Escuela Libre de Música: pasaporte a la libertad
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- por Millie Gil
A punto de cumplir 65 años el mayor logro de la Escuela Libre de Música, Ernesto Ramos Antonini de Mayagüez es que el 95 por ciento de los estudiantes que de allí se gradúan entran a la universidad.
Y es que según su director, Enrique Matos “el niño a través del estudio de la música o de cualquier otro arte adquiere disciplina, dedicación, concentración y compromiso, características que son de un ser humano en pleno desarrollo hacia un fin definido”.
En seis décadas la escuela ha graduado a unos tres mil estudiantes. “Nuestra filosofia es crear seres humanos de provecho para nuestra sociedad puertorriqueña e internacional a través de la educación musical, suena abarcador pero el niño que sale de aquí, que tiene esta experiencia se la lleva para toda la vida”, afirma el también director de la Orquesta Sinfónica de Mayagüez.
La escuela especializada con una matrícula de 600 estudiantes por año recibe niños de las escuelas públicas, privadas y de enseñanza en el hogar o “home schooling” desde cuarto grado hasta cuarto año.
“El mayor orgullo es que más del 95% entra a la universidad. Siempre hay un por ciento que no va a la universidad, van a trabajar o a escuelas técnicas pero el norte es que ellos saben para donde van y qué es lo que quieren. Porque no somos una escuela académica los graduamos de una vivencia, un aprendizaje y unos logros que se llevan para toda la vida”, destaca Matos.
Según dice es una “contradicción” que con esos resultados el Departamento de Educación insista en eliminar las plazas de maestros de música y bellas artes en las escuelas regulares.
“Yo, si fuera el secretario de educación para mí sería un requisito que hubiera cuatro maestros de bellas artes y por lo menos uno de educación física en cada una de las mil 543 escuelas que existen ahora mismo. Las bellas artes son parte del proyecto “no child left behind” pero no hay el convencimiento que un niño que trabaja las bellas artes entiende más su cuerpo, el de los demás, su ambiente. Entiende lo que es la historia, sabe donde está, porque es consciente de donde vino y puede planificar hacia donde va”, sentenció el también maestro de trompeta y banda.
Matos tiene su teoría de porqué el por ciento de estudiantes egresados de su escuela que se inclinan hacia estudios universitarios es mayor. “Se debe en parte al hecho de que un músico tiene que sacar tiempo para él solo practicar su instrumento, eso ya es indicativo de que está desarrollando autodisciplina y eso es bien necesario en el éxito de cualquier ser humano”.
Las escuelas libres de música fueron las primeras escuelas especializadas del Departamento de Educación. Actualmente hay más de 30, entre ellas escuelas especializadas en teatro, radio y televisión, bellas artes, que une las cuatro y agricultura. La de Mayagüez sólo trabaja la disciplina de la música, no se trabajan las materias académicas. Sólo hay seis escuelas libres de música. La de Mayagüez fue la primera que se fundó en el año 1946 seguida por la de Ponce y San Juan, más tarde se fundarían las de Arecibo, Caguas y Humacao.
“La visión de Ernesto Ramos Antonini fue que el niño puertorriqueño que no tenía el acceso para desarrollarse en el área de la música pudiera estudiar, porque en aquel momento tenía que ser rico para estudiar música y pagar clases privadas. Por eso desarrolló el sistema las escuelas libres de música por la libertad de que todos pudieran coger clases”, sentenció.
Hasta los años 50 las escuelas libres de música se regían por una junta, luego pasaron al Departamento de Educación para su administración, contratación y reclutamiento de personal bajo los parámetros de ese departamento.
En ese proceso de transición había maestros sin bachillerato a los que se les dio la oportunidad para que fueran a estudiar y se certificaran como maestros. “Mi papa fue un ejemplo de eso. El trabajó 30 años aquí. Empezó siendo un estudiante de cuarto año pero por su habilidad lo cogieron. Cuando pasa al Departamento de Educación se va a estudiar completando los créditos y su certificado de maestro. Fue maestro de trompeta, banda y percusión”. Su abuelo también fue parte de la facultad recién inaugurada la escuela.
Antes de ser director de la escuela, para lo que tuvo que completar dos maestrías en educación musical, administración y supervisión, Matos era maestro. Hoy día desde su puesto se ha propuesto hacer que se respete la escuela y a sus estudiantes.
“Los dirigentes o los filósofos de los gobiernos no tienen sentido artístico o desarrollo o una educación dentro del arte, entonces no ven la gran importancia del desarrollo de un niño con sentido artístico, aunque no sea un artista pero que sienta y padezca esa es la sensibilidad que le falta a nuestro país y al mundo entero. A los artistas no nos escuchan yo entendiendo eso desde mi posición trato de trabajar eso de esa manera. El niño que viene aquí tiene que llegar a prepararse, a sentir la presión del estudio de la música y siempre lo enfatizo”, recalcó.
Un elemento que dice es fundamental en estos días es que a los estudiantes hay que exigirle. Su experiencia es que en las expresiones artísticas, tanto musicales como en otras manifestaciones del arte los jóvenes están pidiendo controles.
“Un niño que se descontrola es porque está pidiendo control y a través de la disciplina del arte es una forma de que ellos adquieran autocontrol para que puedan aportar más a nuestra sociedad”, dijo.
El maestro se queja del daño que le hace a los niños la exposición a géneros musicales como el reguetón en el que muchas veces se dicen cosas que no tienen sentido.
