Mundi, sus cuidadores y los depredadores
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- por Alberto García Gurucharri
Los que busquen una historia edulcorada no deberían leer estas líneas, porque el sentimiento que reflejan es indignación. No vengo aquí a defender un zoológico deteriorado, vengo a denunciar a los responsables del deterioro.
Probablemente nadie fundaría un zoológico ahora, yo no lo haría en estos tiempos, pero mucho menos dejaría agonizar uno existente, permitiendo que los animales sufrieran por no tener los recursos necesarios. Esto es lo que han hecho los ahora defensores de los animales, los administradores del Departamento de Recursos Naturales.
Nos han vendido las dos historias al mismo tiempo, la dramática situación del zoológico y la heroica y humana solución para sus animales. Pero esta película que nos proyectaron no tenía un villano: simplemente algo ocurrió y algo haremos para remediarlo. El mismo que ocasionó el descarado maltrato a los animales, ahogando al zoológico, es el que dice: pobres animales, no deben vivir así.
Podríamos contar la historia de esta manera. Yo administro un zoológico, pero no contrato veterinarios que atiendan a los animales, no reparo la infraestructura, estrangulo su presupuesto y al mismo tiempo denuncio una horrible situación de la que soy único y directo responsable.
Tan obvia es la culpabilidad de estos desgraciados, que negociaron con las autoridades federales que no se radicaran cargos contra ellos, administradores del zoológico, mostrándonos en toda su crudeza su condición. Los inocentes no tienen nada que negociar.
Nos dicen que están salvando a estos animales. Por ejemplo, salvarán a la chimpancé Mara. Uno se puede preguntar cómo lo harán. Pues bien, la salvarán, de ellos mismos, llevándola al zoológico de Indianápolis. Sí, han leído bien, porque la trasladarán del zoológico que no han sabido ni querido mantener a otro zoológico donde con toda seguridad estará mejor atendida y donde podemos apostar tendrá unos veterinarios que la cuiden. Es más, me atrevería a imaginar que algunos de estos salvadores de los animales, que dejaron abandonados, irá a visitar el zoológico de San Diego, tan señorial, cuando viaje a California con sus hijos.
Incluso otros animales han sido trasladados al Parque de las Ciencias de Bayamón. Cuesta pensar en una razón para una mudanza tan incomprensible que no sea el abandono y la incompetencia del Departamento de Recursos Naturales.
Es curioso que hayan conseguido que, cuando pensemos en la situación de deterioro del zoológico, el público no piense en ellos, pero claro, somos el país que echó a Ricardo Rosselló y luego lo eligió para que viva a nuestra costa haciendo nada. Incluso le cambiaron el nombre en el lenguaje popular a Zoológico de Mayagüez, para ir diluyendo responsabilidades.
Es el Jardín Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero, conocido maltratador de animales estarán ustedes pensando, quien luego de visitar el Franklin Zoo de Boston y el Benson Animal Farm de Rhode Island cuando estudiaba en Estados Unidos, propuso a la Universidad de Puerto Rico (esto sí que lo están convirtiendo en un zoológico que, claro, habrá que cerrar también) su creación.
Recordemos que una parte importante de estos animales fue rescatada. Mundi lo fue. Maltratada y malherida. Los que recogen perros realengos y desamparados y los meten a vivir en un apartamento tal vez no vean la analogía.
Pues sí, como les digo, no había para veterinarios, pero sí suficiente para emplear medio millón de dólares en el azucarado proyecto del eco jardín. Guisando los de siempre. No es difícil de entender: dejo deteriorar el zoológico y lo elimino, dejo deteriorar la Universidad de Puerto Rico y la elimino, dejo deteriorar el sistema de salud y lo elimino (sí, conciudadanos, aquí no hay sistema de salud), dejo deteriorar las escuelas y las privatizo.
Para los que pretendan acusarme de ser un maltratador de animales diré en mi descargo que nunca le he puesto un vestido a un perro, ni le he pintado las uñas de las patas, ni lo he transportado en un cochecito de bebé. Estoy en contra de cualquier trato cruel a los animales, así como de humanizar a los animales hasta extremos ridículos. Por supuesto me opongo a que aquellos que sientan a los perros a la mesa se crean más humanos y sensibles que los cuidadores de Mundi, que sin ningún aspaviento la cuidaron con cariño tantos años, a los que sin duda extrañará, gente que llevará su ausencia con gallardía y no gimoteando en las redes asociales. Los saludo y les agradezco el cariño que hayan proporcionado a Mundi y los otros animales abandonados por Recursos Naturales. Gente que ha trabajado sin medios, sin ñoñerías y sin recursos. Recursos, por cierto, que no les proveyeron los que ahora se las dan de defensores de la vida animal.
Pongo mi firma a este artículo porque, aunque no soy una persona pública, no me da la gana de escribir esto anónimamente.
Ahora que lo pienso con detenimiento, yo diría que sí, que necesitamos un gran zoológico, pero con urgencia. Un enorme zoológico para meter a quienes nos administran, a los que quebraron a Puerto Rico, a los que privatizaron nuestro sistema de salud, los que derrocharon miles de millones que no tenemos en un tren faraónico que no sirve para nada. Iremos a visitarlos con nuestros nietos para que vean de cerca a los verdaderos depredadores. Pero tras las rejas.