Vitín Avilés: protagonista de la época de oro de la música puertorriqueña
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- por mayaguezsabeamango.com
Aunque se paseó con éxito durante las épocas doradas por el merengue, la guaracha, la rumba y el bolero, al lado de figuras como Tito Rodríguez, Tito Puente y Charlie Palmieri, el mayagüezano Vitín Avilés murió sin la gloria de los grandes, solo y sin fanfarria.
Decían los críticos que era tan buen rumbero como bolerista; un intérprete versátil y de estilo único que grabó con todos los reyes de la rumba y el mambo de su tiempo, desde José Curbelo hasta Pupi Campo y desde Noro Morales hasta Machito y sus Afrocubans. Cerca de 50 álbumes de música cubana tradicional y salsa, acompañado por bandas y conjuntos estelares, son parte de su legado. Sus colaboraciones con otros solistas y agrupaciones salseras integrando los coros sobrepasaron el centenar.
Se dice también que sería una gran estrella, pero su timbre de voz era demasiado parecido al de Tito Rodríguez, y no pudo desarrollar una carrera en solitario como hubiera querido. Grabó solo cuando su amigo Tito ya había muerto.
Recordado por éxitos como 'La televisión', 'La hija de Lola' y los boleros 'Temes' y 'Por qué ahora', su consagración definitiva se registró en 1974 cuando Joe Cain le produjo, con arreglos de Tito Puente y Charlie Palmieri, el álbum 'Canta al amor', basado en boleros de Tite Curet Alonso y Bobby Capó.
Sus orígenes
Víctor Manuel Avilés Rojas nació en el Barrio San Silvestre de Mayagüez el 30 de septiembre de 1924. Vitín Avilés era un músico intuitivo, que jamás estudió canto ni instrumento alguno. Durante su temprana juventud ejerció el oficio de barbero que aprendió con su progenitor, al tiempo que hacía sus pinitos como aficionado en diversos programas de la radioemisora WPRA en su natal Mayagüez. Por su privilegiada voz, se le anunciaba pomposamente como «Mojiquita», sobrenombre con que se pretendía compararlo con el aclamado tenor mexicano José Mojica.
Aunque durante sus años de juventud Vitín estuvo dedicado al oficio de la barbería, siempre tuvo claro que quería ser 'El cantante del amor'. "Mi papá era barbero y me obligó a aprender ese oficio. Él me decía: 'Vitín, un músico cuando se pone viejo ya no sirve, nadie lo quiere, pero un barbero... cuando recorta a un cliente, ese mismo vuelve a las dos semanas a traer los centavitos y así ese barbero no se va a morir de hambre, en cambio un músico sí', así que me alegro de haber seguido ese consejo de mi padre", relató Vitín en un espectáculo en Colombia.
En 1943, emprendió su carrera profesional en la música al incorporarse a la Orquesta Hatuey, dirigida por el pianista William Manzano. Con aquella agrupación, en la que también figuraba Mon Rivera, estuvo cerca de un año. Y, luego de varios meses en la Orquesta Anacaona, del pianista cubano Abdías Villalonga, decidió radicarse en San Juan, en 1944.
Al trasladarse a la capital se unió a la agrupación del trompetista Miguelito Miranda -a la cual también perteneció el reconocido percusionista Rafael Cortijo y el cantante Santos Colón- y en 1945 hizo maletas y viajó a Nueva York, que para entonces era una de las plazas más importantes para los músicos hispanos. Allí se consagró como uno de los intérpretes más polifacéticos en la era del mambo.
En la Gran Manzana
Cuando se hace mención de los bravos de la época musical del 40, están en la lista a orquestas y artistas prestigiosas como Armando Oréfiche y sus Lecuona Cuban Boys, el Sexteto La Playa, Xavier Cugat, Tito Puente, Charlie Palmieri, Noro Morales y Enrique Madriguera, entre otros. Vitín, antes de terminar la década, ya había grabado con todos los anteriores.
