Frankie Ruiz
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- por César Colón Montijo
El Tártaro o El Papá. Llámelo como usted quiera, pues el asunto es que la historia de la salsa no sería la misma sin la voz, el carisma y la vida de Frankie Ruiz. Y eso que su voz menguó temprano, justo cuando agarraba el relevo de Ismael Rivera y Héctor Lavoe como ícono del pueblo cocolo.
Su historia es como la salsa erótica que popularizó: fronte y salamería pa’ disumular el dolor. Como la de Héctor y Maelo, su vida es una mezcla de tristeza y vacilón; drogas y éxito; pena y canción. Ese “dolor que se baila” al que se refiere el periodista colombiano Enrique Romero al intentar definir la salsa.
José Antonio Ruiz Negrón nació el 10 de marzo de 1958 en Paterson, New Jersey. Su apellido lo heredó de su abuela Concepción Ruiz, doña Concha. Según cuenta su hermano Viti Ruiz en entrevista con mayaguezsabeamango.com, fue ella quien lo crió, “porque mi mamá lo tuvo cuando tenía 15 años, por eso mantuvo el apellido Ruiz porque ella era menor”.
Hijo de la migración como tantas otras estrellas de la salsa, Frankie comenzó a cantar boleros y a tocar las cacerolas de la abuela a los siete años. “Frankie se crió en los nuyores cuando la Fania estaba en su apogeo”, añadió Viti. “Esa vena, con eso nacimos… En el parque Roberto Clemente de Patterson, New Jersey, los domingos se hacía rumba y todos los días se ensayaba, era sabroso.” Allí cantaba mientras su hermano Junito tocaba las tumbadoras.
En 1971 grabó dos temas junto a la Orquesta Nueva de Charlie López: Salsa Buena y Borinquen. Con sólo 13 años demostró en ambas canciones que tenía sabor, ritmo y domino de la clave, aparte de una gran habilidad para la improvisación.
Tres años más tarde su abuela, y así su familia entera, se muda al barrio Balboa en Mayagüez. Viti recuerda las fiestas del Día de Reyes en las que su mama Hilda Estrella Ruiz “coordinaba con Fido el de la sangría, iba gente como Bizcocho, Juan Manuel Lebrón, hasta El Hígado de Ganso fue una vez… y La Solución”.
Con La Solución…
Frankie dejó la escuela decidido a hacer carrera en el ambiente musical. En la Sultana del Oeste participó con las agrupaciones La Dictadora y La Moderna Vibración. Una noche de 1977 su madre lo llevó a una presentación de la orquesta La Solución en Maricao. Allí le insistió a Roberto Rivera, director de la orquesta, para que le diera una oportunidad a su hijo.
“Yo le dije que no se podía porque el nene no sabía los números de la Solución”, dijo Rivera a mayaguezsabeamango.com. “Insistió tanto la señora que lo dejé treparse en los coros. Cuando yo lo escuché me gustó mucho el timbre y la tonalidad de su voz. Desde ese día se quedó con nosotros.”
Ese mismo año La Solución comenzó a acompañar a Rubén Blades en sus presentaciones en la Isla. Cuenta Roberto Rivera que la primera vez que el panameño escuchó a Frankie cantar le dijo “Ese muchachito va a llegar lejos, cuídenlo.”
Dicho y hecho. Dos años más tarde Frankie pegó La Rueda y junto a La Solución, recorrió Latinoamérica en 1979. "La Rueda estuvo seis meses número uno en la radio en este País”, recordó Rivera.
En 1980, justo cuando Frankie comenzaba a disfrutar del éxito internacional, murió su madre. Nunca se recuperó de esa pérdida, como se lo confesó a Pedro Zervigón en una entrevista realizada en 1992: “Cuando la perdí, me dolió, ha sido lo más grande y fue lo que me llevó a las drogas”.
