El desarrollo de Mayagüez después del Fuego Grande de 1841

El desarrollo de Mayagüez después del Fuego Grande de 1841Con ocasión de conmemorarse el aniversario 183 del Fuego Grande que arrasó nuestra ciudad en 1841, cuando era probablemente la más adelantada de la isla, reproducimos íntegramente el trabajo de la doctora Ramonita Vega Lugo sobre este particular. De ésta y otras tragedias a lo largo de su historia Mayagüez ha sabido recuperarse.

Nos asegura una fuente, contemporánea al 1828, que el partido de Mayagüez era el más adelantado de la isla en los ramos de agricultura, industria y comercio. Su aduana era la más productiva después de la Capital, fomentaba una riqueza extraordinaria y al parecer sólida, y reunía la mayor población en su caserío. La afluencia de buques en el puerto de Mayagüez y el ingreso de su aduana tendían a confirmar lo manifestado por el Secretario de Gobierno, Pedro Tomás de Córdova.

Uno de los factores que contribuyó al desarrollo del poblado fue el crecimiento continuo de su población. Desde la fundación del pueblo en 1760 y durante los próximos veinticinco años, el total de habitantes registró aumentos que flucturaron entre un 28 hasta un 133%. El primer censo oficial, realizado durante la visita del Mariscal de Campo, Alejandro O'Reilly en 1765, arrojó un número de 1,716 habitantes. La próxima cifra que conocemos, tomada del Informe de Fray Iñigo Abbad y Lasierra, sumó a 2,200. Para el 1785 el total de habitantes ascendió a 4,001. Al comienzo del próximo siglo la cantidad de habitantes subió a 6,793; a 9,634 en el año 1812 y se duplicó hacia el 1828 con 18,267.

El desarrollo de Mayagüez después del Fuego Grande de 1841Durante las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX el pueblo recibió la llegada de españoles y extranjeros que venían huyendo de las revoluciones. En las últimas décadas del siglo XVIII el total de habitantes aumentó dramáticamente. Parece que Mayagüez fue el principal refugio de los que salieron de Saint Domingue [Haití] a partir del 1791. Otra alza significativa ocurrió entre los años de 1812 hasta el 1828. Estos fueron los años durante los cuales el mayor contingente de emigrados venían de Santo Domingo y Costa Firme.

Otro factor importante en el fomento económico del poblado fue la habilitación definitiva del puerto en el 1811. Esta medida corresponde a la época durante la cual el Intendente Alejandro Ramírez tomó las riendas de las finanzas del país. Anterior al 1811 la Intendencia había estado en manos del gobernador. La economía del país estaba maltrecha por la pérdida del situado, remesa que se recibía desde fines del siglo XVI de las cajas México. El situado tenía como propósito cubrir los gastos de fortificaciones pero llegó a convertirse en el ingreso principal del gobierno. Las pérdidas eran mayores si se toma en cuenta que el contrabando había sido la forma más común de comercio para los vecinos y ocasionaba grandes pérdidas al erario público. Con el sistema de aduanas establecido por Ramírez se logró un aumento en las rentas reales y sentó las bases para el desarrollo económico de Puerto Rico y por consiguiente del pueblo de Mayagüez.

El aumento en la actividad comercial con la apertura oficial del puerto sirvió de incentivo para que nuevos pobladores se establecieran en Mayagüez. Los vecinos de la región se dedicaban mayormente a la agricultura. Esta región comprendía los barrios de Mayagüez y sus colindancias inmediatas: al Norte, el pueblo de Añasco; al Sur, Cabo Rojo; al Este, San Germán, Hormigüeros, y San Sebastián. (Cf. Mapa núm. 1 en Apéndice A) Los productos principales para exportación eran azúcar y café. En Mayagüez se producía principalmente azúcar, ron y café; San Germán, Cabo Rojo y Añasco suplían los cueros, el algodón y las maderas. Los barrios localizados en la parte bajan de Mayagüez se dedicaban al cultivo de la caña, en la altura al de café y frutos menores.

La Cédula de Gracias del 10 de agosto de 1815 aceleró el proceso de expansión del comercio en la isla que había comenzado a fines del siglo XVIII con las reformas borbónicas. La Cédula estimuló aún más el establecimiento de extranjeros con las ofertas de tierras, la exención de algunos impuestos y la libertad de comerciar con otras naciones. La maquinaria, esclavos e instrumentos de labranza también gozaban de exención. Después de cinco años de domicilio en la isla, los extranjeros tenían derecho a convertirse en ciudadanos españoles. Estos incentivos, entre otras ventajas, coincidieron con la escasez de azúcar en el mercado mundial y la creciente demanda por nuestro azúcar en el mercado norteamericano. Después de promulgada la Cédula de 1815 podemos ver que la liberalización del comercio logró aumentar el volumen de las importaciones y exportaciones por los puertos del país. (Véanse cuadros y gráficas en Apéndices A y B con valores de las importaciones y exportaciones por la Aduana de Mayagüez desde 1813 hasta 1827).

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* Catedrática de Historia, Departamento de Ciencias Sociales, Recinto Universitario de Mayagüez, Universidad de Puerto Rico. Este artículo fue presentado por la autora en el XX Congreso de la Asociación de Estudios Americanos en México en el año 1997, posteriormente fue incluido en el capítulo cuatro de su libro Urbanismo y Sociedad, Mayagüez de Villa a Ciudad 1836-1877.