Siembra de hidropónicos MayagüeSano
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- por Mariana Reyes Angleró
Tienen espinacas, yerbabuena, lechuga, cilantrillo, albahaca y mucho recao. Son cuatro cuerdas sembradas de todos los sabores que llegan luego a nuestras mesas. La finca MayagüeSano está en la carretera 348 en el Camino Juan Lebrón. La empresa, JR Hidropónicos, fue creada por Jonathan Rodríguez un mayagüezano del barrio Quebrada Grande.
“El concepto de los hidropónicos empezó con un proyecto que tenía mi papá”, dice Rodríguez, “construyó unos viveritos y de ahí yo seguí con esto, me independicé con mi finca”. La agricultura hidropónica “siembra” los cultivos en una mezcla de soluciones minerales y agua en vez del suelo. Es una técnica que se utiliza desde el Siglo XIX aunque existen documentos sobre el tema que datan de mucho antes. Se reconoce un trabajo de Sir Francis Bacon de 1627 como el primer escrito sobre el tema del cultivo en agua o hidroponía. Pero es en esta primera década del siglo XXI cuando la técnica ha adquirido proporciones mundiales. El proceso es limpio y relativamente adaptable a lugares donde la tierra no es idónea para sembrar o espacios interiores urbanos. Esta técnica evita que el suelo se sature con las prácticas agrícolas convencionales y aunque hidropónico no implica necesariamente orgánico sí hay una tendencia hacia lo orgánico de los agricultores que optan por el cultivo hidropónico.
En MayagüeSano los hidropónicos están sembrados dentro de unos viveros. “Tenemos muchas especies aromáticas y también tenemos productos de otras fincas que nosotros los empacamos y los vendemos”. Según Rodríguez aunque el proceso es bastante parecido al de sembrar en tierra se pueden adelantar unos quince días del cultivo al sembrar en un semillero para que germinen antes de pasar las plantas al vivero. “Con los hidropónicos tu tienes un control de las plagas, de la contaminación, le das los nutrientes que necesitan para que crezcan saludablemente en los viveros”. Rodríguez ha ido aprendiendo sobre la marcha y cuenta con la ayuda de su esposa, la agrónoma Yaileen Montalvo, quien también trabaja en la empresa que emplea un total de ocho personas. “Nosotros mismos empacamos y distribuimos”, dice sobre el producto que se consigue en casi todos los supermercados: SuperMax, Econo, Selectos.
Los costos fluctúan dependiendo del producto, pero, por ejemplo, el precio del paquete pequeño de espinacas ronda los dos dólares. Rodríguez asegura que esta industria es bien sacrificada. “Es un trabajo de siete días, no vas a entrar a las ocho y salir a las cinco y la gente por lo general no compra muchos vegetales”. Según Rodríguez desde que empezó la crisis económica la venta de vegetales ha mermado en un 40%. “No hay una tendencia hacia el consumo de vegetales”, sentencia.