El debut en la música y en la fama de Vitín Avilés fue junto al legendario Xavier Cugat en uno de sus tantos álbumes del sello Tropical Mood. A juicio de muchos de sus seguidores, un gran mérito de Vitín fue haber sido seleccionado por Cugat como vocalista del álbum ¡Merengue by Cugat!, grabado en 1955, respondiendo a la petición del entonces dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Tal producción sigue siendo considerada la más exitosa, a nivel mundial, en la historia del merengue.
En la Gran Urbe agotó una pasantía de doce años (1947-1959) con la famosa orquesta del cubano Pupi Campo, también cantante. No obstante, en el ínterin colaboró en grabaciones con la Lecuona Cuban Boys, Machito & His Afrocubans, las encabezadas por Enrique Madriguera, Moncho Usera, Tito Puente y Tito Rodríguez, así como con Payo Alicea & Sexteto La Playa, el Cuarteto Marcano y con la gran banda de Cugat.
Culminado su ciclo con Pupi Campo, el talentoso puertorriqueño fue reclutado por su compatriota Noro Morales, con cuya orquesta trabajó en muchas ciudades de Estados Unidos y en Puerto Rico. Allí compartí escenario con Elías Lopes. Desde 1959 hasta el fallecimiento de aquel virtuoso pianista, actuó permanentemente en el Hotel La Concha, en San Juan, aunque mantenía su residencia oficial en Nueva York.
Posteriormente, fue vocalista oficial de la batuteada por Usera (1964-1965); dirigió su propio combo y grabó como solista para los sellos Seeco y Musicor, así como con Steve Hernández y su Orquesta Latinoamericana (1970). Durante el período 1971-1975, además de actuar frecuentemente frente a su grupo, fue habitual en la nómina de la banda de Charlie Palmieri. Con éste se acreditó tres exitazos: las guarachas “La vecina” y “La hija de Lola” (originales de Raúl Marrero) y el bolero “Dueña de mi corazón”, de Pepé Delgado.
Junto a Adalberto Santiago, le hizo coros a exponentes como Charlie Palmieri y La Lupe. El artista mayagüezano se conoció en el ambiente como “El Cantante del Amor”.
El nombre de Vitín Avilés alcanzaría pleno cartel estelar a partir de 1974, luego de más de 30 años de intenso quehacer artístico. Aquel año grabó el disco de boleros “Canta al amor” que generó tres éxitos: “Fui más leal” y “¿Por qué ahora?” (de Bobby Capó) y “Temes” (de Tite Curet Alonso). Esta producción es considerada un clásico de la discografía nacional.
La controversia
A su álbum mejor vendido, “Canta el amor”, cuya producción dirigieron Tito Puente y Joe Cain, le siguió el titulado “El mensajero del amor”, editado por Alegre Records en 1975 y cuya dirección musical se delegó al argentino Horacio Malvicino. A raíz de aquellos lanzamientos se recrudeció una vieja polémica basada en la similitud de su estilo y de su timbre vocal con los de Tito Rodríguez. ¿Quién imitaba a quién? Tal era la incógnita que muchos admiradores de ambos anhelaban develar. Cuando cada cual hacía solos, hasta a los más fervorosos seguidores de ambos les resultaba difícil diferenciarlos.
Aunque Vitín nunca estudió música de modo formal, supo educar su voz magistralmente. Un manejo especial de las notas y una entonación semi hablada, casi poética, le sirvieron para posicionarse como uno de los intérpretes más románticos dentro del bolero; a esto se le sumaba su perfecta dicción a la hora de cantar, la cual confesó haber aprendido del mismo Tito Rodríguez.
Tanto Vitín como Tito, amigos desde muy jóvenes, disfrutaban de la controversia que había surgido en torno a ellos y nunca uno acusó al otro de pretender imitarlo, aunque la mayoría de los coleccionistas y conocedores seguirían insistiendo en que la característica de acortar la duración de las notas y entonar semi -hablando las melodías, así como el peculiar timbre vocal que guiara al estrellato a Tito Rodríguez se evidenciaron primero en Vitín Avilés.