Poco tiempo después terminó su junte con La Solución. Roberto Rivera lo recuerda así: “Había mucho trabajo y Frankie tenía inquietudes de ser solista, entonces quería hacerlo a su manera, dirigir él la orquesta y eso no podía ser.”
Frankie pasó a La Primerísima Orquesta de Tommy Olivencia. Allí pegó temas como “Carpintero”, La Vecina”, Primero fui yo” y “Como lo hacen”. Luego pasó un corto tiempo haciendo coros y algunas presentaciones en vivo junto a Bobby Valentín hasta que pegó el tema “Viajera” como parte de una compilación de los artistas de la familia TH Records.
Solista, pero no solo…
En 1985 Frankie sacó al mercado su primera producción en solitario: Solista, pero no solo. Seis de los ocho temas incluidos en este álbum fueron éxitos rotundos. Entre ellos: Esta cobardía, El Camionero, Ahora me toca a mí y La Cura.
Don Tite Curet Alonso, autor de La Cura, comentó la grandeza de Frankie con relación a sus éxitos comerciales. “Los grandes tienen muchos éxitos consecutivos y no fallan una. Él fue así, uno de los exponentes más fuertes con una aportación importante.”
Frankie sólo comenzaba. En 1987, año de la muerte de Ismael Rivera, se convirtió en el máximo exponente salsero –honor que quizás comparta con Lalo Rodríguez- cuando su disco Voy pa’ encima, pegó temas como Quiero llenarte toda y Desnúdate Mujer. Este disco vendió sobre 300 mil unidades y fue seguido en 1988 por la producción En vivo… y a todo color.
Según se reporta en el libro Historia de la Salsa de Hiram Guadalupe, su disco Más grande que nunca, de 1989, fue producido “gracias a un permiso especial de las autoridades carceleras de la prisión federal de Tallahasee (Florida)… y alcanzó a vender 100 mil copias”.
Esa estadía en la prisión federal se debió a un delito de piratería aérea, tras una altercado con una azafata que lo sorprendió consumiendo drogas en el avión. Luego Frankie pasó 14 meses en la Penitenciaría Estatal de Río Piedras, el Oso Blanco, por posesión de crack.
Salió en 1992 y de inmediato pegó dos nuevos temas: Bailando y Mi Libertad. Este último tema debe ser considerado uno de los más importantes de esa década no sólo por su éxito comercial, si no por lo que representó su sonoridad. Frankie retomó el sonido de trombones que caracterizó sus inicios junto a la Orquesta Nueva y La Solución, y lo unió al cuatro puertorriqueño en un arreglo muy distante de la llamada “salsa monga” que dominaba el mercado.
En 1997 ganó un premio Billboard Latino por su producción Tranquilo, de 1996, y en 1998 sacó al Mercado el disco Nacimiento y recuerdos. Ya su voz se había desgastado y su físico estaba muy deteriorado por una cirrosis que sufría desde hacía unos años, así como las complicaciones por el abuso de drogas. Aún así tuvo un último éxito: Vuelvo a nacer. Una canción de despedida con trazos de inmortalidad.
Frankie murió el 9 de agosto de 1998 en New Jersey.
Don Tite Curet lo recordaba unos días más tarde en entrevista con el reportero Noel Cruz: “Iba en el camino de los grandes e iba a llegar donde llegó Ismael Rivera y Héctor Lavoe en calidad y ya estaba a mitad de camino.”
No en balde Héctor Lavoe – y según consta en una grabación de un show del Cantante de los Cantantes- reconoció públicamente la grandeza de Ruiz y la empatía que con él tenía. Una noche lo invitó a cantar uno de sus himnos El rey de la puntualidad, y en tarima junto a Frankie, soneó “A la hora de la verdad somos candela, nos juntamos y con los dos no hay quien pueda”.
Ese fue Frankie Ruiz. Un inmortal de la salsa. El Tártaro o El Papá, como usted quiera.
Escuche a Frankie Ruiz a los 13 años cantando Salsa Buena