Hostos: Forjador de una conciencia nacional
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- por Juan Santiago Nieves
El pasado histórico de nuestra nación se forja a partir de la experiencia de la esclavitud: naciones-metrópolis pretendiendo ejercer el dominio sobre nuestro territorio y población. Cuando el género humano arribó a un consenso para abolir la esclavitud individual, comenzó otra modalidad de esclavitud y servidumbre en masa que a lo largo de los siglos denominamos colonialismo. Desde esos albores voces minoritarias e ilustradas de nuestro movimiento de liberación nacional han denunciado al colonialismo hasta culminar su repudio en su acepción moderna: un crimen contra la humanidad.
Eugenio María de Hostos, sabio, humanista, jurista, y educador, es la primera voz que se alza en la historia para reclamar nuestra condición de nación enarbolando el concepto de “personalidad jurídica”. A la altura del siglo 19 Hostos ya sabe que la condición de Pueblo-Nacionalidad no está condicionada al reconocimiento de independencia. Así, se refiere a “la cesión contra su voluntad, de cuantos derechos naturales han servido y sirven para la formación de un estado jurídico, de un pueblo sui juris, de una nación o entidad internacional”.
Su dominio del derecho constitucional norteamericano también constituye una gran aportación a nuestro acervo cultural. Al impugnar el establecimiento en Puerto Rico del gobierno militar, Hostos se apuntala en decisiones de la Corte Suprema de EE.UU. y en los principios del gobierno republicano. Y al evaluar los mecanismos procesales para erradicar la relación de dominio colonial tiene muy presente los precedentes y el valor que el sufragio-voto tiene para el nuevo sistema político que se está consolidando en Norteamérica. Su caracterización del concepto de ciudadanía constituye un instrumento importante de nuestra conciencia nacional:
“Lo primero que debe estatuir la ley sustantiva del Estado es la personalidad jurídica del ciudadano. No basta para hacerlo, establecer el privilegio anexo a la ciudadanía; es necesario reconocer en el ciudadano al ser humano y en el ser humano al ciudadano... ¿Se concibe un agregado que tenga por destino la anulación, la muerte de los elementos que los constituyen? Pues no debe concebirse una sociedad que tenga por destino la anulación de los individuos cuya vida sumada es su propia vida.”
Desde esa óptica, establece cuatro principios básicos que rigen los mecanismos procesales en el ejercicio de la voluntad soberana del Pueblo:
(1) “Puerto Rico es una persona de derecho”.
(2) “El plebiscito es la salvaguardia de la dignidad de nuestra Patria”.
(3) “El plebiscito es un acto de existencia nacional... Es lo que ellos llaman una Convención, y aquí se llama una Asamblea”.
(4) "Toca a Puerto Rico dar prueba de su capacidad nacional para hacer respetar pacíficamente sus intereses y garantizar su existencia como nación soberana...”.
Esa visión lo lleva a distanciarse de las facciones y partidos políticos coloniales que carcomen el terruño. Su compromiso existencial trasciende las estrechas miras del beneficio único del país. Su integración y aportes a toda la región latinoamericana marca la pauta de la ruta correcta de nuestra lucha por la independencia: compartir el espacio, el desarrollo, el espíritu, el intelecto, las materias primas, la cultura, la igualdad de los seres humanos, cimentado en una patria regional de las Antillas. Hoy la humanidad —toda— se encamina por este derrotero. El establecimiento de alianzas, pactos económicos, tratados, convenciones, comunidades, todas respetando la identidad nacional de los participantes, ilustran un nuevo proceder que postula la apertura de los mercados con miras al desarrollo y bienestar común.
Recordemos que, Hostos, Martí, Betances, Gregorio Luperón, Máximo Gómez, Céspedes, Toussaint L’Overture y otros, demostraron una ferviente solidaridad con los movimientos de liberación de América. No podemos olvidar el compromiso histórico de solidaridad y lucha por la independencia de las Antillas en la que los pueblos hermanos caribeños nos han apoyado sin descanso.
Se fortalece la conciencia social cuando nos descubrimos en el proceso histórico de formación de la nación y la cultura de la que somos parte y nos insertamos en ella con pleno entendimiento de nuestros actos, voluntad y propósito. A ese largo y complejo proceso contribuyó enormemente este insigne ser humano. Se educó para la libertad y convirtió el conocimiento en un instrumento de poder al servicio de su Pueblo.
A Hostos y todos nuestros antepasados debemos la permanencia y persistencia al interior de nuestro Pueblo de un trabajo de afirmación nacional, de reclamo de nuestra independencia y justicia social. Gracias a ello, hoy afirmamos que “la preservación de la identidad cultural contribuye a la liberación de los pueblos. Consecuentemente, toda forma de dominación constituye una negación o menoscabo a tal entidad” (Declaración de la UNESCO en Ciudad México de noviembre de 1982). Asimismo, la Declaración de Argelia sobre los Derechos de los Pueblos, Arts. 2, 14 y 15, exige respeto a la identidad cultural y el derecho del Pueblo a que no le sea impuesta una cultura extranjera. La Carta Africana sobre los Derechos Humanos del Pueblo de 1981, Arts. 19-23, es consistente con lo anterior. El Art. 19 declara:
“Todos los Pueblos son iguales; son acreedores al mismo respeto y tendrán los mismos derechos. Nada justifica la dominación de un pueblo por otro”.
Estos documentos reconocen de manera definitiva el derecho al desarrollo de la cultura de los Pueblos. Eugenio María de Hostos es precursor de estos reclamos. Por ello, testimoniamos nuestra gratitud eterna a su trabajo, dedicación y compromiso con nuestra comunidad histórica: Puerto Rico.