Sin vida la Agenda Cultural del Colegio
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- por Amanda Carmona Bosch
“Estábamos una noche en la Plaza Colón viendo la película La mala educación de Pedro Almodóvar. La cartelera había pasado la aprobación previa del Municipio. De momento, uno de los empleados nos avisó que iban a cortar la película. Sin casi tener tiempo para reaccionar, la función se acabó. Todos nos quedamos boquiabiertos. Por unos segundos temí que los estudiantes arrojarían las sillas a la pantalla en protesta por la censura, pero afortunadamente no lo hicieron. Tras varios días, el Alcalde nos envió una carta pidiendo disculpas y ofreciéndonos otro día para la reposición. La noche de la reposición tuvimos el lleno más grande que había vivido nuestro Cine bajo las estrellas, con la mitad de la plaza a rebosar de colegiales y de vecinos de Mayagüez y otros municipios”, dijo a mayaguezsabeamango.com Laura Bravo, una profesora del RUM y gestora cultural.
La anécdota lo dice todo. Cine bajo las estrellas, con películas latinoamericanas, clásicos internacionales y hasta cine mudo, fue un éxito. Igual que los dos Festivales Urbanos 00680 (el código postal de Mayagüez), el primero en el Bulevar Báez García y el segundo en el estacionamiento del Town Center que lo ayudó a auspiciar. Éste llegó a juntar simultáneamente en un sólo día más de veinte grafiteros, otros tantos bailarines de breakdance y músicos de hip-hop, rap y reggae, además de jóvenes artesanos del spray. Ambos eventos fueron multitudinarios. Lo mismo pasó con la obra de teatro El Marqués de Sade le teme a la mar.
En fin, todo un revuelo que “ocupaba” a Mayagüez y era fríamente calculado para crear “vida cultural en lugares alternativos al recinto”. Porque como dice Laura, “la polémica nos sirvió de excelente promoción para la serie y para numerosos debates sobre cine, sobre la cultura y el acceso a ella, sobre la censura y sobre el derecho a ver y a opinar”.
Los profesores Laura Bravo, Anayra Santory (coordinadora), Lydia Margarita González Quevedo y José Antonio López, son los miembros del Comité de Promoción Cultural/Ocupar la Ciudad que desde 2005 hasta hace un año, inventaron, organizaron y lograron sacar adelante actividades como éstas en la primera etapa de la Agenda Cultural del Colegio de Mayagüez. Muchas otras se llevaron acabo dentro pero sin dejar de invitar al público en general. (Nos referimos en esta historia a las que se celebraron fuera del recinto.)
“Algunos de estos profesores pasaron a ser miembros no oficiales de este grupo pero se han ido incorporando otros, como Rafael Jackson, Aravind Adyanthaya y Rosa Plá. Sin embargo, “fue la profesora Lisette Rolón, Directora del Departamento de Humanidades, la que tuvo la luz de la idea de salir de nuestra frontera de académicos” hacia la comunidad que la rodea.
La idea de “ocupar la ciudad” era gestionar proyectos culturales, artísticos, musicales y teatrales “más que para los estudiantes, para llenar espacios vacíos de la ciudad al ofrecer algo diferente a lo folclórico, lo comercial, lo tradicional”. Era utilizar la plaza, el parque, el bulevar, el mall, lugares públicos y privados... “donde hemos sido acogidos de una manera exitosa. Empezamos con el ciclo de cine en el Parque de los Próceres. El municipio nos proveía una carpa por si llovía, una pantalla, la laptop y el sonido. Las películas y documentales eran presentados por sus directores si era posible, si no, por profesores que daban una charla explicativa antes de la función; luego se planteaba un foro y se establecían debates”, como en las tertulias del ayer.
Esto nunca se había hecho en Mayagüez. Hoy día, al Recinto Universitario de Mayagüez acuden trece mil estudiantes de los cuales la mayoría no estudia ingeniería, disciplina por la cual el Colegio es famoso. Entonces no es casualidad que cuenta con un Departamento de Humanidades donde se puede estudiar cinco bachilleratos: en artes plásticas, teoría del arte, filosofía, literatura comparada y francés. De hecho, a través del tiempo algunos rectores del Colegio se esforzaron para que todos sus estudiantes tuvieran accesibilidad a educarse en las ciencias inexactas de las humanidades como complemento a las ciencias exactas de sus especialidades y así formar profesionales cultos. Lo nuevo es llevar las manifestaciones artísticas consideradas o no como más intelectuales... a la gente.