“Antes llegaban y sabían cantar canciones, tenían habilidad para entonar, sentido rítmico pero últimamente no tienen esa habilidad, no tienen sentido de armonía y eso no permite que el cerebro se desarrolle a otros niveles. Se nos hace cada vez más difícil enseñar para que ellos vayan cayendo y nos percatamos que están perdiendo esa base”, lamenta.
En el género reguetonero, Matos destaca el trabajo de Tito El Bambino y René Pérez del grupo Calle 13 porque tienen estructura melódica y letras con sentido.
“Tu escuchas la música de René y la letra y la música tienen mucho sentido. Si lo comparas con los reguetoneros Daddy Yankee y Don Omar. Es el Rubén Blades, del género su ritmo es muy diferente a los otros reguetoneros. Yo puedo decir que tiene un coraje tan grande que lo expresa a través de lo que dice, pero no puedo aplaudir otras cosas que hace”, fue una cita.
A pesar del reconocimiento a esos dos músicos advierte que en la escuela se trabajan otros géneros a los que los jóvenes no están expuestos. “Aquí nosotros trabajamos muy diferente. Trabajamos música folklórica y música internacional, pero no llegamos a esos géneros externos modernos para que ellos vayan viviendo una riqueza que no tienen afuera. En cuanto a las letras de las canciones también somos muy cuidadosos: ni soez ni explotación a la mujer”.
A la Escuela Libre de Música de Mayagüez los niños tiene tres formas de entrar: por su habilidad para el canto; que haya tomado clases o sepa tocar un instrumento o a través de una prueba de percepción auditiva. En las pruebas lo que se busca es que tenga sentido del ritmo, sentido de espacio en la música, “hay que recordar que la música es el bien coordinar del sonido, el tiempo, el ritmo y la melodía”.
“Cuando el niño llega a nosotros, en nuestro proceso de reclutamiento llevamos pequeños grupos a escuchar y a ver conciertos. Les digo venimos a trabajar desde fundamentos de la música tradicional, clásica, folklórica y algunas cosas un poco más modernas. Aquí vas a recibir algo diferente a lo que escuchas día a día, eso no quita que esté el niño tocando cuatro y después está escuchando reguetón eso es aparte pero por lo menos le estamos dando un poco de lo que a nosotros nos dieron”, señaló.
La diferencia de esta escuela y las escuelas de la corriente regular es que aquí se mide el estudiante por su talento definido. Los que aprueban con más de 77 por ciento tienen las primeras oportunidades de ingreso. La última vez solicitaron 423 de los cuales casi el 50 por ciento aprobó con calificaciones por encima de lo requerido. Luego son sometidos a una entrevista para conocer lo que quieren estudiar.
Si algún estudiante se decanta por el fagot o la mandolina tiene su entrada asegurada, pero aquellos que se inclinan por la guitarra, el piano o la percusión tienen que competir por el puesto. Esto es así ya que esos son los instrumentos más solicitados.
Mejor suerte corren aquellos a quienes les interesa tocar el cuatro. “Vamos a coger todos los que podamos porque aunque no llegue a ser un gran cuatrista conque llegue a entender el instrumento nada más a largo plazo cuando sea un adulto dirá: yo toqué cuatro, porque le significa una vivencia”.
Si un niño tiene ganchos para enderezar los dientes no debe solicitar para estudiar un instrumento de viento, si es asmático tampoco. Si es muy alto es mejor que se olvide del violín pues le va mejor el contrabajo. “A un niño muy alto hay que asociarlo con instrumentos grandes”.
Por regla general las niñas prefieren la flauta, el clarinete y la trompa francesa. Y cuando se puso de moda el merengue todos los estudiantes querían tocar saxofón. El violín, sin embargo sigue siendo uno de los favoritos, para ello Matos se propone contratar un nuevo maestro ya que su meta es levantar el programa de cuerdas.
La escuela ofrece cuatro programas: el programa vocal coral; el programa de banda, instrumentos de viento y percusión; el programa de cuerdas frotadas, los que son de arco, violín, viola, violonchelo y contrabajo, y el programa de cuerdas de plectro, cuatro, guitarra y mandolina. Este último dice ya no tiene mucha demanda.
Veinte maestros componen la facultad de la escuela que atiende a 600 estudiantes por año y podrían ser más si se ampliara el horario escolar. Al hablar de Ramos Antonini, Ramos reconoce que fue un visionario que sufrió racismo y prejuicio, “pero fue más sabio y dijo: yo voy a hacer algo contra lo que nadie va a poder y fue este concepto, me imagino que habrá tenido que luchar. Yo creo que poca gente entiende lo que uno hace, si yo te dijera algo y no miento sólo el que se sienta aquí puede entender la gran responsabilidad que conlleva”.
Por el momento y después de cinco años en la dirección, el maestro de trompeta lo que quiere es dejar una escuela “sólida y que sea respetada por su trabajo, que nadie pueda contra nosotros”.
“En la Banda Estatal de Puerto Rico hay egresados de aquí. El Maestro, Roselín Pabón estudió aquí. Hay una maestra de viola educada en los Estados Unidos con unas credenciales extraordinarias que me dice: yo quiero venir a dar clases aquí, yo quiero venir a aportar a la educación. Hay muchas cosas pasando pero no lo sabemos porque no están en las portadas. Pero eso me llena más que salir en primera plana. Más importante es lo que ellos aportan aunque estén lejos, eso es lo que queremos. Toma esta herramienta, busca, encuentra y trae, no nos dejes en el olvido”, concluyó.