La gestión de Hostos y la Liga de Patriotas Puertorriqueños en Mayagüez (1899) i

Detalles

por Orlando José Hernández

No cabe duda que la Liga de Patriotas Puertorriqueños traía aires renovadores. Una de las actividades de mayor interés para el lector de hoy es precisamente la manera que Hostos utilizó para comunicar a la ciudadanía las ideas y proyectos de la Liga. Las conferencias públicas que pronunció en la ciudad de Mayagüez, entre abril y septiembre de 1899, para exponer su agenda ciudadana fueron una instancia dialógica y representativa de su pensamiento democrático.

La situación que se había suscitado en Juana Díaz, con el reclamo del Maestro don Félix Muñoz Díaz, ocasionaría que se le cancelara el uso a Hostos de las facilidades de dicha escuela. El Concejo Municipal de Juana Díaz le había ofrecido al educador mayagüezano que compartiera una escuela que ya estaba en uso por el Maestro Muñoz Díaz, sin consultar con este, por lo que Muñoz Díaz había reclamado al gobierno para que se le restituyera el uso completo del plantel. El reclamo fue dictaminado válido por las autoridades competentes.

Esto había llevado a Hostos a explorar la posibilidad de obtener un subsidio del municipio de Mayagüez para emprender en esa ciudad labores educativas, como podemos leer en la carta a su hermana Rosita, de 22 de febrero. A fines de marzo o temprano en el mes de abril, Hostos se trasladó a Mayagüez con su familia. El 3 de ese mes inició un primer ciclo de conferencias sobre la Liga de Patriotas, el 5 comenzaría a hacer reuniones con los ciudadanos de la Sultana del Oeste para explicar el proyecto y el 8 comenzó el funcionamiento de la Liga.

Para Hostos, las conferencias tenían un papel importante en la preparación ciudadana que se quería promover. Tanto así que le dedica del Artículo 33 al 37 de los Estatutos de la Liga, a explicar cómo deberían ser esas conferencias, y priorizaba la tarea asignándole una comisión que se encargaría de organizarlas. La Comisión de conferencias constaría de cinco miembros que serían nombrados por cada una de las Comisiones directivas. Cada conferencia debía consistir en una exposición de una extensión moderada, seguida de la parte dialógica y participativa, mediante la cual la audiencia entraría en una discusión o conversación con quien dictara la conferencia. Las indicaciones eran muy específicas:

Art. 35.- Las conferencias serán semanales, durarán tres cuartos de hora; versarán sobre necesidades públicas, ya de carácter nacional, ya de carácter local, y estarán concebidas en propósitos de bien inmediato para el pueblo.

Art. 36.- Después de cada conferencia los asistentes tendrán derecho de dirigir preguntas, expresar dudas, manifestar objeciones que deberán ser contestadas por el conferenciante.

Art. 37.- Será deber de la Comisión de conferencias el dictar reglamento especial en que se incluyan los tres artículos precedentes, y propenderá a evitar toda tendencia académica, retórica y parlamentaria a los trabajos y a las discusiones que puedan sobrevenir. (Estatutos de la Liga de Patriotas)

Obsérvese que en estas disposiciones hay límite de tiempo: tres cuartos de hora, que las conferencias versarían sobre necesidades públicas, ya de carácter nacional, ya de carácter local, y estarían concebidas en propósitos de bien inmediato para el pueblo. Finalmente buscarían evitar toda tendencia académica, retórica y parlamentaria a los trabajos y a las discusiones que pudieran sobrevenir. (Los énfasis son míos). Y él mismo pondría en práctica esas indicaciones en las conferencias que dictó en Mayagüez.

En otro texto describe el propósito de las conferencias semanales: para que todos, cultos e incultos, mujeres y hombres, adquieran la costumbre de reunirse para pensar, oír, dilucidar por sí mismos, discernir sobre asuntos de interés local, nacional, internacional y humano. (Añado el énfasis.)

Entre abril y septiembre del 1899, Hostos dictó tres ciclos distintos y no menos de 40 conferencias breves, dirigidas a la educación de los ciudadanos y a hacerles participar de un modo dialógico en las discusiones de la problemática del país. Estas se realizaron en el Salón Consistorial del Ayuntamiento de Mayagüez (destruido por el terremoto de 1918): el primer ciclo, sobre los Estatutos y el funcionamiento de la Liga; el segundo, sobre la problemática que confrontaba Puerto Rico; y el tercero: sobre El Derecho Público Americano aplicado a Puerto Rico. En la carta que le dirige Hostos a su amigo Aracil, del 7 de mayo de ese año, le cuenta cómo fue recibido:

Al principio querían bulla; pero al verme la cara, desistieron, y hasta de los aplausos han desistido, porque yo les he dicho en las Conferencias en el Ayuntamiento que los aplausos son sobornos.

[…]

Como les prometí Instituto, y enseguida lo tuvieron, así les prometí conferencias y enseguida las tuvieron. Primero di dos por semana, y desde ayer doy una sola, cada sábado. Son muy concurridas y empiezan damas a asistir a ellas; pero la gente que dirige, despechadas o empachadas de partido y de poder, hace cuanto puede para hacerme notar que está ausente. Pero yo no lo noto: yo no he venido a Puerto Rico a notar que falta patriotismo entre los deberes, y sentido común en los procederes. Sin notar ausencias, sigo en mis predicaciones, y a veces me lisonjea la esperanza de que no predico en el desierto.

Vea en este enlace el artículo completo.

[i] Tomado del ensayo: “La Liga de Patriotas Puertorriqueños: un proyecto descolonizador, autogestionario y de autodeterminación”, estudio preliminar del libro Documentos de la Liga de Patriotas Puertorriqueños, fundada por Eugenio María de Hostos, Serie Cuadernos Hostosianos, Comisión Nacional Hostos 180, 2023. En este trabajo uso las abreviaturas MI para Madre Isla; O.C.-39, para las Obras completas, edición del Centenario; PRMI para significar Puerto Rico “Madre Isla”; Ed. Crít. para identificar Edición crítica; y ob. cit., por: obra citada.

[ii] Carta de Hostos a Rosita, 22 de febrero de 1899, Páginas íntimas, Tomo III, OC-39, p. 333-34.

[iii] “Lo que es la Liga de Patriotas”, PRMI (Segunda parte), O.C.-Ed. Crít., p. 32.

[iv] Cartas, O.C.-1939, pp. 210, 211.