“Si te metes en Facebook y pones en el buscador Agenda Cultural UPRM te salen casi cien actividades de las que hemos hecho, con muchas fotos. Además, se presenta como novedad la posibilidad de que los lectores puedan visitar y contactar la página de la Agenda Cultural en Facebook o enviar un correo electrónico con un sólo click en el propio documento en PDF”, dice Bravo.
Además de lo ya dicho, el grupo gestó una serie de conciertos, llamada Travesía, para la cual también se formaban colas desde cinco horas antes del comienzo, obras de teatro, una serie de charlas de importantes artistas e intelectuales puertorriqueños que conversaban con los oyentes, llamada Iconos en la Calle, “actos performáticos” e improvisaciones en la Plaza Colón y exposiciones de arte al aire libre, en el Town Center y hasta en un salón de belleza.
“Hicimos varias jornadas de trabajo con la comunidad de Río Cañas en el Museo Hostos. La organizadora fue Lydia Margarita y nosotros participábamos con actividades como talleres de arte, de poesía, de cocina, de huertos caseros, etc. Se llamaba Ocupa tu Museo. En una de estas actividades vino José Alicea. Queríamos romper estereotipos y barreras sobre lo que tiene que ser la cultura, hacer algo más a nivel de la calle, más experimental”, insiste Bravo.
Este ambicioso e incluyente programa de gestión cultural, planificado desde las esferas de la Academia mayagüezana intentó llenar el perturbador vacío de nuestras calles y plazas a partir de las cinco de la tarde. Y ¡fue un éxito a pesar de!... o en la medida de lo posible, pues según Laura “los medios de difusión regionales y sanjuaneros “ignoran nuestros comunicados o no hacían suficiente por su publicidad; teníamos que luchar mucho por aparecer en los medios. Mayagüez tiene grandes dificultades para aparecer en la prensa y en la TV, ni te digo”.
Ocupar la ciudad “llamaba la atención por presentar el desnudo o la sexualidad o el grafiti como algo natural, en vez de inmoral lo uno y vandalismo lo otro”. En la Plaza de Colón, además de películas que tratan el tema de la homosexualidad, también se presentó el documental Juan Meléndez-6446 (2008) sobre las fallas de la administración de justicia y los peligros del discrimen racial y social en el caso de este puertorriqueño condenado a muerte en los Estados Unidos. Y al pie de la estatua de Colón se discutió “el mito de los orígenes y los orígenes del mito” al hablar de la controvertible hazaña del navegante.
Por otro lado, “debido a la falta de una plataforma establecida” este programa resultaba en una labor titánica de planificación y realización para el Comité, con un presupuesto ridículamente bajo de unos diez mil dólares anuales. Recibían dineros de la oficina del Decano de Artes y Ciencias, del Departamento de Humanidades y de Vice-Presidencia, pero les esperaba un camino interminable de rémoras burocráticas en el Colegio. Traer un invitado al Colegio no es fácil, el proceso de permisos y contratos puede durar todo un semestre al igual que el cheque de los invitados. Luego había que pegar carteles, contactar al municipio, llamar a los periódicos, poner sillas, y hasta limpiar. Aún así, estos profesores no se daban por vencidos, cada año incrementaban y diversificaban las propuestas. Pero lamentablemente, “después de cuatro años, cuando ya todo estaba montado, vino el recorte de presupuesto y ahí nos quedamos”.
La Agenda Cultural ya no existe; por falta de auspicio sobretodo pero también por falta de apoyo de los medios de comunicación. Murió en diciembre de 2009. Mas no descansemos en paz.
Laura Bravo está segura que en España, de donde ella es oriunda, los jóvenes estudiantes hubiesen lanzado las sillas contra la pantalla por la censura de la película La mala educación de Almodóvar. No nos extraña si pensamos que los españoles sufrieron una brutal censura durante cuarenta años. Pero aún así y viendo nosotros cómo a este programa tan exitoso y tan necesario se le ha eliminado de un cantazo el presupuesto, ¿no deberíamos tirar las sillas contra el piso y poner el grito en el cielo por el abandono de “la buena educación” de la Agenda Cultural del Colegio y exigir no sólo su presupuesto, sino su incremento?! Dinero hay, el problema es quién decide cómo se usa.