"Debo confesar que a mí no me da coraje que me comparen con Tito, porque no me están comparando con ningún 'Juan Parangana'; él fue un cantante romántico y salsero que triunfó cuando grabó 'Me lo dijo Adela', pero aún así, yo comencé primero que él, porque cuando grabé en 1945, el disco salió disparado y mi nombre ya era mencionado en la radio y los periódicos. Aún así, es un motivo de orgullo y satisfacción que me comparen con una estrella como él".
"Si no es porque Bobby Capó me da el bolero 'Por qué ahora', yo digo que no sería Vitín Avilés ni hubiera triunfado en tantos países que he visitado. Esa canción causó una sensación terrible, la pegué con gran facilidad, y poco tiempo después que él me dio ese número, murió. Por el lado de Tite Curet Alonso, él compuso 'Temes' para que la grabara Tito Rodríguez, y como Tito murió y ni siquiera la escuchó, tuve la suerte de grabarla y revolucionar el bolero cuando salió al mercado".
“Era bueno en todo, completamente polifacético, un magnífico cantante, con una voz de seda. Empezó antes que Tito Rodríguez y nunca fue su imitador”, recordó Víctor Gallo.
El ocaso
Pasado el segundo lustro de los 70, la popularidad de su carrera descendió y fue olvidado por las disqueras y los productores. «La voz la mantuvo hasta el final. Estuvimos en actividades y cuando cantaba se quedaba con el show. Se había dedicado a cantar con pistas», comentó desde Nueva York el compositor Mike Amadeo, quien le compuso canciones como 'Son las 12' y la guajira 'No me dejes'.
La compañía Fania, que había adquirido el catálogo Alegre, no dio seguimiento al impacto de aquellas producciones bolerísticas que hubieran encaminado a este gran cantante hacia la consagración definitiva. Además, en Nueva York, Puerto Rico, Venezuela y otros mercados importantes, la radio limitó la difusión de música romántica para dar paso a la balada pop, forzándolo a concentrarse en el ámbito salsero. En 1979 grabó en Caracas el álbum “Vitín Avilés con la Súper Orquesta Venezuela”, compartiendo las vocalizaciones con Nelson Pinedo y Nelson Alizo.
A partir de los 80, dedicaría la mayor parte de su actividad musical al trabajo de estudio, integrando los coros en grabaciones de otros artistas. Con cierta regularidad se presentaría en salones de baile acompañado por diversos conjuntos.
Vitín Avilés se casó con Isabel González en 1983. De su primer matrimonio es fruto Víctor Manuel Jr. nacido en 1944. Tiene otro hijo, Christopher, nacido en 1979, que es adoptivo.
Se comenta que Vitín no cuidaba su salud, a pesar de su obesidad y la diabetes crónica que le aquejaba. «No estaba cuidándose, le gustaba la bohemia, nunca entendió cómo pudo ser relegado al olvido a pesar de su exitosa trayectoria. Tenía mucha dificultad con el caminar. Tuvo muchos problemas en la vida y llegó un momento en que no pudo más. Pasó por aquí a buscar una música la última semana de diciembre 2003. Lo hizo batallando en un silla de ruedas porque el pobre ya no daba más», indicó a una publicación salsera Víctor Gallo, gerente de Sonido Inc., compañía que custodia los catálogos de Alegre, Tico y Mardi Grass, los cuales contienen parte de su obra.
Falleció el 1 de enero de 2004 en el Hospital San Vicente de Manhattan en la ciudad de Nueva York, víctima de una diabetes crónica y una prolongada obesidad producto de sus desmanes alimenticios. Conforme a su voluntad sus restos fueron cremados.
Con la muerte del bolerista y guarachero puertorriqueño en Nueva York iniciaba el fin de una era dorada de la música tropical hecha por boricuas allá.
“Fue uno de los pioneros. Su música llegó al mercado americano. Abrió muchas puertas", dijo Johnny Pacheco tras su muerte.
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