Los árboles emblemáticos de Mayagüez
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- por Federico Cedó Alzamora
Hay cuatro árboles que, en Mayagüez, revisten un carácter decididamente emblemático: el capá prieto, la palma real, el magó y la ceiba.
El Capá Prieto
Es un árbol grande, de la familia de las eretiáceas, de tronco erecto, que crece hasta alcanzar los 65 pies de alto. Su nombre es de origen taíno. Es más común en las estribaciones bajas de la región montañosa al Este de Mayagüez, por los montes que hay entre Las Marías y Maricao, en donde provee sombra a los arbustos de café. Es cultivado también por su valiosa madera y, por su hermosura, corno adorno paisajístico. Florece irregularmente. Su nombre científico es Cordia Alliodora-Boraginaceae. En los primeros años del poblamiento cristiano de la Isla, el Capá fue considerado como un árbol selvático, pues crecía espontáneamente por toda la Isla. Sus troncos llegaban a alcanzar una altura de treinta o cuarenta pies. Sus maderas tenían múltiples usos, pero eran destinadas principalmente a formar estantes y tablas, en la construcción de barriles o toneles y barcos, pues se distinguían por su duración y por su resistencia al agua.
En la Memoria del Gobernador don Juan de Melgarejo redactada en 1571 por el clérigo y presbítero don Juan Ponce de León y el bachiller don Antonio de Santa Clara, se menciona el Capá como un árbol silvestre, de nombre indio, que sirve para hacer navíos, casas y otras obras, el cual era parecido a las encinas de España.
En 1644, el Obispo de Puerto Rico, Fray Damián López de Haro y el canónigo don Diego Torres de Vargas, señalaron el Capá como una madera preciosa, útil para hacer los fondos de los navíos, pues era incorruptible y no la carcomía la broma (Teredo navalis), por eso, para el Siglo XIX, el Capá figuraba entre las principales maderas destinadas a la exportación, para la construcción de buques, aunque también era utilizada localmente, en Mayagüez, donde era muy abundante, para la construcción de casas, especialmente en la elaboración de las vigas. A causa de esto, para 1844 el Gobernador don Santiago Méndez Vigo prohibió el corte de maderas que tuviesen uso naval, como el Capá Prieto, pero a pesar de eso, para 1859 este árbol ya no era tan abundante.
El nombre de este árbol es emblemático de Mayagüez porque fue el escogido por los mayagüezanos que en 1868 conspiraban para hacer una revolución que vino a ser conocida corno "el Grito de Lares", para designar a la primera junta revolucionaria oficialmente reconocida en dicho movimiento, la cual estuvo integrada mayormente por hacendados, labradores, agricultores, pequeños propietarios y gente relacionada con el cultivo del café en la boscosa zona que se extendía entre Mayagüez y lo que hoy es el pueblo de Las Marías, que entonces era el barrio Furnias de Mayagüez. Fueron los miembros de la Junta Revolucionaria Capá Prieto de Mayagüez quienes fijaron la fecha y escogieron el sitio en que habría de estallar la revolución. Dicha Junta estaba presidida por don Mathías Brugman, quien también era conocido por ese sobrenombre,
Es obvio que este árbol era todo un símbolo para ellos, pues, lo conocían muy bien, apreciaban el valor de su madera, admiraban la altura que podía alcanzar, y quizás hasta valoraron el hecho de que florecía irregular o, más bien, impredeciblemente, cualidad de inapreciable valor en todo movimiento revolucionario, cuyas principales ventajas están en el secreto en que pueda desarrollarse, y en el elemento sorpresa que tenga a su favor, gracias a dicha cualidad.
Casi todos los barrios, quebradas y lugares de Puerto Rico que llevan el nombre de este árbol ubican en Moca, San Sebastián y Utuado, en la periferia de Lares. (La única excepción conocida es una antigua quebrada en Gurabo).
La Palma Real
Es uno de los cuatro árboles emblemáticos de Mayagüez, pues seis de ellas figuran en el escudo de la ciudad, no tan solo como " la mas regia manifestación de su flora" según se le indicó en 1894 a la Reina Regente de España Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, sino también en recuerdo del nombre de "Puerto de Palmas" con el cual se conoció a la Bahía de Mayagüez en el Siglo XVI. Su nombre científico es Roystonea borinqueña.
Hay también un gran simbolismo implícito en la coincidencia de que Jesús llegase a Jerusalén un Domingo de Ramos y fuese recibido por una multitud que agitaba ramas de palma y las ponía a sus pies, y que don Cristóbal Colón, cuyo nombre propio significa "Portador de Cristo", llegase a un puerto al poniente de Boriquén trayendo con él la fe de Cristo, y que pisara las playas de lo que después fue llamado Mayagüez.
Los taínos elaboraban sus macanas y garrotes de combate con maderas de palma real y, sglos después, según Fray Íñigo Abbad y Lasierra, las yaguas de esta palma eran muy útiles para cubrir y cobijar los bohíos, para llevar arroz o café y para defenderse de los aguaceros. Su exquisito palmillo, palmito o sea, el corazón de la palma, era alimento para el hombre, y su suculenta fruta verde servía para cebar a los cerdos. Sus maderas eran un excelente material de construcción y las erguidas palmas hacían las veces de pararrayos brindando seguridad a las viviendas próximas y a los transeúntes.
Una ley aprobada el 28 de febrero de 1902 dispuso la celebración en Puerto Rico del Día del Árbol el primer viernes de cada mes. Mediante voto secreto, los estudiantes de todas las escuelas de la Isla seleccionaron, por una inmensa mayoría, a la palma real como el árbol simbólico de Puerto Rico.
