Nana Badrena: pasión por la coreografía
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- por Millie Gil
Instalarse en Mayagüez, luego de un largo periplo en el que poco le faltó para darle la vuelta al Mundo, era algo natural para la coreógrafa, entrenadora e instructora Nana Badrena porque sus raíces, según dice, están aquí.
Nana cuenta que indagando en su árbol genealógico constató que ella es la tercera generación de comerciantes españoles que se asentaron en la Ciudad de las Aguas Puras en el siglo XIX. No sería de extrañar puesto que en esa época Mayagüez seducía por su extraordinaria hospitalidad y su efervescente actividad económica, política y cultural.
“Dicen que yo soy la tercera generación de Badrenas y de Cuevas que estaban aquí desde 1875. Eran mercantes que se ubicaron acá. Un tataratío mío fue presidente del Casino de Mayagüez”, cuenta entusiasmada.
Sus ancestros se quedaron por esta área de Mayagüez, Cabo Rojo, San Germán, “y yo creo que desde que nací, aunque soy sanjuanera siempre tuve el impulso de venir para aquí. Llámalo vibración de la vida o es mi misión, yo no sé pero yo siento que esta es mi casa en el alma. Yo voy a San Juan y no es lo mismo. Cuando era joven yo venía todos los fines de semana para acá con mis amigos, debe ser algo espiritual”.Badrena, quien hace cinco años fundó el Western Ballet Theatre de Mayagüez estudió ballet con su mentora Yolanda Muñoz y tuvo entre otras maestras a María y Carlota Carrera, Ana García, María Benítez, Lolita San Miguel y los maestros Pares y Ramón Molina antes de ingresar al Ballet de Pittsburgh, donde después de probar suerte como bailarina se decantó por la coreografía, el entrenamiento e instrucción de los bailarines. Insatisfecha por la terrible crítica que le hicieron por su trabajo en el Festival de Coreógrafos de Ballet Concierto de Puerto Rico, puso su mira en las antillas mayores, Cuba y República Dominicana.
En República Dominicana fue galardonada con el premio a la Mejor Coreógrafa por su trabajo Tierra. Y en Cuba, además de coreografiar con éxito para la compañía de la hija de renombrada bailarina y maestra Alicia Alonso, Laura Alonso obtuvo un permiso diplomático para trabajar allí. Para Pro-Danza coreografió el clásico Cascanueces, en el año 1990.
“Estoy aquí porque yo amo a Mayagüez y hay que dejar una huellita aquí del talento que hay en Mayagüez, esa era mi misión al regresar a Puerto Rico”, dice con ternura.
Nana compagina el entrenamiento de los bailarines de su compañía con la administración de una escuela de baile ubicada en el emblemático Casino de Mayagüez, fundado en 1874 y reconocido como la institución cívico-cultural y social más antigua de Puerto Rico ya que su fundación antecede por dos años al Ateneo Puertorriqueño.
Son diez los bailarines que componen la plantilla del Western Ballet Theatre algunos de los cuales viajan desde pueblos limítrofes para entrenarse.
“Tenemos bailarines de muchos lugares tanto de PuertoRico como de los Estados Unidos. Tengo un bailarín de Dayton y una bailarina, Gina Batista que bailaba con Luna Negra en Chicago y se vino a Puerto Rico. Tengo bailarines de Cabo Rojo, San Germán, San Juan, tengo una muchacha que viene de Hatillo todos los días a su compañía, es que lo aman y se nota cuando bailan. Eso es lo que yo les quiero dejar ese legado del amor a la danza que es importante que se pase por años y por culturas porque al final del día eso es lo que habla del país”, dice convencida de la importancia del entrenamiento físico y mental de estos artistas.
Una de las cosas que más le gusta de Mayagüez, para entrenar bailarines es la tranquilidad y la ausencia de distracciones. “Aquí por lo menos tenemos la seguridad de que se enfocan en estudiar, todos ellos tienen sus trabajos, van a la universidad y aunque esquivan las distracciones, las de aquí no son tan abrumadoras como en San Juan” .
De las experiencias que más valora la maestra, que ha formado parte del equipo de trabajo del Northern Ballet, de Manchester en el Reino Unido, es su paso por la escuela de la cubana Alicia Alonso donde llegó por primera vez en el año 1989.
“Para mi fue un triunfo. Mi mamá se ponía nerviosa porque uno iba a la escondida. Para mi fue un triunfo cuando vi una camada de bailarines que vivían, comían y dormían por eso. Ver el proceso que tienen que pasar para entrar a la escuela del Ballet Clásico Nacional, van como 800 o 900 muchachos, los miden y hasta les dicen, tu vas a crecer así y tu vas a ser así, pero sabían que cuando entraban a la escuela de los Alonso tenían sus vidas hechas”, rememora la bailarina que hace once años montó para Pro-Danza la escuela de Laura Alonso la pieza Drácula.
En el Western Ballet Theatre hay bailarines que Badrena entrenó en los Estados Unidos y al enterarse de que la coreógrafa tiene su estudio en Mayagüez se han mudado a esa ciudad para seguir su entrenamiento. “La labor que quiero dejar aquí es la que dejé en otras partes del mundo ellos se sienten honrados o contentos llámalo como tu quieras, de trabajar para mí”.
A los 53 años recuerda que su afición por la coreografía se remonta a cuando tenía unos cinco años y jugaba con sus muñecas a coreografiar el Bolero de Rabel. A los 21 ya había montado Los cuentos encantados de una princesa, un ballet original completo. Un año después diseñó otra obra suya, Encuentro con un origen.
“Yo me entrené con el Pittsburhg Ballet, con Madame Fukine, con Madame Danilova, con Balanchine, con grandes maestros de ballet. Me aprendí todos lo repertorios pero mi llamada era la coreografía y el ‘coaching’. Es como cuando un pintor tiene un canvas en blanco y quiere plasmar una pintura, para mi eso son los bailarines”, destacó.
Como maestra es sarcástica, no grita, no pelea, “yo apelo a la inteligencia aunque en este negocio hay que ser duros. Tú eres tan bueno como la próxima pirueta que haces. Hay que tener los ojos muy abiertos. Estoy convencida de que mezclar la educación con la danza los hace más fuertes, más disciplinados los nuestros todos estudian, tienen bachillerato, tienen A en la escuela, pero en el ballet cuando tu quieres ser profesional tu eres tan bueno como la próxima pirueta que haces”.
Nana, que en noviembre celebra el sexto aniversario de su compañía está inmersa en la búsqueda de fondos externos que le permitan pagar los sueldos de los bailarines, que hoy día sufraga la escuela de baile que cuenta con una matrícula de 138 estudiantes. “Quiero cumplir con ellos, pagarles lo que se merecen por su esfuerzo, y todos los días trabajo para que cuando vean a uno de mis bailarines digan: ves ese bailarín es de la escuela de Nana Badrena”.
Este Encuentro Caribeño es la celebración del tercer aniversario del junte profesional de la Compañía de Jóvenes Bailarines de Ballet Contemporáneo; el Western Ballet Theatre y Ballet Brío de Bayamón.
A ésta producción se une el afamado bailarín Rodney Rivera, director de Ballet Brío, quien fue galardonado como Mejor Coreógrafo del Año durante la Semana Internacional del Baile el pasado mes de mayo. El Encuentro Caribeño se presenta los días 10 y 11 de septiembre en el Teatro Yagüez a las 8:00 de la noche. Para más información y boletos, debe comunicarse al 787-241-5248.