Fallece Luz Celenia Tirado, dama de la décima
- Detalles
- por mayaguezsabeamango.com
La trovadora, compositora, cantante, actriz y maestra, Luz Celenia Tirado falleció a las cinco y diecisiete minutos del lunes 30 de mayo de 2022 en un hospital del área oeste por complicaciones de salud. Tenía 93 años.
La Dama de la Trova, fue fundadora y directora de la Escuela de Niños Trovadores de Mayagüez. Una escuela donde enseñaba a los niños y niñas a componer la décima espinela y a cantar la trova campesina.
La jibarita de las lomas, según su nieta Rebeca Ufred, sufría de varias condiciones propias de su edad que aceleraron su deterioro “rápidamente en los últimos días” por lo que había ingresado a un hospital.
Actualmente se espera por los trámites forenses para el traslado del cuerpo a San Germán donde vivía. La familia cumplirá el deseo de la artista de que se celebre velatorio público, para lo que se ofrecerán los detalles más adelante.
Tirado tuvo una hija, Rebeca, tres nietos y cinco biznietos que le sobreviven, según una historia de El Nuevo Día.
Sus inicios
La primera vez que la compositora, trovadora, cantante y actriz Luz Celenia Tirado participó en una novela radial en la emisora WPRA de Mayagüez, se pagó el pasaje desde San Germán a su cita con el éxito vendiendo huevos.
“Yo vendía huevos para pagar el carro público que me traía a Mayagüez. Yo esperaba que las gallinas cantaran he iba a buscar los huevos al patio para venderlos a dos centavos el huevo. El pasaje en carro valía 25 centavos. Después el productor se fue con los chavos y no nos pagó”, recordaba la Jibarita de las Lomas.
Para la también directora y profesora de la Escuela de Niños Trovadores de Mayagüez era una experiencia que no cambiaría por nada del mundo.
Recordaba que en aquel momento de expansión de la radio “estaban pidiendo talento y yo cantaba en mi casa con la escoba, hacía dramas en el batey y sentaba a mis hermanos para que me aplaudieran, y cuando caían las hojas yo decía que eran aplausos.”
“Era un sueño que yo tenía de ser artista. A mi nadie me enseñó, yo cantaba porque escuchaba a mi abuelo cantar aguinaldo viequense, o cante jondo de Vieques y a mi me daba escalofríos y le pedía que me escribiera los aguinaldos para yo aprenderlos, así empecé yo a cantar asonante, como cantan todos los que no saben escribir décimas”.
Fue el rey de la música jíbara, Flor Morales Ramos, Ramito, quien le regaló el primer libro del que aprendió a escribir la décima como fue revivida por el poeta, novelista y músico español Vicente Martínez de Espinel, quien revivió la original forma poética de la décima, que se compone de versos de diez líneas y ocho sílabas. Conocida hoy como la décima espinela, la base de la canción tradicional puertorriqueña. En algunos países se escriben y se leen; en otros se escriben, se leen y se cantan; en Puerto Rico la décima se escribe, se lee, se canta y se improvisa.
“Ramito me compró un libro en Nueva York y ahí seguí. Es lo que me gusta y lo que me llena a mí realmente, la trova”, dijo.
En 1949, integrada formalmente como actriz al elenco de las radionovelas que dirigía Pedro Ojeda, su oportunidad como cantante llegó un día que el guión requería de un trovador y como no apareció ninguno ella tomó la iniciativa y hasta el sol de hoy.
Lo hizo tan bien que fue contratada para actuar fija en el programa diario La hora campesina. Ganaba 15 dólares a la semana y alternaba la música con la máquina de coser en los talleres de Santiago R. Palmer.
Luego se convirtió en la atracción permanente de Serenata en el campo, originado en la misma estación. Fue habitual en las orquestas mayagüezanas de los pianistas Abdías Villalonga (cubano) y William Manzano, así como con el combo del trompetista Toño Vega. En dichas organizaciones, que disfrutaron de gran popularidad en toda la región Oeste, vocalizaba boleros, guarachas y merengues.
En 1956, Luz Celenia Tirado se vinculó al programa Fiesta en el batey, que Nelson Cortina Ramos producía y animaba en la WAEL, también en la Sultana del Oeste.
Alcanzó tal popularidad en esos espacios que 1958 fue contratada para debutar en el Teatro Puerto Rico de Nueva York. Por 150 dólares y el importe de los pasajes de ida y vuelta a la gran manzana hizo varias presentaciones allí.
Pero no volvió. El intenso ambiente artístico hispano que se desarrollaba en la urbe niuyorquina la fascinó tanto que decidió quedarse. Mientras llegaban las oportunidades para actuar en otros escenarios, se fue a una fábrica a embotellar perfumes.
Poco a poco fue encontrando cabida en centros nocturnos y programas radiales. Hacia 1960, el ya destacado Odilio González, a quien la unía una amistad que nació en Puerto Rico la recomendó al mexicano Mario Hernández, propietario de la disquera BMC Records bajo cuyo sello estaba contratado.
Hernández la nombró gerente del Departamento de Almacén y se convirtió en una de las principales surtidoras de repertorio de los artistas del sello disquero.
En los años 1960 afloró como prolífica creadora de hermosos boleros y valses criollos, y Odilio González, El Jibarito de Lares, en el primer y más fiel intérprete de su música.
“Cuando yo escribí, Eres todo para mi, el gran éxito de Odilio González, Rafael Hernández me dijo en el Teatro Puerto Rico que en 50 años no volvería a escribir una letra como esa”, acotó.
