, entonces, lo aprovechó para rescatar, remasterizar y trasladar al formato digital mucha de su discografía, como lo hizo con el disco “En fuga” junto con David Rodríguez.
Esta nueva versión salió al mercado el 19 de febrero y se obtiene a través del portal www.roybrown.com.
“Eso es un disco que yo grabo en el 94 cuando tengo 49 años. Tiene canciones muy hermosas que a mí me encanta haberlas escrito, haberlas cantado y montado con unos músicos increíbles, con unas orquestaciones fabulosas, y en ese momento yo me sentía feliz con la música, de hecho, hay una canción que se llama ‘Triste alegre’, entonces, básicamente estaba medio cansado de este estar yendo y viniendo. Realmente estaba muy inconforme con mi vida personal y cuando terminé el disco como que ya, el disco está y algún día verá la luz y abandoné ese proyecto, porque ese disco casi no se vendió, y como que en cierto modo casi como que me retiré”, recordó del ambiente en el que gestó el álbum.
En medio del ejercicio de revisitar su música desde el estudio que ha levantado en su nido mayagüezano, Brown cuela alguna grabación inédita, como “Mima”, una tema que juega con la alegría y tristeza en la que siempre se mueve el ser humano. Esta canción espera presentarla al público en mayo o junio, antes o después de lo que será su segundo concierto virtual, aunque el próximo lo hará en el ambiente íntimo que se da entre una reunión entre amigos.
* Publicado en Primera Hora.