En 1970, a iniciativa de la Representante mayagüezana Hon. Ángeles Mendoza de Ortiz, se intentó infructuosamente designar el árbol simbólico de Puerto Rico. La selección estuvo entre la ceiba, la cual fue objetada por no ser una especie autóctona, y la palma real, la cual, aún siendo autóctona, fue objetada por su parecido con la palma de cocos, que era, como sigue siéndolo, la insignia de un partido político, la cual no es autóctona, pues fue introducida en 1549, de las islas portuguesas de Cabo Verde por el canónigo don Diego Lorenzo. A fin de cuentas, nunca se produjo medida legislativa alguna a estos efectos como tampoco se ha hecho en Mayagüez.
El Mangó
Esta reconocida especie frutal arbórea y tropical de naturaleza cosmopolita oriunda de la India, tiene también un decidido carácter emblemático para Mayagüez, no tan solo por ser un árbol que abunda extraordinariamente en los valles y cerros de Mayagüez, sino por florecer para la época de las fiestas en honor de Nuestra Señora la Vírgen de La Candelaria, Santa Patrona de la ciudad y por ser el árbol que produce la fruta emblemática de Mayagüez, cuyo sabor le ha sido poéticamente atribuido. Su nombre científico es Mangífera índica y crece en áreas tropicales que se encuentran entre el nivel del mar y los tres mil piés de altura. Lo ideal para su producción es un clima tropical seco, aunque hay variedades que se adaptan a climas algo templados y húmedos. La sequía anual que en Puerto Rico coincide con la Cuaresma conviene para cuajar las florecidas del árbol. Estas suelen comenzar para la época de las Candelarias y la poca humedad ayuda a que la flor no se enferme y se caiga.
Hay en Puerto Rico más de treinta especies del mangó de la India. Las variedades “Mayagüezano”, “Mangotino” y “Largo” son típicas de la Isla y dan sus frutas en abundantes y cargados ramilletes.
La popular variedad llamada “Edwards” es un cruce de las variedades “Haden”, de la Florida y la variedad “Carabao” de Las Filipinas. Su fruta reúne las cualidades del buen sabor y la jugosidad del “Haden” con las de poca fibra y buena textura del “Carabao”. Su color es amarillo y no erubescente o rojizo, como ocurre con el “Haden”. El árbol es de tamaño grande, resiste las enfermedades y se adapta bien enlas zonas húmedas.
Para la época del Grito de Lares, al ser intervenida por las autoridades militares la casa de la noble dama mayagüezana, doña Ana Martínez Pumarejo, a causa de que el esposo de ésta, don Francisco J. Méndez, era uno de los jefes insurrectos del movimiento revolucionario, ella instaló, impasible y resignadamente, su hogar, a la sombra y amparo de un añoso y corpulento árbol de mangó. Esto impartió a dicho árbol una decidida presencia protagónica del más profundo simbolismo en aquel dramático gesto de admirable estoicismo y decidida tenacidad espartana, simbólicamente perfecto, de la más fiel e irreductible rebeldía mayagüezana.
La Ceiba
La ceiba es un árbol corpulento de crecimiento gigantesco, de una especie nativa de la familia de las bombáceas y su nombre científico es Ceiba pentandra. Su tronco es grueso, sólido y de color ceniciento. Tiene flores encarnadas como las de los Hibiscos o Candelarias y los Lirios Rojos, ambas flores emblemáticas de Mayagüez, que suele alcanzar los cien pies de altura. Los Taínos, igual que los Mayas, consideraban las ceibas como árboles sagrados. En ambas culturas, los indios solían reunirse bajo su sombra para discutir asuntos importantes y tomar las decisiones más trascendentales. Por eso, en los alrededores de muchas ceibas se han encontrado cemíes, señal del lugar prominente que estas tenían en sus creencias y costumbres.
La madera de la ceiba es blanda y ligera, pero tenaz, y por eso, fácil de trabajar. Era utilizada por los taínos en la confección de los tambores con que acompañaban sus areitos y sus troncos, en una sola pieza ahuecada con ayuda del fuego, eran utilizados para hacer grandes canoas de hasta cincuenta pies de largo y de diez a catorce pies de ancho, en las cuales navegaban entre las islas.
Hay una vieja y enorme ceiba en los anchos arenales de la playa de Guanajibo, junto al Residencial Colombus Landing, a la cual una centenaria tradición mayagüezana le ha atribuido el haber servido de punto de referencia para el fondeo y amarre de las carabelas Descubridoras con lo cual su popularidad trasciende los límites de Mayagüez, pues concierne a un asunto que interesa y apasiona a todo Puerto Rico. Hace más de dos siglos ese ejemplar le dio su nombre al lugar donde se encuentra, el cual tiene personalidad histórica, pues cuando todavía no existían muchos de los barrios que actualmente configuran la ciudad de Mayagüez en el Siglo XVIII, dicho lugar era ya conocido como "el Sitio de La Ceiba".
Sitio de La Ceiba". Esto imparte a dicho árbol un decidido carácter emblemático, no tan solo en lo que concierne al barrio Guanajibo, sino respecto a la teoría del fondeo de la Real Armada Descubridora de Castilla al mando del Gran Navegante y Descubridor don Cristóbal Colón, Almirante de la Mar Océana y Virrey de Las Indias durante dos días, y su desembarco en la Ensenada de Mayagüez el 19 de noviembre de 1493, la cual a su vez es fundamental en la historia de la ciudad, cuyo escudo, bandera, sello, himno y monumentos en su plaza principal evocan dicha escena señalada e insistentemente.