El Batey Delfín del Yagüez un acuario de piedra de los indios taínos
La administración municipal de Mayagüez celebra los 262 años de la fundación del pueblo con una interesante agenda de actividades culturales y la apertura del Parque Arqueológico Batey Delfín del Yagüez, un yacimiento taíno del siglo XIII con una muestra de arte rupestre de figuras marinas, única en Puerto Rico, que los arqueólogos caracterizan como un acuario de piedra, único en el patrimonio arqueológico del Caribe.
No faltarán las actividades propias de la efeméride que comienzan el domingo 18 de septiembre 2022, con la tradicional misa en la catedral Nuestra Señora de la Candelaria, seguida del homenaje a los fundadores del pueblo, la presentación de un libro sobre la historia de las atuneras, una gala en honor a los hijos adoptivos de este año, noches de bohemia y galerías y una gran fiesta de pueblo.
Sin embargo, el plato fuerte de la Semana de la Fundación este año será la apertura del parque arqueológico.
Teatro y música en el recorrido
La apertura del Parque Arqueológico incluye una representación de teatro al aire libre a lo largo del recorrido que conduce hacia la aldea taína en la que participan los actores Teófilo Torres, Omar Iloy, la coreógrafa y bailarina Zamary Boucet, el músico y profesor Papo Alers, los bailarines Carlomar Nazario Ramos, Joelías Bonilla, Iris Clivillé Gonzáles, Leandra Santiago y Gradys Semidey.
La escritora, actriz y cuenta cuentos Tere Marichal escribió la pieza unipersonal Urayoan, que interpreta Iloy y que dirige Teófilo Torres, quien también interpreta el personaje de un campesino de la peonada de la hacienda de café.
Los miembros del Concilio Taíno Guatú-Ma-cú A Borikén que dirige el cacique Caciba Opil representan al pueblo taíno en la puesta en escena.
Qué es el Batey Delfín del Yagüez
El Batey Delfín del Yagüez es el quinto batey de mayor tamaño de Puerto Rico. Mide unos 45metros de largo por 32 metros de ancho y su cancha interior cubre una superficie aproximada de mil 440 metros cuadrados y ocupa unas diez cuerdas de terreno delimitadas por el cauce del Río Yagüez.
En el lugar, los arqueólogos han identificado los restos de una aldea taína que estuvo activa por espacio de doscientos cincuenta años, entre el 1250 y el 1500 de nuestra era. Sus habitantes construyeron un gran batey en el que se han encontrado unos quince petroglifos con las figuras de un delfín, una ballena cachalote, pulpos y peces, única en Puerto Rico y el Caribe.
El análisis de los materiales que se recuperaron durante las excavaciones arqueológicas realizadas en este yacimiento, nos habla de que aquí se desarrolló una fuerte actividad artesanal, herramientas de piedra, trabajo de procesamiento y preparación de sus alimentos, cerámica, morteros y prácticas rituales.
La presencia de este conjunto de artefactos, el patrón de asentamiento y otras evidencias recuperadas, indica una intensa dinámica social vinculada a la vida en una aldea.
Cuándo se produjo el hallazgo
En diciembre del año de 1995 se produjo en este lugar el extraordinario descubrimiento de un gran batey construido por los indios taínos que estuvo oculto bajo un manto de tierra por espacio de quinientos años.
Ante el gran potencial científico y cultural del hallazgo, la administración municipal y el entonces alcalde de Mayagüez, José Guillermo Rodríguez auspiciaron un abarcador proyecto de investigaciones científicas dirigidas por el arqueólogo Juan A. Rivera Fontán, adscrito al Programa de Arqueología del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Las investigaciones realizadas entre los años 1996 y 2010 han demostrado que el lugar estuvo habitado a través de unos 750 años y que la habitación más antigua, documentada, pertenece a los remanentes de la aldea taína.
Taínos, europeos y criollos
El estudio etnográfico ha documentado que posterior a la fase indígena, entre los años 1760 y 1790, en el lugar se estableció una estancia familiar asociada a los primeros habitantes del poblado fundado el 18 de septiembre de 1760, hace 262. También se ha documentado la existencia de haciendas de café en el siglo XIX y una plantación activa de caña de azúcar en la primera mitad del siglo XX.
Posteriormente, en 1983 se construyó en el lugar un complejo de charcas para cultivar camarones “que alteró considerablemente el paisaje geomorfológico del lugar” según Rivera Fontán.
Iniciadas las investigaciones arqueológicas e históricas, el gobierno municipal adquirió los terrenos, se reconstruyó su entorno, se reforestó con vegetación autóctona, se restauró la estructura del batey y se planificó la construcción de este centro educativo, cultural y turístico.
La propuesta del parque arqueológico se fundamenta en los hallazgos realizados durante las investigaciones arqueológicas e históricas de Rivera Fontán y su equipo de investigadores.
Investigaciones Arqueológicas del Yagüez
En las salas arqueológicas del museo, ubicadas en el Centro de visitantes, se presentan, a través de los artefactos recuperados, réplicas de monolitos con iconografía marina, dibujos y fotos de los principales hallazgos de las investigaciones realizadas. Además de la interpretación que los arqueólogos han elaborado en torno a la importancia de este monumento indígena.
Un reportaje documental inicia el recorrido hacia la joya de la corona, la aldea taína. Esta presentación prepara al visitante para su recorrido.
