El niño azul: una novela romántica en el Mayagüez del siglo XIX
- Detalles
- por Millie Gil
En el marco de la celebración de los 250 años de la fundación de Mayagüez, una novela histórica escrita por el médico infectólogo Bernard Christenson acapara la atención de los mayagüezanos y del comité de celebración: El niño azul, una historia de reencuentros con figuras cimeras de la historia nacional y la historia de la Sultana del Oeste que “hace recordar la época de hombres célebres que iluminaron la ciencia, la salud y la cultura desde Ramón Emeterio Betances hasta Agustín Stahl y (Bailey) Ashford”.
“Yo había escrito muchas cosas históricas previamente a esta novela de otros personajes históricos de Puerto Rico y había escrito sobre la epidemia del cólera y otras epidemias que ocurrieron después de los huracanes y como había leído tanto del siglo XIX y siglo XX decido crear una novela que contenga esos primeros años y lo creé utilizando como trasfondo la epidemia del cólera que fue evento cataclísmico para Puerto Rico en el que fallecieron más de 50 mil personas por la misma, y encuentro que es un evento olvidado. La mayoría de la gente desconoce el evento que ha impactado a muchos pueblos especialmente Mayagüez”, dijo a mayaguezsabeamango.com Christenson, un boricua de ascendencia noruega.
La ópera prima del médico editada por Terranova Editores tiene más de Cayetano Coll y Toste que de ningún otro de esos médicos decimonónicos que tanto admira, en parte porque es compueblano suyo.
“Cayetano Coll y Toste es de Arecibo y tiene una serie de libros históricos que a mi me apasionan muchísimo todos los datos históricos que él adquirió a través de los tiempos. Fue científico, arqueólogo, erudito, escritor y la colección de los documentos históricos que el tenía era impresionante. Me llama mucho la atención una serie de cuentos de personajes históricos y en cierta forma me influenciaron en diferentes capítulos que escribí en la novela”, recalcó.
En la obra de Christenson “Mayagüez es un personaje como Federico Álvarez Caballero, el protagonista de la misma y con él va sufriendo los embates de la naturaleza y como él se transforma estoicamente en la Sultana del Oeste”, según la profesora Marlene Acarón, a quien el autor reconoce como su amiga del alma y profesora de literatura en el Colegio de Mayagüez quien hizo la presentación de la novela en el recinto mayagüezano de la Universidad Católica.
Acarón está convencida de que el encanto y la historia de Mayagüez se entraron en los afectos del autor, en su curiosidad investigativa y en su obra narrativa. “Sí, porque esta novela es en buena medida un homenaje a la historia de los sucesos más trascendentales del Mayagüez de finales el siglo XIX y principios de XX”.
El personaje central de la novela es un niño de cinco años que contrae el cólera morbo, en la epidemia que causó estragos alarmantes en Mayagüez en el año 1855.
Entre los datos reales que el autor intercala en la novela destaca la extraordinaria entrega del Dr. Ramón Emeterio Betances quien se enfrenta a la epidemia casi en solitario y ordena quemar los ranchos de los esclavos quienes morían por centenares. Unas 50 mil personas murieron en Puerto Rico como consecuencia de la terrible enfermedad que en Mayagüez atacó de manera virulenta a los pobres y los negros.
Lo de niño azul es una metáfora con la que juega el autor a través de la novela pues es el color que adquiere la piel de los que se infectan de cólera morbo. Sin embargo, “Christenson construye las diversas metáforas de los azules desde el que anuncia el cólera morbo hasta el que enamora en unos inolvidables ojos celeste”, dice Acarón.
En la obra de Christenson conviven personajes históricos y ficticios que inciden y dan unidad al personaje central de la novela.
“El autor ha hecho un buen balance de lo que les ocurre a los personajes con los sucesos desventurados y ocasionados por la naturaleza. Esa es la mayor virtud -mirándolo desde el punto de vista objetivo- de un narrador que se inicia sin ningún tipo de formación literaria, más allá de los cursos que tomó siendo un buen lector y por eso quizás haya mucho más de investigación historiográfica que de imaginación narrativa”, sentencia Acarón.
“Me encanta recordar esos tiempos. Uno paseaba por Mayagüez y podía visualizar por donde entró el tsunami y los diferentes edificios que se afectaron por el terremoto (del 1918) y después mirar y correlacionar los retratos con diferentes calles y hospitales y cementerios. Siempre me fascinó ese aspecto especialmente, y uno caminaba como estudiante por Mayagüez y se transportaba a esa época, cuando la cuidad estaba en el pico de su prosperidad económica, cultural y social que era envidiable”, dice el autor.
Según la catedrática, a pesar de que la novela de Betances tiene elementos históricos al igual que las obras de los médicos del siglo XIX, lo que sucede con esta novela es que el autor le ha dado mucha importancia a los asuntos médicos y científicos, es decir, a la patología sufrida por un pueblo.
“Y se ha divertido buscando que pasó, cómo pasó y cómo lo remediaron. Entonces al incluir médicos que nosotros sabemos que pertenecen a la historia y al encontrar en la novela esa sensibilidad de Betances frente a gente moribunda nos lo hace cada vez más grande. Me parece que al ser un médico de hoy, y ser un enamorado de la investigación lo pone en mayor proporción de la historicidad patológica en Puerto Rico que a otros médicos que han escrito”, dijo.
“Todos esos médicos que menciono en el libro fueron portaestandartes y ellos se quedaron y lucharon por el pueblo de Mayagüez. Igualmente en Arecibo, mi pueblo natal hubo médicos que murieron y lucharon contra las epidemias de la época y uno a través de ellos está dando un homenaje a esa gente que luchó por el pueblo”, dice el autor.
Christenson, según Acarón escribe una novela en el siglo XXI con las características de un autor del siglo XIX y el resultado es una novela romántica que tiene mucho mérito.
“Entra en un trabajo narrrativo que tiene un matiz romántico y no es una novela de hechura actualizada. Por lo mismo que ha retrocedido a lo del siglo XIX ha tratado de buscar una novela romántica. Yo después que la obra sea creativa, después que no se le quite a nadie lo que ha escrito para meterlo en lo suyo y después que la gente tenga arresto para escribir -quizás porque yo le tengo tanto respeto y miedo a lo que escribo- pues por eso le doy mérito”.
La explicación del autor no podía ser más convincente pues tiene fascinación por el siglo XIX y por los personajes que le habitaron. Destaca entre otras razones la cultura y la tenacidad de los mismos.
“Quería hacer una novela que pudiera demostrar ese tipo de historia de esos personajes. Muchos de ellos eran inmigrantes. En un momento dado, antes de la epidemia en Mayagüez esos personajes eran inmigrantes que contribuyeron muchísimo a la historia del pueblo. Es un homenaje a esas personas y estos personajes en la novela son como un híbrido de esos personajes que vienen de diferentes partes del mundo, como el padre de Federico que viene de Asturias y se establece aquí”, hemos citado.
El médico ya trabaja en su segunda novela que según dice está muy adelantada. El tema es totalmente diferente. La historia se desarrolla en un pueblo fronterizo en España y trata sobre el robo de patrimonios históricos y culturales.
“Tenemos gente que se está robando el patrimonio cultural de las iglesias, las tumbas y quiero hacer una novela en ese sentido que es un problema que nos debe preocupar. Aquí puede pasar como ha ocurrido con el robo de las obras de José Campeche", concluyó.