Según dice fue víctima de las musas. "Estas llegan cuando quieren. Su presencia es tan fuerte que a veces no me dejan dormir".
"Una madrugada que no podía dormir me senté en el ‘fire escape’ y empezó esa musa a cantar, y en vista de que seguía molestándome entré al cuarto y me puse a escribir. Después de escribirla llamé a Odilio González, y le dije acabo de escribir una canción si quieres te la canto y si te gusta te la doy para que tu la cantes. Me dijo sigue cantando, porque el tenía una grabadora grande que tenía que preparar para poder grabar el número por teléfono y me dijo: no le des ese número a nadie que yo te la voy a grabar. Ese número le abrió las puertas”, narró.
Unas 17 versiones se han grabado del mencionado vals en España, Argentina y Ecuador, entre otros lugares. “Se ha grabado con cuerdas, con orquesta. Julio Jaramillo lo grabó en Ecuador. En México, lo grabó Estela Núñez y María Sarco, y en Nueva York todo el mundo quería grabar el número. Si yo no le hubiera dado paso no lo habrían grabado”.
“Yo sigo escribiendo esa es la vida mía escribir. A veces me coge la musa y no me deja dormir. Por eso duermo con una libreta en la mesa de noche. Cuando llega la musa escribo entre dormida y despierta escribo garabatos y al otro día no se ni lo que escribo, pero si me pongo a pelear con la musa ni duermo y nada. Yo he sabido salirme de una fiesta a escribir una canción, yo he sabido escribir en un baño sentada. A veces llega cuando estoy cocinando hace tiempo escribí mientras cocinaba”, hemos citado.
La Dama de la Trova pasó a ser entonces la Jibarita de las Lomas, luego de sus éxitos en la composición de géneros como el bolero y el vals.
Se sentía orgullosa de haber conseguido el respeto de todos los trovadores de Puerto Rico. "Nunca me han fallado y nunca me han faltado el respeto, algo que es muy bonito. He viajado con ellos y todos me tratan como si fuera su madre”.
Compaginó sus compromisos musicales con su Grupo Bambú con la dirección de la Escuela de niños Trovadores de Mayagüez, donde impartía cursos de décima, trova e improvisación.
“Fue bien bueno y empecé rodando con los nenes. Un día estaba con los nenes afuera porque no tenía donde dar las clases y dije si no encuentro donde dar clases les doy clases en la escalera o en el medio de la calle porque yo vine a trabajar con ellos. Entonces, Migdalia Rosado, la directora del Departamento de Arte y Cultura de Mayagüez me ubicó en un lugar donde dar clases y más adelante fui a la calle Ramos Antonini e inauguramos con una gran fiesta la escuelita de trova”.
Empezó a reclutar niños en las escuelas de la ciudad hasta llegar a un grupo de 22 estudiantes.
“Yo los cojo de cuatro años, esos son los mejores. No improvisan pero memorizan. Se los grabo y les digo a los padres que le pongan la música cuando se acuesten a dormir y se les quedan las letras. Oralmente les enseño muchas cosas. Les voy hablando de lo que es la música típica, les voy cantando, les explico lo que es el seis con décima y ellos lo van cantando porque ellos no escriben”, dijo.
Algunos de los niños trovadores que ha graduado de su escuela ya son profesionales que siempre la buscaban. “Yo tuve un niño disléxico que lo puse a escribir bien”.
Cuando aprendían a escribir, Luz Celenia ampliaba las lecciones. “Les enseño el sistema de métrica y estructura hasta que entonces ellos escriben y yo los corrijo después. Yo canto décimas que son de mis estudiantes”.
“Yo les enseño a escribir sobre la naturaleza, la patria, Dios, la familia porque yo los temas románticos no los meto en esas clases. Para los estudiantes de la Escuela de Trova escribimos sobre el amor a la patria, el amor a la naturaleza para que aprendan a querer una planta, una flor, a creer en Dios, y tengo que luchar para enseñarles valores que en las escuelas públicas no se habla”.
Luz Celenia se sentía orgullosa de contar con un edificio en Nueva York que llevaba su nombre. Un edificio multipisos en el barrio latino del Bronx. Contaba que cuando fue a la ceremonia de inauguración, en 1986 se enteró de que costaba 17 millones de dólares y ella no tenía una casa propia. A partir de ese momento decidió que tenía que comprar una casa y eso hizo con la ayuda de ACEMLA y sus directivos.
Algo que también le emocionaba es el nombre suyo en una calle en San Germán donde llegó a los 32 días de nacida. De manera que a partir de entonces la calle Oriente, frente a la plaza del mercado y el terminal de carros públicos, lleva el nombre de Luz Celenia Tirado.
“Estoy contenta porque es el orgullo de mis nietos. Cualquier cosa que me hagan es un orgullo para mis nietos”, manifestaba.
Fue una mujer feliz, que vivió agradecida de la vida, de su única hija, de sus nietos y nietas y de sus estudiantes.
“El día que me muera me voy satisfecha. El día que me vaya yo sé que en mi entierro estarán todos los trovadores de este país. Odilio tiene que cantar “Eres todo para mi” que me despida en mi tumba con esa canción. Que canten en la funeraria, en la calle, que cante todo el mundo. Dicen que los muertos oyen, que yo oiga música no gritos ni llanto”. Así quería que la despidieran, la dama de la trova.
Descanse en paz, la jibarita de las lomas.