El recorrido
La propuesta cultural del parque se ha organizado en una serie de estaciones temáticas donde se abordan, desde una perspectiva museográfica, aspectos de las principales actividades económicas y socio culturales que definieron el desarrollo histórico de Mayagüez y de Puerto Rico.
La secuencia de las estaciones procura llevar al visitante a un viaje desde el periodo más próximo en el siglo XX con la industria de la caña, el cafetal, el modo de vida del jibaro puertorriqueño y la cultura de la producción del café en el siglo XIX.
“El objetivo es que el visitante disfrute de una experiencia sensorial e intelectual, que le permita conocer aspectos fundamentales de nuestra historia y de los modos de vida de nuestros antepasados que habitaron esta región en diferentes épocas”, sostuvo el profesor y consultor Rafael David Valentín quien ha estado al frente del proyecto desde que se inició la investigación.
Se recomienda el uso de ropa y zapatos cómodos, sombreros, abundante agua, sombrillas o ponchos para hacer el recorrido.
La caña de azúcar
La estación temática sobre la caña de azúcar es una aproximación museológica de varios aspectos de los procesos de manufactura y de producción de los derivados de la caña: azúcar, mieles y rones.
Aquí se aprecia la réplica de un trapiche de sangre para moler la caña y la carreta de bueyes con la que se cargaba la caña del campo a la fábrica. También se muestra un alambique rudimentario con el que el jíbaro elaboraba sus rones y ofrece datos sobre la importante industria de rones que floreció en Mayagüez, durante la primera mitad del siglo XX.
Los bohíos criollos
Un pequeño bosque de café precede el conjunto de bohíos criollos, un conjunto de viviendas que comúnmente se denominan bohíos, en la que se recrean aspectos relevantes de la forma de vida del jíbaro puertorriqueño en una hacienda de café.
Las humildes viviendas representadas en el lugar arqueológico poseían una división sencilla de dos habitaciones. Separadas por un tabique de madera estaba el dormitorio y la sala de estar-comedor. Por lo general la cocina, un simple fogón cubierto, se colocaba fuera de la casa principal para evitar los fuegos.
La cultura del café
Una casa de cemento, construida por los entonces dueños de la finca en 1983, se restauró y en ella se ha organizado una sala de exposición dedicada a la cultura de las haciendas cafetaleras.
La importancia que tuvo la producción de café y el auge en el comercio internacional fue responsable del desarrollo económico y de actividad socio cultural de la ciudad de Mayagüez durante este periodo. El lugar donde ubica el parque arqueológico se convirtió en un importante eje para el empuje de la economía municipal.
Según los historiadores, en 1827 ese tráfico comercial convirtió al puerto de Mayagüez, en el principal puerto de exportación de toda la isla de Puerto Rico.
La exposición incluye mobiliario, utensilios, máquinas y herramientas utilizadas en las haciendas en las que se producía y procesaba el aromático grano. En las fotos y obras de arte de la colección se recrean estampas de la vida en la zona cafetalera. Algunas habitaciones están ambientas con muebles y accesorios de la época.
La aldea taína del Yagüez
La aldea es la unidad básica de los asentamientos en la sociedad taína. En ella habitaban los miembros de la tribu de un jefe de familia, que comúnmente llamaban cacique.
Son quince los petroglifos tallados en las piedras del Yagüez: un delfín que le da nombre al parque, una ballena cachalote, pulpos, peces y figuras antropomorfas.
En este batey, un paralelogramo con cinco muros de piedra, los arqueólogos han identificado unas 242 huellas de socos o postes. La configuración de estos espacios muestra diferentes formas y tamaños lo que amplía la visión tradicional de la construcción de bohíos indígenas como estructuras redondas o rectangulares.
El Batey Delfín del Yagüez
Entre los diferentes tipos de yacimientos arqueológicos que se conocen, los sitios de bateyes son uno de los que ha llamado la atención a los especialistas y público general. Puerto Rico es la isla del Caribe que mayor cantidad de bateyes tiene reportado.
Estos bateyes formaban parte del patrón de asentamiento de las aldeas de sociedad indo antillana. En ellos se realizaban toda una serie de actividades de la vida cotidiana. Se practicaba el juego de la pelota, los areitos y otras actividades sociales de índole económicas y religiosas.
El mirador del río Yagüez
Al final del recorrido, un pequeño mirador permite ver el Río Yagüez, uno de los seis ríos que desembocan hacia el litoral de la costa oeste de Puerto Rico.
Sus aguas regaban las tierras del cacicazgo del Yagüeca, territorio regido por el aguerrido cacique Urayoan, artífice de la insurrección taína en el año de 1511 y quien ordenó el ahogamiento de Diego Salcedo, grito de guerra para el inicio de la insurrección.
En este sector, el río formó la terraza aluvial donde se asentaron diversos grupos humanos a través del tiempo. Sus aguas, que en distintos momentos inundaron la terraza, depositaron toneladas de sedimentos aluviales que cubrieron las huellas que dejaron sus antiguos habitantes.
Según el alcalde interino, Jorge Ramos Ruiz el Municipio de Mayagüez, custodio de este monumento patrimonial, “ofrece este espacio como tributo a la memoria de nuestros ancestros, quienes con su trabajo construyeron las bases de nuestra nación puertorriqueña”.
La agenda
Semana de la fundación del 18 al 24 de septiembre de 2022